domingo, 22 de marzo de 2009

LOS NÚMEROS QUE NO CIERRAN por Jorge Lanata



“En Argentina decimos ‘patear para adelante la cosa’, extenderla en el tiempo para que finalmente nadie sepa muy bien qué es lo que se reclama, la opinión pública se olvide, los vecinos se desgasten y prescriban las causas. Como si ese ‘adelante’ perteneciese a otro planeta o a otras personas que no sean nuestros hijos.
”Silvana Buján, en “Gobiernos silenciosos, el poder de las multinacionales”.

“Patear para adelante: expresión de origen futbolístico; significa dejar al futuro los problemas que no se pueden enfrentar en el presente.” En Jergasdehablahispana.org “Ahí está la renegociación de la deuda externa y la quita del 70% de su deuda, ahí está el chau al Fondo Monetario Internacional, ahí está esa nueva Argentina que quiere amanecer y va a amanecer.”
Néstor Kirchner en La Plata el 17 de marzo, en su primer acto no oficial como candidato.
“Somos un gobierno que venimos pagando viejas deudas, un gobierno pagador de deudas de la democracia, desde el nivel de desendeudamiento que usted, ex presidente, comenzó a poner a nuestro país cuando canceló la deuda con el Fondo Monetario Internacional (aplausos). Siento que somos un gobierno pagador y pagador de deudas que contrajeron otros o que las construyeron otros, mientras que muchos de ellos, sin embargo, nos dicen que somos un gobierno que nos gusta manejar y administrar la caja.”
Cristina K en el acto de presentación de la Ley de Radiodifusiónen el Teatro Argentino de La Plata, el 18 de marzo.
Los números de 2009 están en rojo: aunque la administración K ha sido, en la historia argentina, la mejor pagadora de los organismos de crédito, la deuda externa sigue subiendo y los vencimientos previstos de capital e intereses suman 16.250 millones de dólares. Según estadísticas de la Subsecretaría de Financiamiento Argentina, debe, a diciembre de 2008, 145.975 millones de dólares, una cifra superior a los 144.222 millones de 2001, cuando el país cayó en default. Pero, como se trata de matemáticas, todo es relativo: el pasivo del país sube a 174.959 millones de dólares si se suma la deuda en cesación de pagos desde 2002 y que no participó del canje de títulos que el gobierno ofreció en 2005, con una adhesión del 76% de los acreedores. Embarrados por el lodo de la Sierra Maestra y despotricando contra la injusticia del orden mundial y los bancos, el matrimonio presidencial pagó, desde 2003, 25.187 millones de dólares. Su estrategia de taparles la boca a los bancos con dinero va en aumento: el año pasado la deuda creció 1.247 millones y la junta revolucionaria de gobierno pagó alrededor de 16 mil millones por amortización, intereses y recompra de la misma.

Fue justamente el calendario de vencimientos de 2009 uno de los elementos de mayor peso a la hora de anunciar el adelanto de las elecciones. ¿Podrá el Gobierno mantener el dólar a cuatro pesos antes de octubre y, a la vez, contar con los dólares suficientes para pagar la deuda? La recesión mundial y la reactivación de la crisis del campo incidirán negativamente en el ingreso de dólares de las exportaciones, lo que traerá consigo un declive progresivo de la recaudación, retracción de la actividad general y, eventualmente, un aumento en los despidos y suspensiones. Sólo en agosto próximo, los presidentes deberán pagar 2.177 millones de dólares por Boden 2012. El vencimiento más importante del año, agendado sólo un mes antes de las elecciones programadas. La estrategia, desde el verano, es la de “patear para adelante”: así se canjearon préstamos garantizados que redujeron los pagos previstos a casi la mitad. Lo de “casi” no es un error semántico: nadie sabe, en verdad, cuánto se debe exactamente.

–No lo sabe ni Dios –le dijo a este diario un funcionario del área económica (ver cuadro 1 en versión impresa).

Casi la mitad de la deuda, el 48%, está en pesos argentinos; el 41%, en dólares estadounidenses; el 10%, en euros; el 2%, en yenes, y el resto, en otras monedas. Como el peso argentino se depreció el año pasado un 10%, la deuda calculada en moneda local disminuye cuando se la mide en dólares. La parte de la deuda en pesos explica la “estrategia Patota” en el INDEC, ya que se ajusta por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), que se basa en el índice de precios. Para el INDEC, la inflación de 2008 fue la más baja de los últimos cuatro años: 7,2%, aunque las evaluaciones privadas la triplican.

–Si se hubiera tomado una inflación del 20%, la deuda habría aumentado 13 mil millones de dólares –argumentan los acólitos de Moreno.

Otra vez números: relativamente cierto. Al subestimar la inflación se sobreestima el crecimiento de la economía; como la otra parte de la deuda está atada al crecimiento, lo que se ahorra en un lado se pierde en el otro. Peor: los cupones atados al PBI se cancelan en cash todos los años y la indexación por inflación sólo impacta en los pagos desde 2020 en adelante, cuando Moreno no sea ni siquiera un mal recuerdo, o gobiernen Máximo y Florencia K.

En 1976 cada argentino le debía 300 dólares al FMI. Durante la dictadura, la deuda externa creció un 364 por ciento. Carlos Menem dejó el poder con una deuda pública de 123.366 millones; la duplicó en diez años de gestión. Entre 1976 y el año 2000, la Argentina pagó, por servicios de la deuda (amortización más interés) 212.280 millones de dólares. Sí, los números son correctos: la misma deuda ya se pagó varias veces. Con De la Rúa, la deuda subió a 144.222 millones y en la era K se registró el momento más alto de endeudamiento: 191.296 millones en diciembre de 2004. Luego de la reestructuración de marzo de 2005, se redujo a 129 mil millones y, desde entonces, volvió a subir.

Éstos son los números K, año por año:
31/12/2005: 129.227 millones de dólares.
31/12/2006: 136.725 millones de dólares.
31/12/2007: 144.728 millones de dólares.
31/12/2008: 145.975 millones de dólares.

La deuda está concentrada, básicamente, en tres organismos: el Fondo Monetario, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Veamos año por año el dinero que los K giraron desde Buenos Aires a Washington (ver cuadro 2 en versión impresa).

Obsérvese en el apartado 2006 que Néstor pagó cash los 9.600 millones del FMI, y Clarín tituló entonces: “El gobierno pagó la deuda”, como si hubiera sido la totalidad. Pero eran otros tiempos.De hecho, la política de desendeudamiento estaba en perfecta sintonía con la de la Casa Blanca, a la que no debe de haberle molestado que la insultaran en los foros internacionales mientras siguieran pagando.

Para el ex diputado Mario Cafiero, especialista en deuda externa, la cifra consolidada del endeudamiento es mayor a la oficial:

–Después de la renegociación Kirchner-Lavagna –le dijo Cafiero a Crítica de la Argentina–, para mostrar que la quita había sido exitosa, se ocultaron los intereses a pagar por un monto cercano a los 12 mil millones. Esto lo denuncié cuando aún estaba en mi banca. También se sacó lo correspondiente a los holdouts, cuando esa deuda nunca se repudió. Eso suma otros 30 mil millones. La cifra real hoy debe ser de unos 182 mil millones.

–¿Por qué sigue subiendo?–

Los intereses de la deuda son, en general, más altos que lo que crece la economía del país, por lo que estamos frente a una usura crónica. El país creció el año pasado al 7,8% anual y le pagamos intereses a Venezuela por el 15,4% anual, el doble.

Alejandro Olmos hijo vivió la historia de la deuda en carne propia: su padre fue el primer denunciante judicial de la deuda externa. La Justicia tardó ocho años en declararla “ilegal, inmoral e ilegítima” y el Congreso ignoró su tratamiento cuarenta y tres veces en quince años, negándole quórum para su discusión. Olmos murió sin ver siquiera el demorado fallo del juez Ballestero. Su hijo integró hasta hace poco una Comisión de Auditoría convocada por el presidente de Ecuador para revisar la deuda:

–El proceso ecuatoriano fue idéntico al argentino –le dijo Olmos a este diario–. Deuda de una dictadura a partir del 76, renegociación de las democracias, Plan Brady en 1994, bonos globales en el año 2000, los mismos bancos, los mismos estudios jurídicos.

–¿Cómo evalúa el rol del gobierno argentino en el asunto?–

El gobierno tiene un permanente doble discurso. La deuda actual, incluido lo que quedó fuera del canje, asciende a unos 175 mil millones. Es imposible plantear una política de desendeudamiento con bonos atados a la inflación o al crecimiento. Una cosa son las banderas y otra la realidad.

“En Ecuador tuve la chance de hacer lo que en Argentina nunca me permitieron –asegura Olmos–. Accedimos a archivos confidenciales que acá el gobierno siempre nos negó.
-----------------------------------

No hay comentarios: