martes, 17 de marzo de 2009

LOCOS POR EL MONEY


AMERICAN SCHELL
La aseguradora estadounidense AIG repartirá 100 millones de dólares (unos 77 millones de euros) en primas a sus ejecutivos a pesar de haber recibido auxilio económico por valor de más de 170.000 millones de dólares (unos 130.000 millones de euros) por parte del Tesoro de EE UU y la Reserva Federal, informa el diario estadounidense The New York Times en su edición digital (en inglés).
La compañía, que presentó a principio de este mes de marzo el
peor resultado trimestral en la historia de Wall Street, ha recibido presiones por parte del secretario de Tesoro, Timothy F. Geithner, para que renegocie estas primas. Sin embargo, aunque tras el toque de atención de Geithner AIG redujo las cuantías, la Administración estadounidense ha tenido que permitir el reparto de primas después de que el director ejecutivo de la aseguradora, Edward M. Liddy, alegase que AIG está obligado por contrato a pagarlas.
Los destinatarios de estas retribuciones extraordinarias son los ejecutivos del departamento de productos financieros de AIG, los mismos que firmaron contratos de seguros valorados en millones de millones de dólares, en donde a cambio de pagar una prima, los inversores podían asegurarse ante el riesgo de impago de un crédito, como fue el caso de las hipotecas basura. El plan de primas, indica The New York Times, beneficiará a 400 empleados de AIG y las retribuciones oscilarán entre 1.000 y 6.500.000 dólares (unos cinco millones de euros).
Merrill Lynch, ante el fiscal
A principios de este mes, el fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, citó a
siete ejecutivos vinculados a Merrill Lynch y Bank of America a prestar declaración para determinar si los directivos de estas entidades se repartieron alrededor de 2.800 millones de euros en primas mientras Merrill Lynch recibía el auxilio económico del Estado. Los ejecutivos se habrían repartido estas retribuciones antes de septiembre de 2008, cuando Bank of America compró Merrill Lynch para evitar su quiebra.
El cuajo (o el gigantesco coñazo) de estos funcionarios insanos nos merecen una profunda lástima por la condición casi de desgracia inevitable con que soslayan el terrible problema financiero mundial para dedicarse a pretender seguir exprimiendo el negocio con el riesgo de terminar por colapsar el sistema, ahora sin posibilidad de regreso. El gobierno americano ya debería tomar otras medidas porque no hay el menor grado de conciencia en estas personas. No tienen remedio quienes han sido cegados por entidades superiores para mostrarnos cuan malo, inseguro, errado e injusto era el capitalismo liberalizado.
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