domingo, 31 de julio de 2011

CAMBIAR EL SISTEMA por IGNACIO RAMONET





Los eurófilos más extasiados lo machacan sin cesar: si no dispusiéramos del euro, dicen, las consecuencias de la crisis serían peores para muchos países europeos. Divinizan un euro “fuerte y protector”. Es su doctrina y la defienden fanáticamente. Pero lo cierto es que tendrían que explicarles a los griegos (y a los irlandeses, a los portugueses, a los españoles, a los italianos y a tantos otros ciudadanos europeos vapuleados por los planes de ajuste) qué entienden por “consecuencias peores”... De hecho, estas consecuencias son ya tan insoportables socialmente que, en varios países de la eurozona, está subiendo, y no sin argumentos, una radical hostilidad hacia la moneda única y hacia la propia Unión Europea (UE).

No les falta razón a estos indignados. Porque el euro, moneda de 17 países y de sus 350 millones de habitantes, es una herramienta con un objetivo: la consolidación de los dogmas neoliberales (1) en los que se fundamenta la UE. Estos dogmas, que el Pacto de Estabilidad (1997) ratifica y que el Banco Central Europeo (BCE) sanciona, son esencialmente tres: estabilidad de los precios, equilibrio presupuestario y estímulo de la competencia. Ninguna preocupación social, ningún propósito de reducir el paro, ninguna voluntad de garantizar el crecimiento, y obviamente ningún empeño en defender el Estado del bienestar.

Con la vorágine actual, los ciudadanos van entendiendo que tanto el corsé de la Unión Europea, como el propio euro, han sido dos añagazas para hacerles entrar en una trampa neoliberal de la que no hay fácil salida. Se hallan ahora en manos de los mercados porque así lo han querido explícitamente los dirigentes políticos (de izquierda y derecha) que, desde hace tres decenios, edifican la Unión Europea. Ellos han organizado sistemáticamente la impotencia de los Estados con el fin de conceder cada vez más espacio y mayor margen de maniobra a mercados y especuladores.

Por eso se decidió (a insistencia de Alemania) que el BCE fuese “totalmente independiente” de los Gobiernos (2). Lo cual concretamente significa que queda fuera del perímetro de la democracia. De ese modo, ni los ciudadanos ni los Gobiernos elegidos por éstos pueden entorpecer sus opciones liberales. 

Hoy, esas características (impotencia de los políticos, independencia del BCE) son en parte responsables de la incapacidad europea para resolver el drama de la deuda griega. La otra causa es que, bajo su aparente unidad, la UE (en este caso particular la eurozona) está profundamente dividida en dos bandos casi irreconciliables: por una parte, Alemania y su área de influencia (Benelux, Austria y Finlandia); por la otra: Francia, Italia, España, Irlanda, Portugal y Grecia.

El origen de la deuda griega (como el de la de los demás países periféricos afectados por la crisis de la deuda soberana, incluida España) es conocido. Cuando Grecia fue admitida en la zona euro (3), las instituciones financieras consideraron inmediatamente que este pequeño Estado presentaba, a pesar de su evidente fragilidad y de sus escasos recursos, todas las garantías necesarias para recibir créditos masivos y baratos. Llovieron sobre Atenas ofertas de financiación a tipos de interés de ganga, en particular por parte de bancos alemanes y franceses que incitaron a los gobernantes helenos a endeudarse a bajo coste y a largo plazo para adquirir principalmente material militar (4) alemán y francés...

Cuando estalla la crisis financiera de 2008 (llamada “de las subprimes”), ésta se extiende rápidamente al sector bancario europeo. Los establecimientos financieros carecen pronto de liquidez y restringen drásticamente el crédito. Lo que amenaza con asfixiar el conjunto de la economía. Para evitarlo, los Estados ayudan masivamente a la banca. Y la salvan. Para ello se endeudan aún más comprando dinero en el mercado internacional (ya que el BCE se niega a ayudarlos). Ahí, de repente, intervienen las agencias de calificación que sancionan el excesivo endeudamiento de los Estados (¡realizado para salvar a los bancos!)... Inmediatamente los tipos de interés de los préstamos a los Estados más endeudados se disparan... Y se produce la crisis de la deuda soberana.

En sí misma, la deuda griega es insignificante si se tiene en cuenta que el PIB de Grecia representa menos del 3% del PIB de la eurozona. El problema, técnicamente, podía haberse resuelto hace ya más de un año sin gran dificultad. Pero el gobierno conservador alemán, que enfrentaba entonces unas complicadas elecciones locales (finalmente perdidas), estimó que no sería moralmente justo que los griegos, acusados de “corrupción” y de “laxismo”, saliesen tan rápidamente del mal paso. Había que castigarlos para que no cundiese “el mal ejemplo”.

Una ayuda demasiado rápida a Atenas, declaró Angela Merkel, “tiene el efecto negativo de que otros países en dificultades podrían dejar de hacer esfuerzos” (5). Por eso, con el apoyo de sus aliados, Berlín empezó a poner pegas de todo tipo. Dejando pasar los meses.

Plazo que los mercados, excitados por el desacuerdo político europeo, aprovecharon para cebarse en Grecia. Todo se complicó entonces. Finalmente, Alemania acabó por aceptar un (incompleto) plan de ayuda con una condición: que participase en él el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Por qué? Por dos razones. Primero porque se estimaba que las instituciones europeas carecían de un verdugo lo suficientemente severo para escarmentar a los griegos. Segundo, porque la especialidad del FMI, desde hace cuarenta años, consiste en exigir siempre esfuerzos antisociales a los países endeudados. Sus recetas (aplicadas con saña en América Latina durante los años 1970 y 1980) son siempre las mismas: alza de las tasas al consumo, recortes brutales de los presupuestos públicos, estricto control de los salarios, privatizaciones masivas...(6)

El Gobierno de Papandreu tuvo que resignarse a adoptar un salvaje plan de austeridad. Pero el mal estaba hecho. El ritmo de la política europea es lento y largo, cuando el de los mercados es inmediato. Los especuladores entendieron que la Unión Europea era un gigante sin cerebro político, y el euro una “moneda fuerte” con estructura débil (no hay ejemplo en la historia, de una moneda que no esté encuadrada por una autoridad política). Atacaron a Irlanda, pasó lo mismo y volvieron a ganar. Atacaron a Portugal e ídem. Atacaron a España y a Italia, y los Gobiernos de estos países se apresuraron a autoimponerse las impopulares recetas del FMI.

Por toda Europa se extiende ahora la “doctrina de la austeridad expansiva”, que sus propagandistas presentan como un elixir económico universal cuando en realidad está causando un estrepitoso daño social. Peor aún, esas políticas de recortes agravan la crisis, asfixian a las empresas de todo tamaño al encarecer su financiación, y entierran la perspectiva de una pronta recuperación económica. Empujan a los Estados hacia la espiral de la autodestrucción, sus ingresos se reducen, el crecimiento no arranca, el paro aumenta, las (impresentables) agencias de calificación rebajan su nota de confianza, los intereses de la deuda soberana aumentan, la situación general empeora y los países vuelven a solicitar ayuda (7). Tanto Grecia, como Irlanda y Portugal –los tres únicos Estados “ayudados” hasta ahora por la Unión Europea (mediante el Fondo Europeo de Estabilización) y el FMI– han sidos precipitados, por los que Paul Krugman llama los “fanáticos del dolor” (8), a ese fatal tobogán.

Y el “Pacto del euro”, establecido en marzo pasado, tampoco resuelve nada. En realidad es una vuelta de tuerca suplementaria a la austeridad, un acuerdo “de competitividad” que prevé más recortes del gasto público, más medidas de disciplina fiscal, y penaliza principalmente –de nuevo– a los asalariados. Con amenazas de sanciones a los Estados que no cumplan el Pacto de Estabilidad (9). Propone la tutela de la deuda pública y un ritmo fijo de reducción, o sea: una limitación de la soberanía. “Los países europeos deben ser menos libres de emitir deuda”, afirma, por ejemplo, Lorenzo Bini Smaghi, miembro del directorio del BCE. Algunos eurócratas van más lejos, proponen que se le retire a un gobierno que no haya respetado el Pacto de Estabilidad, la responsabilidad de dirigir sus propias finanzas públicas...

Todo esto es absurdo y nefando. El resultado es una sociedad europea empobrecida en beneficio de la banca, de las grandes empresas y de la especulación internacional. Por ahora la legítima protesta de los ciudadanos se focaliza contra sus propios gobernantes, complacientes marionetas de los mercados. ¿Qué pasará cuando se decidan a concentrar su ira contra el verdadero responsable, o sea el sistema, es decir: la Unión Europea?




(1) Definidos en los Tratados de Maastricht (1993), de Amsterdam (1999), de Niza (2003) y de Lisboa (2009).

(2) Entre otras limitaciones, el BCE no puede prestar dinero a los Estados, sólo a la banca privada.

(3) Merced a un balance de su situación económica falseado y maquillado por el anterior gobierno conservador con la ayuda del banco estadounidense Goldman Sachs.
(4) Grecia es el principal importador de material militar de la Unión Europea y el Estado que consagra a su defensa (por razones de rivalidad con Turquía) el mayor porcentage de su PIB.
(5) El País, Madrid, 18 de julio de 2011.
(6) Léase Philippe Askenazy, “L’austérité imposée à la Grèce, de Charybde en Scylla”, Le Monde, París, 19 de julio de 2011.
(7) Aunque ha sido recibido con alivio por la prensa neoliberal, el nuevo plan de rescate a Grecia, anunciado el pasado 21 de julio, de poco servirá. Los mercados y los fondos buitres han olido la sangre y no detendrán sus ataques mientras no se les frene con auténticos cambios estructurales.
(8) Paul Krugman, “Cuando la austeridad falla”, El País, Madrid, 24 de mayo de 2011.
(9) Que fija el límite para el déficit presupuestario en un 3% del PIB, y el de la deuda soberana en un 60% del PIB.

viernes, 22 de julio de 2011

PELEANDO A LA CONTRA

Waldo Mendoza sobre economía peruana: Fueron 5 años de vacaciones y buena suerte



Waldo Mendoza sobre economía peruana: Fueron 5 años de vacaciones y buena suerte
El jefe delDepartamento de Economía de laUniversidad Católica habla fuerte. En diálogo con LaRepublica.pe dejó varios temas para el debate. "Si no se cobra US$ 2 mil millones a las mineras mejor que se quede García", indicó. Además aseguró que en Perú, lamentablemente, "generar confianza, es no cambiar nada".
Johanna Nores
¿Cómo se entiende el hecho de que Perú crezca pero que de otro lado, exista desigualdad? 
El Perú de hoy se parece mucho al Perú de los 50, los 60 y también al Chile de los 80. Ambos eventos históricos crecían a un promedio de 8% al año, donde la pobreza descendió y con una inflación baja. Pero ambos eventos también fueron modelos que acentuaron la desigualdad.
La literatura enseña es que el mercado no soluciona los problemas de la desigualdad. El mercado puede hacer bajar la pobreza, incluso hasta hacerla desaparecer. Por ejemplo, con un crecimiento económico de 10% al año, en 30 años desaparece la pobreza, pero la desigualdad puede sobrevivir. Y para el habitante es tan importante la pobreza como la desigualdad.
¿Cuáles son las características de este (estos) modelo (s) que conlleva a la desigualdad?
Es un modelo económico donde los sectores que más han crecido en los últimos 15 o 20 años, son los sectores modernos como la minería, la agricultura de exportación y los textiles de exportación. Estos son sectores ricos, casi siempre lo han sido.
Un modelo económico igualador seria un modelo en donde uno observase que la agricultura de la sierra sur crece más que los otros sectores. Entonces, el estilo del crecimiento liderado por la minería es un modelo naturalmente desigualador. Eso es lo que está pasando ahora.
¿Qué es lo que se puede hacer para revertir esta situación de desigualdad?
Hay dos vías. Uno es intentar cambiar el modelo de crecimiento económico, que es más complicado. Por ejemplo, cómo haces que la agricultura de Vilcashuamán sea más atractiva que laminería de Yanacocha. Eso es imposible, tendrías q imponer grandes dosis de intervención para que esa  relación de rentabilidad se revierta. Y eso no va a pasar.
Otra vía es que ala larga el modelo de desarrollo pueda corregirse paulatinamente migrando hacia cierto grado de industrialización mayor. La industria es más intensiva en mano de obra, se conecta más con otros sectores. Entonces, un estilo de crecimiento manufacturero, de exportaciones no tradicionales puede ser un modelo de crecimiento más igualador, pero eso es difícil que se dé de un año para otro. Hay que ir construyendo, ir pensando cómo aprovechar las oportunidades que da la minería para ir migrando hacia ese otro modelo de desarrollo.
Y respecto a este gobierno, ¿las políticas que se implementaron hicieron posible el descenso de la desigualdad o la incrementó aún más?
El episodio de los últimos cinco años ha sido un episodio de administración sumamente fácil de la economía. Es decir, García "agarra un carro que ya estaba prendido", con un motor encendido, con una economía que ya venía creciendo 6, 7% al año. No hace absolutamente nada. Insiste con esta propuesta de tranquilizar a los inversionistas, y luego están los precios internacionales altos, entonces el crecimiento se mantiene. Además como la recaudación ha subido por el crecimiento y los precios internacionales, tienes plata pata para hacer un montón de obra pública y algo más de gasto social. Ese es el resumen de Alan García. Basta mantener el ritmo del crecimiento económico y tener buena suerte con los precios internacionales.
Pero lo complicado es distribuir. Para ello, a mi juicio, se debe elevar la presión tributaria, cobrar más a los que más tienen y utilizar esos recursos dónde deben utilizarse.
En ese sentido…
No se ha hecho absolutamente nada. Hemos vivido del impulso que dejó Toledo. Hemos tenido 5 años de vacaciones y buena suerte.
Y Ollanta…
Waldo Mendoza sobre economía peruana: Fueron 5 años de vacaciones y buena suerteA Ollanta no lo han escogido para seguir de vacaciones, porque sería fácil hacer lo de García.Ahora viene la parte complicada, cómo resolver el problema distributivo.
¿Y cómo se resuelve?
A mi juicio eselevar la presión tributaria en un par de puntos porcentuales, si es posible en 3%,¿dónde? Allí donde está el dinero… En la minería, y gastarlo dónde debe gastarse. Pero ahí hay un pequeño problema. Ahora por la Ley del Canon recaudamos un montón por minería, un montón por Impuesto a la Renta, pero la mitad de esos recursos se van a las regiones, municipios, o lugares donde están las minas.
Si Ollanta logra sacar un par de puntos porcentuales de recaudación minera, la utilización de esos recursos tiene que ser sustantivamente distinta a la que se hace ahora. Esos recursos tienen q pasar al Gobierno Central y éste tiene que ver dónde gastarlo y ver dónde se necesita.
Entonces la prueba de que Ollanta Humala no va estar de vacaciones como García, la veremos cuando anuncie cuánto impuesto le va a cobrar a la minería.
Se puede decir que, ¿al cobrar el impuesto a la sobreganancia minera se va a contribuir con la eliminación de la desigualdad? 
Hay varias cosas que hacer para eliminar la desigualdad. Para empezar, el monto de recursos que ahora se están destinando a salud, educación, se debe utilizar bien. También necesitamos nuevos recursos permanentes para hacer gastos permanentes. Entonces requieres recaudar. La minería es una fuente, el impuesto predial es otra fuente importantísima de recaudación.
Si recaudas un par de puntos por tributación minera, un punto por la recaudación predial (pagos por terrenos o casas) tienes 3 puntos con los que se puede hacer maravillas en materia de política social.
Waldo Mendoza sobre economía peruana: Fueron 5 años de vacaciones y buena suerte¿Cuánto se debería cobrar a las mineras?
Si el óbolo está en US$ 500 millones, el mínimo que se debe cobrar es US$ 2 mil millones por año. Si no vamos a cobrar eso, mejor dejemos a Alan García.
Desaceleración Económica
¿La desaceleración económicaproviene solo del efecto de la incertidumbre como ha señalado el MEF?
Para que la desaceleración de la inversión privada sea la causante principal de la desaceleración, entonces los inversionistas deben ser magos, porque hace 4 meses han adivinado q Ollanta ganaba.
Cuando uno ve el sector que más se ha desacelerado, es la construcción. Éste sector viene desacelerándose desde el último trimestre  del año 2010, cuando Ollanta no existía en las encuestas… Así que esa hipótesis de que la incertidumbre… Algo de verdad tienen, pero creo que es mejor revisar los números.
Retomando el tema de los nombramientos, Benavides dijo que Burneo, que fue voceado como ministro de Economía, no generaría confianza entre los inversores. ¿Usted estuvo de acuerdo con esa declaración?
Estoy harto con el tema de la confianza. En este país donde la cultura económica es “bien chata”, la confianza se interpreta como una situación de “vas a generar confianza si te comprometes a no hacer absolutamente ningún cambio”. Con esa teoría ratificas en el cargo a Benavides, un ministro incompetente, y seguramente mañana la bolsa sube, el dólar baja, “generas confianza”.
El Perú ha votado mayoritariamente por un cambio. Ollanta debe complacer, debe dedicarle 5 minutos a Wall Street, pero tiene que pensar esencialmente en su electorado.

jueves, 21 de julio de 2011

MAS CLARO NI EL AGUA






¿Qué hay detrás de la “crisis griega”? Para una gestión de la crisis al servicio de la ciudadanía necesitamos otra Europa
Izquierda Anticapitalista


Estos días asistimos a un espectáculo mediático y financiero de gran magnitud: turbulencias en los mercados financieros europeos, chantajes de las agencias de calificación de riesgo y rumores continuos sobre la quiebra de Grecia y su posible impacto sobre otros países de la UE. En este contexto, las potencias europeas no hacen más que evidenciar sus desacuerdos sobre cómo afrontar la situación, dejando patente su incapacidad de hacerlo con agilidad. Las diferencias entre la propuesta alemana y la del Banco Central Europeo (apoyada, entre otros, por el gobierno español), empeoran la crítica situación de la deuda griega que, habiendo sido ya calificada como muy peligrosa por las agencias de calificación, se enfrenta ahora a la incertidumbre de su destino (¿se reestructurará? ¿bajo qué condiciones?). Esta situación es la que ha desencadenado la llamada “crisis del euro”, no sólo por el “peligro griego”, sino porque ha influido en el deterioro acelerado del valor de mercado de las deudas de otros países de la periferia europea. La prima de riesgo de las deudas de estos países se ha disparado una vez que las agencias de calificación, al servicio del sistema financiero privado, han interpretado que la situación de la economía griega es equiparable a una suspensión de pagos (default) y advierten de un posible contagio. El fracaso que supone el impás en que se halla Grecia y el contagio a otros países demuestran que la UE no está en condiciones de solucionar la cuestión. Y si no es capaz de “rescatar” a un país pequeño económicamente como Grecia, menos aún lo podrá hacer con países de la envergadura de Italia o del Estado español.Cómo se gestó la crisis de la deuda griega
Hay que empezar recordando que no son los gastos públicos del país (y mucho menos los de carácter social) lo que ha alimentado la gran deuda pública a la que ahora se enfrenta Grecia. Este país no se caracteriza por un sólido Estado del bienestar, presunto consumidor de enormes recursos públicos, y por tanto culpable de la gran deuda acumulada. El fraude y lo regresivo de su sistema fiscal (en 2010 sólo 15.000 personas griegas sobre una población de 11 millones declararon ingresar más de 100.000 euros al año), así como la importancia de la actividad económica no declarada (en torno a un tercio de la total), son los elementos claves que explican la incapacidad del Estado griego para obtener los recursos que necesita y su consiguiente necesidad de endeudarse.
Sobre lo que ya era un volumen de deuda considerable, hay que añadir el impacto sobre el nivel de endeudamiento griego de las dificultades que sufre el país para colocar su deuda en los mercados internacionales (es decir, los elevados tipos de interés que tiene que ofrecer a los compradores). Los altos intereses impiden que el pago realizado se traduzca en una reducción equivalente del principal adeudado, ya que gran parte es destinada al pago de los intereses. Recordemos que los tipos de interés que ha de pagar Grecia se incrementaron tras el descubrimiento de que el gobierno conservador, con la colaboración de Goldman Sachs, venía trucando las cuentas del país y ofreciendo datos de endeudamiento falsos. El banco estadounidense cobró 800 millones de euros por los servicios prestados.
Por último, hay que tener en cuenta que uno de los principales destinos a los que dedicaron los bancos europeos (sobre todo alemanes y franceses) los recursos públicos que recibieron en la primera fase de la crisis financiera (2007-2009) fue a prestar dinero a los países de la periferia europea que, como Grecia, lo necesitaban. En esos años, el dinero público de rescates y créditos subvencionados fue utilizado por los bancos para prestar a Grecia, Irlanda, Portugal y España, a unos tipos de interés elevados. Ese negocio, que parecía redondo, y por el que los bancos han estado obteniendo desde 2007 impresionantes beneficios, es el que ahora parece peligrar: la devolución de los créditos -tanto el principal como los altos intereses- es valorada como no absolutamente segura por las agencias de calificación en casos como ahora el griego. Hay que destacar que no es descartable que países como España, Italia, Portugal e incluso Bélgica, puedan verse arrastrados en una espiral similar. Pero si los bancos se arriesgaron es porque sabían (y no se equivocaron) que el negocio seguiría siendo redondo en cualquiera de los escenarios posibles. Ante la posibilidad de una suspensión de pagos en una economía del área euro, las instituciones europeas e incluso el FMI acudirían en su rescate. Es importante entender al rescate de quién: no de las economías endeudadas sino, como vemos, al de los bancos que se enriquecieron mediante préstamos abusivos.
Qué supondría el default griego
En realidad el gobierno de Alemania, como tantos otros, ya había asumido la imposibilidad de la devolución de la totalidad de la deuda pública griega (cumpliendo condiciones y plazos). De hecho, la visión mayoritaria entre los analistas es que un impago es inevitable dada la insostenibilidad de la deuda Griega y que la única cuestión es cómo se va a gestionar este impago dentro el marco de la actual arquitectura del euro. La propuesta alemana para este segundo rescate planteaba permitir que la mitad de la deuda, cuyos plazos de vencimiento se agotaban y no parecían poder pagarse, pudiera canjearse por bonos a largo plazo. Como contrapartida, Grecia debía asumir la elevación del tipo de interés y la imposición de un programa de austeridad que incluye un gran paquete de privatizaciones. Un rasgo clave de la propuesta era la implicación de los bancos privados, que tendrían que colaborar en esta refinanciación a Grecia.
Con esa declaración de voluntariedad los bancos privados y los gobernantes franceses y alemanes tratarían de conseguir lo siguiente:
• Dar la imagen de que hay un respaldo a la economía griega, y con ella, a una pieza integrante de la eurozona, afianzando al euro, ya demasiado en entredicho.
• La no declaración de suspensión de pagos (default) del Estado griego. De tal manera que no se activarían los Credit Default Swaps (seguros ante el impago de la deuda), mayormente en manos de grandes entidades financieras estadounidenses, y que tienen una dimensión enorme difícil de estimar, impidiendo, por el momento, una crisis financiera mundial.
• Comportaría una formidable socialización de las deudas, con lo que los bancos privados franceses y alemanes cobrarían, más lentamente pero de manera efectiva, y se traspasaría al erario público -el BCE, a través de lo que aportaría del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)-. Los bancos se encontrarían a salvo, con un impacto aliviado, y el sacrificio lo pagarían tanto la ciudadanía europea como los y las trabajadoras griegas.
Hay que destacar que mientras que a Alemania no le parecía indispensable tener que evitar un default rating de las agencias crediticias, Francia tenía la prioridad de evitar a toda costa que eso ocurriera. Teniendo en cuenta que los bancos franceses son los principales acreedores del Estado griego, es comprensible su interés en apaciguar a las agencias y evitar el default. Sin embargo, la propuesta francesa murió por sí sola el lunes pasado, cuando S&P declaró públicamente que, de seguir por ese camino, ellos darían un rating de default a Grecia.
La calificación de default supone que todos esos bonos griegos en manos de acreedores (aseguradoras, fondos de pensiones, bancos europeos -también griegos-, el BCE, etc.), que en la actualidad están siendo valorados según su valor nominal y no según su valor de mercado, que es mucho menor, pasarían automáticamente a ser valorados a un precio incluso inferior al de mercado. Esta enorme pérdida del valor de la deuda supondría automáticamente pérdidas en el sector bancario que es, fundamentalmente, quien posee la deuda, reduciendo el ratio de solvencia (capital ratio) de las entidades y obligándolas a recapitalizarse.
Un default en Grecia ocasionaría problemas financieros importantes. Los mercados esperarían inevitablemente a que también acabe habiendo default en Portugal e Irlanda. ¿Quien le va a explicar a los irlandeses y portugueses que tienen que pagar el 100% de su deuda y los griegos no? A pesar de las declaraciones de la troika de que el compromiso de los gobiernos de Portugal e Irlanda con la implementación de sus programas de ajuste están siendo todo un éxito, la realidad es que los tipos de interés sobre su deuda pública han continuado aumentando, manteniéndose en niveles que hacen impensable concebir que estos países puedan volver a financiarse próximamente en los mercados de capital privado. Un default en uno o más países de la zona euro significaría el fracaso de la disciplina impuesta por el Pacto del Euro. ¿A quién van a convencer de que hay que ajustarse al Pacto de Estabilidad cuando a otros que no lo hicieron les permitieron suspender pagos?
El verdadero problema: una UE al servicio de los acreedores
La explosión de la crisis de la deuda griega, la situación de permanente chantaje mediante la cual los mercados financieros mantienen a Estados como España, Italia o Portugal al borde del abismo financiero, así como la enorme debilidad institucional que está demostrando la UE a la hora de gestionar situaciones de crisis, explicita la verdadera naturaleza del proyecto europeo. Una UE diseñada para beneficiar al capital, sobre todo financiero, e incapaz de cohesionar la región a partir de bases económicas y sociales convergentes. Un euro muy eficaz para imponer la disciplina fiscal y el ajuste salarial pero que ignora las importantes diferencias económicas entre las regiones europeas, por lo que es inválido para lograr cierta homogeneidad (ni siquiera financiera) entre los países de la Unión. Unas instituciones competentes para despojar a los Estados de su capacidad de intervenir sobre aspectos de política económica fundamentales, pero que tampoco diseña políticas económicas coordinadas y eficaces a escala europea.
Una UE como la que conocemos, constreñida por el Pacto del Euro y al servicio de los intereses de los bancos, no va a permitir que los países europeos salgan de la crisis. Ni Grecia ni el Estado español podrán hacerlo si se insiste en seguir aplicando las mismas medidas. En primer lugar, porque los países del euro ya no tienen capacidad para devaluar sus monedas, lo cual les facilitaría vender de forma más ventajosa sus productos en el extranjero y de esta forma contribuir a la reactivación de la actividad económica y el empleo. Sobre este aspecto, es interesante analizar las distintas trayectorias de países como Suecia y Noruega (que han utilizado la devaluación) frente a Finlandia (que no ha podido hacerlo).
En segundo lugar, los acuerdos de la UE impiden operar una política fiscal expansiva (incremento potente del gasto público) que tan necesaria sería en esta situación. Los objetivos institucionalmente comprometidos de déficit y deuda pública, en un contexto de consenso generalizado sobre los recortes de impuestos, suponen un corsé muy severo para la realización de gastos públicos. Así, a pesar de la urgencia de una fuerte intervención estatal al servicio de la creación de empleo y la transformación del modelo productivo con criterios de utilidad social y sostenibilidad ambiental, el “remedio” que nos llega de las instituciones europeas son recortes sistemáticos del gasto público.
Por último, tanto los bancos centrales de los países de la Unión como el BCE carecen de potestad para incidir de forma efectiva sobre la emisión de dinero y su precio (los tipos de interés). Ahora sería necesaria la aplicación de una política monetaria, con un BCE que asumiera sus responsabilidades para con la ciudadanía y que dejara de actuar como representante de los acreedores (bancos y otros agentes que poseen deuda). Cuando los Estados lo necesitan, como ahora el griego, el BCE debería comprar su deuda pública, en vez de financiar a los bancos privados para que lo hagan a un coste mucho mayor (tipos de interés más altos) y enriqueciéndose con la operación. Lo que un banco central responsable debe garantizar no es la alta rentabilidad de los activos financieros (como la deuda pública), sino el establecimiento de condiciones monetarias y financieras que colaboren en la reactivación de la actividad económica y la generación de empleo. Y ambos objetivos, particularmente en coyunturas como la actual, son incompatibles.
Hacia una Europa social y democrática
La Unión Europea, con sus planes de rescate, con el Pacto del Euro como esquema general, conduce a la propia zona euro al abismo. Con su política de austeridad encierra en una espiral depresiva sobre todo a aquellos países periféricos a los que se les exige unas condiciones draconianas. Si ahora es Grecia la pieza más frágil, pronto seguirán otros países cada vez más exhaustos por las condiciones regresivas de esta Europa.
Pero no podemos olvidar que existe la posibilidad de desarrollar políticas europeas solidarias, fundadas en un régimen fiscal armonizado, progresivo y directo y un presupuesto público muy superior al actual (que no supera el 0,7% del PIB); un modelo laboral y de derechos sociales convergente al alza; un sistema de compensación y solidaridad social e interterritorial que contrarreste la desigualdad capitalista que le acompaña; así como un plan de inversión y cooperación internacional reactivador, social y ecológicamente avanzado y sostenible. La Unión Europea apuesta por un modelo de concentración de privilegios y beneficios para la gran banca y las grandes corporaciones industriales y energéticas, sacrificando a los y las trabajadoras, y destruyendo una parte del tejido productivo menos rentable. Pero esa no es la única opción existente.
Es preciso luchar por Otra Europa, con un esquema de políticas redistributivas, solidarias e integradoras que hagan pagar a los capitalistas su crisis. Es necesario luchar por un modelo de Europa en el que los financieros no puedan seguir chantajeando a gobiernos y parlamentos y empleando como títeres a las instituciones europeas para presionar a los Estados miembros.
Un primer paso: por una Auditoría Ciudadana de las Deudas
Pero mientras ese puede ser un proyecto por el que luchar, ante el giro a la derecha en Europa y el secuestro antidemocrático de las instituciones europeas por las oligarquías financieras, es conveniente encontrar un espacio para abrir brecha a favor de políticas progresistas y rupturistas.
Una primera campaña debiera ser el desarrollo de una Auditoría Ciudadana de las Deudas en la que se aclarase quiénes son los acreedores, el peso de la deuda pública y privada, cómo se contrajo esa deuda, sus condiciones de pago y plazos, la legitimidad de la misma, así como los usos de esta financiación. Esa campaña perseguiría la transparencia en las cuentas y dimensionaría la situación abordando la principal losa que ahora atenaza a la economía y la sociedad: el brutal endeudamiento general, especialmente privado. Ese ejercicio pedagógico permitiría a la mayoría social entender no sólo el por qué de este obstáculo, sino también arrojaría luz sobre las posibles soluciones.
Se observaría cómo se escogió promocionar el endeudamiento del sector público frente a la opción de financiarse con una fiscalidad justa sobre las rentas del capital. Veríamos entonces que gran parte de los acreedores han actuado con un sin fin de privilegios y ventajas. Se vería como esta política monetaria, especialmente desfavorable para los países periféricos, abocó a una política financiera, en un contexto de regulación flexibilizadora políticamente dirigido, totalmente laxa e irresponsable. Una política financiera concebida para estimular la demanda interna promoviendo el endeudamiento de los particulares y no redistribuyendo la riqueza aumentando los salarios y reforzando los servicios y la inversión públicos. En fin, una política regresiva que concedía préstamos y créditos con garantías y avales que hacían recaer todo el riesgo de las operaciones en los endeudados.
Es prioritario exigir una fuerte quita sobre las deudas. Primero la deuda pública contraída o empleada ilegítimamente. A continuación, una fuerte regulación sobre la deuda privada para establecer ponderadamente el sacrificio para responder a dichas situaciones. En este capítulo entrará una regulación sobre las deudas entre el sector público y el privado o viceversa, o entre empresas. Pero también en el capítulo hipotecario, no sólo con la reclamación de la dación en pago, sino también mediante una regulación fiscal fuerte sobre las viviendas vacías y en desuso, una expropiación de las no debidamente mantenidas o adaptadas ecológicamente a un modelo urbano sostenible, o la constitución de un parque público de alquiler, y la regulación de un derecho universal al usufructo de un lugar de residencia en régimen de alquiler socialmente asumible en base a una proporción de los ingresos personales y un mínimo exento.
¿Otra UE es posible?
La UE tal y como la conocemos, institucionalizada mediante la moneda única y el Pacto del Euro, multiplica los efectos de los fundamentos económicos que han llevado a la crisis e impiden una gestión eficaz y socialmente justa de la misma. Son estos últimos los que deben alterarse profundamente en una orientación radicalmente distinta. No es en sí mismo el Euro el que causa la crisis, sino su vehículo. No se trata de salirse, pero tampoco conviene estar a toda costa dentro de su marco.. Es necesario construir Otra Europa. Este proyecto alternativo debiera ser emprendido de manera internacionalista, con cuantos más miembros mejor. No es la opción de permanecer o salirse del euro la primera pregunta a contestar. Hay numerosos países que están fuera de la eurozona, pero dentro de la UE, y también padecen las mismas circunstancias depresivas. El recurso a la política monetaria y fiscal, así como la posibilidad de devaluar (posibilidades con las que contaría un país que se saliera del euro), no impediría un empobrecimiento severo de la población que, para un solo país, sería francamente adverso. Además, también sería necesario desarrollar una política de control de capitales, atajar la evasión de los mismos y establecer medidas proteccionistas transitorias. Pero medidas de este tipo sólo serán socialmente sostenibles si se aplican simultáneamente en varios países, capaces en su conjunto de resistir los embates del aislamiento financiero y comercial, y con una envergadura mínima para iniciar un desarrollo endógeno que, para ser viable y justo, debe ser redistributivo y contar una participación ciudadana radicalmente democrática en su diseño.
Islandia nos ha mostrado un paso ejemplar. Pero necesitamos dos, tres, muchas Islandias para construir una nueva Europa con una nueva orientación anticapitalista e internacionalmente solidaria. Levantar esa bandera comienza desde los movimientos sociales y obreros europeos, desde las fuerzas de izquierda internacional, emprendiendo una campaña supranacional que, quizá podría empezar por una campaña de solidaridad con los y las trabajadoras griegas, y debería seguir por los países periféricos europeos.

martes, 19 de julio de 2011

ECONOMÍA A LA ITALIANA


¿Austeridad económica para la deuda italiana? Un completo error

Tal como ha hecho notar con sarcasmo Paul Krugman, [1] muchos responsables políticos escuchan a los economistas obsesionados con la austeridad simplemente porque esos economistas son "Gente Muy Seria".
Y así de repente, esta gente se pone seria hablando de obligar a Italia a saltar por el mismo precipicio que Grecia, Irlanda y Portugal. O se aprueba el paquete de austeridad  propuesto por el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi y el Ministro de Economía, Giulio Tremonti, dicen, o Italia está condenada.
Hay dos problemas respecto a esta idea. El primero es italiano: las soluciones de nuestro gobierno carecen tanto de imaginación como de credibilidad. Italia no sobrevivirá a la crisis prestando oídos a la misma gente que nos metió en ella, y en particular no cuando exigen que sean la clase media y los pobres los que paguen la factura de sus errores.
 El segundo problema es europeo. En lugar de crear soluciones adaptadas a la economía de cada nación, los gobiernos tienen ahora una fijación obsesiva con poner en práctica un control más estricto del déficit presupuestario con el fin de cumplir el pacto europeo de estabilidad. La política económica se ha convertido en un ejercicio de puro dogma, carente de todo debate real sobre cómo hacer que funcione el euro o promover un crecimiento sostenible. 
La cosa va completamente en serio y es un completo error. En 2008, este dogma dictaba que los irlandeses tenían que rescatar a sus bancos. En 2010 le dictaba a los griegos que con una ronda de austeridad obraría milagros. En 2011, le dicta a Italia que ha de recortar las inversiones en energías renovables y reducir drásticamente el gasto social, poniendo una camisa de fuerza a los gobiernos municipales, que andan cortos de dinero. 
¿Tiene alguna importancia que no seamos Grecia, que nuestro déficit esté en buena medida autofinanciado y que nuestra tasa personal de ahorro sea elevada? ¿O que no seamos como España? ¿Que – pese a los grandes esfuerzos de Tremonti por importar la especulación inmobiliaria a Italia a principios de la década del 2000 – los italianos no hayamos sufrido una burbuja especulativa de la vivienda? No, dice la Gente Muy Seria. La situación de Italia es crítica, y lo que nos hace falta es justamente una dosis del paquete de austeridad de Tremonti. 
 Salvo que esta clase de austeridad no arregla nada. Si se aprueba y se aplica, el paquete de Tremonti será una catástofre social de 45.000 millones de euros. Lo que debemos hacer en vez de esto es volverla contra él. Reconociendo que Italia tiene, sí, una deuda muy elevada en relación a su PIB, pero que nuestro país ha de concentrarse en la parte del PIB de esa cifra. El problema de Italia es tanto de crecimiento como de deuda.
Esto no puede ocurrir a menos que substituyamos el gasto despilfarrador por inversiones públicas inteligentes. En lugar de tirar  miles de millones en derroches como el puente de Berlusconi en Sicilia [para unirla al continente], tenemos que invertir en infraestructuras que incrementen la productividad. Deberíamos expandir – y no recortar – las inversiones en el sector de energías renovables, en educación, investigación y desarrollo.
Adoptar estas medidas requerirá de un nuevo gobierno. Italia necesita elecciones, porque sólo una clase gobernante completamente nueva puede alcanzar el consenso político necesario para diseñar y poner en práctica un plan con el que enfrentarse a la crisis. Quienes invierten en bonos italianos entenderán seguramente que, en un país en el que la evasión fiscal impulsa el déficit, no pueden esperar que nuestro ciudadano más opulento saque el látigo de la disciplina fiscal. Como demostró su torpe intento de introducir en el presupuesto una cláusula que libraría a Berlusconi de pagar 560 millones de euros en indemnizaciones derivadas de un caso de soborno, este gobierno ha estado bastante más interesado en hacer progresar las prioridades del presidente del Gobierno y sus opulentas amistades que en las de los italianos corrientes.
Al oponerme al plan de Berlusconi y Tremonti's plan, no quiero dar a entender que eche la unidad europea en saco roto, pero rechazo la mentalidad de una misma medida igual para todos, que tantos problemas ha causado. No podemos seguir imaginándonos que una sola solución europea puede aplicarse igualmente bien en las islas del Egeo que en el condado de Cork.
El pacto de estabilidad no es el undécimo mandamiento. Podemos y debemos renegociar su marco para permitir pautas más flexibles, y dar prioridad a las cosas que más les importan a los europeos: los puestos de trabajo. No nos hace ningún bien complacer a las élites de nuestras capitales, que viven en otro mundo, mientras la gente tiene que apretarse el cinturón y a nuestra juventud le roban su futuro.
NOTA: [1] Paul Krugman, The Austerity Delusion, The New York Times, 24 de marzo de 2011.

USTEDES LOS RICOS


El patriotismo de los ricos


En todo el mundo, los ricos casi no emigran, casi no integran los ejércitos que mandan a sus guerras y que luego llenan de honores y aplausos, y maldicen al Estado que les chupa la sangre. Cuando las economías van bien, exigen recortes de impuestos para sostener la prosperidad y cuando las cosas van mal exigen que el maldito Estado los rescate de la catástrofe (con dinero de los impuestos, está de más decir).

Desde la crisis financiera de 2008, la mayor preocupación de la clase media norteamericana ha sido el desempleo y el déficit, ambas herencias del gobierno republicano de George Bush. Dentro de este partido, el Tea Party ha surgido con una fuerza que le ha permitido dominar su retórica pero tal vez sea su propia ruina en las próximas elecciones, que en principio se les presentan favorables. Su bandera es la ideología Reagan-Thatcher y la ortodoxia de oponerse a cualquier incremento en los impuestos. Aseguran que no se puede penalizar a los exitosos, los ricos, con impuestos, porque son los ricos quienes crean los puestos de trabajo cuando la riqueza comienza a derramarse desde arriba. En un debate de 2008, Obama comentó que los partidarios de esta teoría (más bien, ideología) con la crisis habían descubierto que cuando se espera que la riqueza gotee de arriba el dolor comienza a subir desde abajo.

Los datos actuales (para no ir lejos) contradicen la teoría del “trickle-down” llevada a sus extremos por el último gobierno republicano, ya que (1) la capacidad de la avaricia de los “de arriba” es ilimitada, sino infinita, y (2) el desempleo no ha bajado en los últimos años, sino lo contrario.

Aunque en el país ya no se destruyen 700.000 empleos por mes como hace un par de años, la creación de nuevos puestos sigue siendo débil (entre 15.000 y 250.000 por mes; un ritmo saludable para bajar el 9.2 por ciento de desempleo debería ser de 300.000 nuevos puestos por mes).

Por otro lado, en el último año la productividad ha crecido en proporciones muchos mayores y, sobre todo, los beneficios de las grandes compañías. Cada semana se pueden leer en los diarios especializados los resultados de una gigante financiera, industrial o de servicios que han incrementado sus ganancias en 30, 50 o 60 por ciento, como algo normal y rutinario. Cualquiera de estos porcentajes significan varios billones de dólares. Incluyendo las antes desahuciadas automotoras de Detroit. Sin entrar en detalles de cómo la clase media, Estado mediante, financió el rescate de todos esos gigantes, sin elección y bajo amenaza de que algo peor podía haber seguido.

Desde los ´80, la riqueza arriba se sigue acumulando y el desempleo abajo continúa desde el 2009 en niveles históricos. Estudios han mostrado que esta diferencia entre ricos y pobres (Bureau of Economic Analysis), una característica latinomericana, ha crecido bajo esta ideología del trickle-down.

Mucho antes de la crisis de 2008, cuando todavía existía un superávit heredado de la administración Clinton, los republicanos lograron reducir los impuestos sobre los sectores más ricos, entre ellos las petroleras. Este período de gracia vencía este año y fue extendido por el propio Obama bajo presión republicana, poco después de que los Demócratas perdieran el control de la cámara baja. Entonces, el presidente Obama fue fuertemente criticado por su propio partido por dar más concesiones a los Republicanos que exigir de ellos algo a cambio.

No obstante, en las últimas semanas las posiciones se han polarizado. En una de las últimas reuniones con los republicanos, Obama, el que nunca pierde el equilibrio, se levantó abruptamente amenazando: “no me prueben”. Ante las negociaciones para incrementar el techo de endeudamiento (práctica normal en Estados Unidos y en muchos otros países; sólo en la administración Bush se votó siete veces la misma medida) los republicanos continúan procurando suspender y eliminar varios programas de asistencia social y negándose radicalmente a subir los impuestos a los más ricos (en muchos casos, billonarios).

Por el otro, los demócratas y el presidente Obama se resisten a reducir los servicios sociales y en contrapartida exigen incrementar los impuestos a los más ricos. He escuchado a unos pocos millonarios preguntándose por qué ellos no pagaban más impuestos cuando son ellos, precisamente, los que más posibilidades tienen de aportar cuando el país necesita. Cuando el país de mitad para abajo lo necesita, habría que aclarar. Pero aparentemente no son estos millonarios los que hacen lobbies presionando en los congresos de los países.

De cualquier forma, y a pesar de toda esta mise-en-scène republicana, no tengo dudas de que antes del 2 de agosto el parlamento votará una nueva alza del techo de endeudamiento. ¿Por qué? simplemente porque le conviene a los dioses inversores de Wall Street. No porque haya trabajadores sin empleos o soldados sin piernas esperando por la caridad del Estado que los mandó al frente a cambio de un discurso y unas pocas medallas.

viernes, 15 de julio de 2011

EXPERIENCIA ALECCIONADORA




Latifundios mediáticos se acercan a su final



En 1997 se aprobó la Ley de Telecomunicaciones, en actual vigencia y agonía toda vez que a partir de esta semana el parlamento comenzará a debatir (1) la norma que la reemplazará, beneficiando al conjunto de la población boliviana y probablemente promocionará el fin de los latifundios mediáticos.

La aún vigente ley, aprobada por el gobierno neoliberal de entonces reordenó el espectro radioeléctrico, aunque la verdad fue una genialidad para hacer desaparecer las emisoras sindicales, que eran los únicos medios opositores. Desde entonces, todos fueron igualados a una licencia por veinte años, al tiempo que se decretaba la licitación de frecuencias.

El plazo de veinte años terminará en 2017, pero para entonces estará vigente la nueva ley a ser analizada desde esta semana. Las autoridades adelantaron que el reparto de frecuencias, será de 33% para el sector privado, 33% para el público (gobierno, gobernaciones, municipios y universidades públicas) y 34% para las radios comunitarias y los pueblos originarios y campesinos.

En la actualidad, el 98% de las frecuencias están en manos del sector privado cuyo privilegio, les permitió construir verdaderos “latifundios mediáticos” que les garantizaron poder político para manipular la opinión pública.

La norma a ser consensuada está referida al reparto de frecuencias en radio y televisión, pero su sólo anuncio movilizó a los dueños de estos medios quienes acaban de “denunciar” presuntas afecciones a sus intereses. El líder de los propietarios de radios es un ex empleado de la embajada norteamericana y hábil productor de programas en La Voz de América. Éste, dijo que la norma pretende dividir las frecuencias en grupos sectarios.

La nueva Ley de Telecomunicaciones, normará adecuadamente la posesión de frecuencias. Tendría que evitar que banqueros y grupos económicos poderosos accedan a las mismas, pues éstos los utilizan para sustentar su poder, toda vez que los medios son elementos estratégicos que tampoco pueden estar en manos de extranjeros.

En esta época de cambios, los medios deberán estar al servicio y beneficio general de todos los bolivianos a través de una comunicación libre, equitativa, participativa e incluyente que atienda las aspiraciones de los pueblos cuyas luchas por verdaderos cambios vienen desde tiempo atrás.

Si nos fijamos atentamente en la actualidad, nos convenceremos que los medios sirven a las oligarquías. Son sus instrumentos de dominio y sometimiento en beneficio de sus propios intereses, razón por demás suficiente para confiar en que la norma que pronto será acabada en el parlamento, terminará con el patrimonio de la oligarquía para pasar a propiedad de todos los bolivianos.

Los monopolios llegan a su fin

La Ley de Telecomunicaciones, reemplazará a la vigente y normará el funcionamiento técnico de los medios audiovisuales. Posiblemente y más adelante, se pensará en otra Ley de Medios que podría normar los contenidos y el ejercicio legal de los comunicadores comenzando por los dueños, que en la actualidad y mayoritariamente, nada tienen que ver con el periodismo. Auguramos un trabajo auspicioso a los legisladores que sin temores, deberán continuar con consultas y asesoramiento necesario.

De ser aprobada con prontitud la Ley de Telecomunicaciones, acabará con la vigencia neoliberal que en líneas generales apenas completará catorce años de vigencia y un desorden en las frecuencias repartidas y en los contenidos principalmente de las radios que pasan de mil y de las estaciones de televisión que oscilan por los quinientos canales.

Las oligarquías mediáticas

Tres redes de televisión han acumulado enorme poder de manipulación de la opinión pública, puesta al servicio de sus intereses políticos sectarios y en feroz oposición a los verdaderos cambios con inclusión que se verifican por primera en Bolivia. ¿Quiénes son sus propietarios y qué intereses representan? Aquí los tenemos:

Red Uno

Su propietario es el político y empresario croata Ivo Kuljis Fütchner. Actuó en sociedad con Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR), Carlos Palenque (CONDEPA), Johnny Fernández (UCS) y Manfred Reyes Villa (NFR). Como político fue un fracaso, pero logró beneficios para sus empresas.

En el campo empresarial, está ligado a exitosos negocios en la banca, la red de supermercados Hipermaxi, frigorífico Fridosa, industrias Kupel, ganadería a gran escala, empresario exportador de soya, bienes raíces y establecimientos educativos, entre otros.

Red PAT

Comenzó como notable esfuerzo de periodistas asociados para dar a entender que desde los profesionales, también se puede ofertar una televisión con menos alienación. Efectivamente, en su momento la Red PAT fue única en producción nacional.

Pero, las imparcialidades, no parecen tener mucho futuro en este país y esta red se fue inclinando hacia el neoliberalismo, deslizándose hasta acabar en manos del empresario de orígenes árabes Abdalá Daher, cuyos intereses, entre otros, están ligados a las importaciones electrónicas. Daher no es conocido en el campo político y el único escándalo que se le atribuye es el haber sido presionado a contribuciones por Eduardo Rosza Flores contratado para liderar el separatismo de Santa Cruz.

Red UNITEL

Esta red es la más radical de los latifundios mediáticos, filial de la CNN norteamericana y propiedad de la familia Monasterios, cuyo principal representante es Osvaldo Monasterios Áñez, activo militante del MNR y parlamentario en por lo menos dos ocasiones.

Su red mediática tiene mucho que defender pues los Monasterios, están ligados a enormes empresas bancarias, fábricas de gaseosas, heladerías, producción de alcohol y derivados, estancias ganaderas (cría de ganado de raza Nelore), importación de muebles, administración de la Zona Franca Zoframaq (Puerto Suárez), entre otros intereses.

Los intereses existen, claro que sí

Un poder económico tan enorme, es defendido por un gran conglomerado de periodistas a través de programas hábilmente estructurados para ejecutar tenaz oposición al actual proceso de cambio, en base a sondeos y encuestas claramente manipuladas, que no hacen otra cosa que echar por la borda sus poco creíbles pretensiones de imparcialidad y objetividad.

Los parlamentarios que tratarán la nueva Ley de Telecomunicaciones, están obligados a analizar si los medios deben estar en manos de poderosos empresarios cuyos intereses pueden torcer la opinión pública, si logran la colaboración de escogidos manipuladores, que de haber, sí los hay.

(1) NDLR: La Cámara de Diputados aprobó hoy el proyecto de ley de telecomunicaciones que garantiza la distribución equitativa de las frecuencias, el que deberá ser enviado a la Cámara Alta (Senado) para ser revisado y aprobado.

TUTTI LOS MAFIOSI



Los que sacan partido de la crisis europea
Con la volatilidad de los mercados europeos, que esta semana pareció trasladarse a España e Italia, vuelve a surgir la pregunta de si la crisis se ha profundizado por el papel de los especuladores pescando en río revuelto.


Algunos cuestionan el papel de los llamados fondos de cobertura o hedge funds, que comercian diariamente con enormes sumas de bonos de deuda de estos países. Y llaman la atención particularmente a un instrumento financiero que se conoce como Credit Default Swaps, o CDS, una especie de seguro contra el impago de deuda o default.

En un artículo del diario británico The Guardian, el analista James Rickards, quien trabajó para el fondo de cobertura estadounidense Long Term Capital Management, comparaba el mercado de CDS con quien asegura la casa del vecino, ya que uno puede adquirir seguros de activos que uno no posee.

Y recuerda que quien compra un seguro para la casa de su vecino "tiene un interés en que la casa se queme o incluso le prende fuego".

Desde hace más de un año, los hedge funds y los CDS han sido severamente criticados por las autoridades europeas. La canciller alemana, Angela Merkel y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, entre otros, han llamado a que se regule un mercado que consideran bastante opaco.

Ataques de mercado

La preocupación se centra en una dinámica que las autoridades griegas han descrito como perversa.

Cuando se inician las dudas sobre la capacidad de países como Grecia o Portugal de pagar su deuda -por ejemplo si la calificación de la deuda baja- eso lleva a un aumento de los CDS, o del costo de asegurarse contra el default.

Eso a su vez conduce a que suban los intereses de los bonos del país en cuestión, sea Grecia o Portugal, con lo cual aumenta el costo de financiación del país y aumentan sus dificultades, lo que eventualmente hace más probable el default.

"Cuando alguien espera que un valor baje, lo que hace es que asume una posición corta (vende a corto plazo con el compromiso de recompra en un período determinado; el objetivo es comprarlos más baratos) y eso hace que el valor baje todavía más", dijo a BBC Mundo Xavier Adserá, ex presidente del Instituto de Analistas Financieros de España.

En ese sentido es posible que un hedge fund se deshaga temporalmente de unos bonos para recomprarlos nuevamente a descuento con lo cual influyen en que el mercado vaya en una cierta dirección. "Ellos lo que están buscando no es influir en el mercado sino sacar dinero".

La Asociación Internacional de Swaps y derivados (ISDA) ha salido al paso de las críticas, negando que el mercado de CDS esté exacerbando la crisis. Xabier Adserá cree que la especulación es una consecuencia, pero no la causa de la profundización de la crisis.

Con eso concuerda Santiago Carbó, profesor de la Universidad de Granada, en España, quien señaló a BBC Mundo que "hay un componente especulativo en la crisis, pero no olvidemos que desde la crisis griega los grandes inversores del mundo se están deshaciendo de la deuda periférica y para que se la queden hay que ofrecerles más interés, y eso es un problema estructural, no es especulativo".

Ganancias ocultas

Independientemente del debate, lo que si está claro es que actores financieros están amasando recursos con esos instrumentos, pero es difícil saber cuánto dinero se mueve en ese mercado.

El año pasado, la Comisión Europea anunció que investigaría a más de 10 bancos de inversión, a quienes acusó de abusar de su posición dominante en el mercado contribuyendo con ello a que aumentaran los costos de financiación de Grecia.

Pero no fue posible encontrar pruebas de una serie de supuestos intercambios multimillonarios, ya que no hay registros de esas operaciones.

Algunos analistas advierten que muchos hedge funds se han abstenido de apostar directamente a un cese de pagos por parte de Grecia, por temor a que las autoridades europeas arremetan y los acusen de sacar ventaja de la situación.

Sin embargo, un informe de la agencia Reuters pone de relieve algunas de las estrategias utilizadas para sacar partido, como por ejemplo apostar a caídas del euro o a la caída de las acciones de bancos expuestos a un default por parte de Grecia.

Muchos han cuestionado el hecho de que instituciones financieras se pongan diferentes sombreros en diferentes contextos, como cuando se descubrió que Goldman Sachs ayudó a vender hipotecas subprime en EE.UU. y por el otro lado aconsejó a clientes que utilizaran esos CDS para apostar a que se irían a pique.

En el contexto europeo, un artículo del New York Times dijo que Goldman Sachs había ayudado al gobierno griego a maquillar sus cifras y por el otro lado recomendó veladamente en un informe a sus clientes sobre los riesgos de la deuda soberana griega.

Goldman Sachs señaló que su informe -CDS 101- no menciona por ningún lado a Grecia.

Pero eso aumentó las sospechas de las autoridades europeas que han lanzado una investigación en relación al papel que esos instrumentos están jugando en la crisis.

Y movimientos en el mercado como los que este lunes colocaron a España e Italia en serios aprietos financieros, hacen pensar a muchos que hay que hacerlo más temprano que tarde.

NO ES GRECIA. ES EL CAPITALISMO, ¡ ESTÚPIDO! por ATILIO BORON

Los medios, las consultoras, los economistas, los bancos de inversión, los presidentes de los bancos centrales, los ministros de hacienda, los gobernantes no hacen otra cosa que hablar de “la crisis griega”. Ante tanta vocinglería mal intencionada es oportuno parafrasear aquella frase de campaña de Bill Clinton para decir e insistir que la crisis es del capitalismo, no de Grecia. Que este país es uno de los eslabones más débiles de la cadena imperialista y que es a causa de ello que por allí hacen eclosión las contradicciones que lo están carcomiendo irremisiblemente. 

La alarma de los capitalistas, justificada sin dudas, es que el derrumbe de Grecia puede arrastrar a otros países como España, Irlanda, Portugal y comprometer muy seriamente la estabilidad económica y política de las principales potencias de la Unión Europea.  Según informa la prensa financiera internacional, representativa de los intereses de la “comunidad de negocios” (léase: los gigantescos oligopolios que controlan la economía mundial) la resistencia popular a las brutales medidas de austeridad propuestas por el ex presidente de la Internacional Socialista y actual primer ministro griego, Georgios Andreas Papandreu, amenazan con arrojar por la borda todos los estériles esfuerzos hasta ahora realizados para paliar la crisis. La zozobra cunde en el patronato ante las dificultades con que tropieza Atenas para imponer las brutales políticas exigidas por sus supuestos salvadores. Con toda razón y justicia los trabajadores no quieren hacerse cargo de una crisis provocada por los tahúres de las finanzas, y la amenaza de un enorme estallido social, que podría reverberar por toda Europa, tiene paralizada a las dirigencias griega y europea.
La inyección de fondos otorgada por el Banco Central Europeo, el FMI y los principales países de la zona euro no han hecho sino agravar la crisis y fomentar los movimientos especulativos del capital financiero. El resultado más visible ha sido acrecentar la exposición de los bancos europeos ante lo que ya aparece como un inevitable default griego. Las conocidas recetas del FMI, el BM y el Banco Central Europeo: reducción de sueldos y jubilaciones, despidos masivos de empleados públicos, remate de empresas estatales y desregulación de los mercados para atraer inversiones han surtido los mismos efectos padecidos por varios países de América Latina, notablemente la Argentina. Parecería que el curso de los acontecimientos en Grecia se encamina hacia un estrepitoso derrumbe como el que conocieran los argentinos en diciembre del 2001. Dejando de lado algunas obvias diferencias hay demasiadas semejanzas que abonan este pronóstico. El proyecto económico es el mismo, el neoliberalismo y sus políticas de shock ; los actores principales son los mismos: el FMI y los perros guardianes del imperialismo a escala global; los ganadores son los mismos: el capital concentrado y muy especialmente la banca y las finanzas; los perdedores son también los mismos: los asalariados, los trabajadores y los sectores populares; y la resistencia social a esas políticas tiene la misma fuerza que supo tener en la Argentina. Es difícil imaginar unsoft landing, un aterrizaje suave, de esta crisis. Lo previsible y lo más probable es precisamente lo contrario, tal como ocurrió en el país sudamericano.
            Claro que a diferencia de la crisis argentina, la griega está destinada a tener un impacto global incomparablemente mayor. Por eso el mundo de los negocios contempla con horror el posible “contagio” de la crisis y sus devastadores efectos entre los países del capitalismo metropolitano. Se estima que la deuda pública griega asciende a 486.000 millones de dólares y que representa un 165 % del PIB de ese país. Pero tal cosa ocurre en una región, la “eurozona” en donde el endeudamiento ya asciende al 120 % del PIB de los países del euro, con casos como Alemania con un 143 %, Francia, 188 % y Gran Bretaña con el 398 %. No debe olvidarse, además, que la deuda pública de Estados Unidos ya asciende al cien por ciento de su PBI. En una palabra: el corazón del capitalismo global está gravemente enfermo. Por contraposición la deuda pública china en relación a su gigantesco PBI es de apenas el 7 %, la de Corea del Sur 25 % y la de Vietnam 34 %. Hay un momento en que la economía, que siempre es política, se transforma en matemática y los números cantan. Y la melodía que entonan dicen que aquellos países están al borde de un abismo y que su situación es insostenible. La deuda griega  -exitosamente disimulada en su gestación y desarrollo gracias a colusión criminal de intereses entre el gobierno conservador griego de Kostas Karamanlis y el banco de inversión favorito de la Casa Blanca, Goldman Sachs-  fue financiada por muchos bancos, principalmente en Alemania y, en menor medida, Francia. Ahora son acreedores de papeles de una deuda que la calificadora de riesgo Standard & Poor's (S&P) calificó con la peor nota del mundo: CCC, es decir, tienen acreencias sobre un deudor insolvente y que no tiene condiciones de pagar. En igual o peor posición se encuentra el ultraneoliberal Banco Central Europeo, razón por la cual un default griego tendría consecuencias cataclísmicas para este verdadero ministro de finanzas de la Unión Europea, situado al margen de cualquier control democrático. Las pérdidas que originaría la bancarrota griega no sólo comprometería a los bancos expuestos sino también a los países en problemas, como España, Irlanda, Italia y Portugal, que tendrían que afrontar el pago de intereses mucho más elevados que los actuales para equilibrar sus deterioradas finanzas. No hace falta mucho esfuerzo para imaginar lo que sucedería si se produjese, como se teme, una cesación unilateral de pagos griega, cuyo primer impacto daría en la línea de flotación de la locomotora europea, Alemania.
            Los problemas de la crisis griega (y europea) son de origen estructural. No se deben a errores o a percances inesperados sino que expresan la clase de resultados previsibles y esperables cuando la especulación y el parasitismo rentístico asumen el puesto de comando del proceso de acumulación de capital. Por algo en el fragor de la Gran Depresión de los años treintas John Maynard Keynes recomendaba, en su célebre Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, practicar la eutanasia del rentista como condición indispensable para garantizar el crecimiento económico y reducir las fluctuaciones cíclicas endémicas en el capitalismo. Su consejo fue desoído y hoy son aquellos sectores los que detentan la hegemonía capitalista, con las consecuencias por todos conocidas. Comentando sobre esta crisis el Istvan Meszaros decía hace pocos días que “una crisis estructural requiere soluciones estructurales”, algo que quienes están administrando la crisis rechazan terminantemente. Pretenden curar a un enfermo en gravísimo estado con aspirinas. Es el capitalismo el que está en crisis y para salir de ella se torna imprescindible salir del capitalismo, superar cuanto antes un sistema perverso que conduce a la humanidad al holocausto en medio de enormes sufrimientos y una depredación medioambiental sin precedentes. Por eso la mal llamada "crisis griega" no es tal; es, en cambio, el síntoma más agudo de la crisis general del capitalismo, esa que los medios de comunicación de la burguesía y el imperialismo aseguran desde hace tres años que ya está en vías de superación, pese a que las cosas están cada vez peor. El pueblo griego, con su firme resistencia, demuestra estar dispuesto a acabar con un sistema que ya es inviable no en el largo sino en el mediano plazo. Habrá que acompañarlo en su lucha y organizar la solidaridad internacional para tratar de evitar la feroz represión de que es objeto, método predilecto del capital para solucionar los problemas que crea su desorbitada voracidad. Tal vez  Grecia, que hace más de dos mil quinientos años inventó la filosofía, la democracia, el teatro, la tragedia y tantas otras cosas, pueda volver sobre sus fueros e inventar la revolución anticapitalista del siglo veintiuno. La humanidad le estaría profundamente agradecida.  

sábado, 9 de julio de 2011

NOS DEJO UNO DE LOS ÚLTIMOS GIGANTES




Muerte de Facundo Cabral fue "fortuita", según autoridades guatemaltecas

El atentado habría estado dirigido contra el empresario que conducía el automóvil en el que pereció el cantautor, dijo ministro guatemalco

os disparos que acabaron con la vida del cantautor argentino Facundo Cabral, de 74 años, no estaban dirigidos a él, sino al empresario Henry Fariña, quien conducía el automóvil en el que iba el cantautor argentino, según lo reveló el ministro de Gobernación de Guatemala, Carlos Menocal, en conferencia de prensa. Según se informó, las evidencias examinadas así lo sugieren.
La ubicación de los orificios de bala en el vidrio delantero del vehículo (en la ventana del conductor) indicarían que el verdadero blanco del ataque era Fariñas y no Cabral.
CRIMEN ORGANIZADO
Por su parte el ministro de Gobernación, Carlos Menocal, dijo que el ataque se perpetró desde tres vehículos: uno adelante del vehículo de Fariña y Cabral que aminoró la velocidad, y dos que se posicionaron a la derecha y la izquierda. Fariña conducía el automóvil y Cabral -como era su costumbre- viajada como acompañante, adelante.
“No fueron sicarios de calle, es un operativo bien montado del crimen organizado”, indicó también el presidente Álvaro Colom.
Ante el atentado, Fariña resultó gravemente herido. Actualmente se encuentra hospitalizado bajo fuertes medidas de seguridad.
“Sabemos que Facundo Cabral iba a abordar el bus del hotel donde se hospedaba, para ir al aeropuerto, pero anoche se encontró con el señor Fariña y él le ofreció llevarlo”, dijo el ministro. Según Menocal, la muerte de Cabral fue “fortuita”.
GUATEMALA DE DUELO
Por otro lado, el Gobierno guatemalteco declaró tres días de duelo tras la trágica muerte del intérprete de “No soy de aquí ni soy de allá”.
“Más que un artista, era una persona comprometida con Guatemala, que la conocía muy bien y un mensajero de la paz”, señaló también el presidente guatemalteco.


NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAÍDO


No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que puebla.
   Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además no es tan malo vivir solo.
   Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco, algo fundamental para vivir. 
   No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie Chopin a los 90. Solo por citar dos casos conocidos. 
   No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles mas alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.
   No perdiste a nadie, el que murió simplemente, se nos adelantó, porque para >allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.
   Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
   Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás.
   Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.
   Además, la felicidad no es un derecho sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todos los que te aman. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar seis millones de hermanos judíos.
   Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perugia, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileiros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mahler, Mozart, Chopin, Bethoven, Caravaggio, Rembrant, Velásquez, Picasso y Tamayo entre tantas maravillas.
   Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas....y si le ganas, serás humilde, más agradecido, por lo tanto fácilmente feliz.
   Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser. 
   No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas.
Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor.

   Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimenta a la vida.
Facundo Cabral

Descansa en paz, maestro, que nosotros nunca lo olvidaremos.
Besos de Hetaira