miércoles, 25 de mayo de 2011

PANDEMIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA



Prensa burguesa, "el nuevo opio de los pueblos"

Rafael Correa, presidente de Ecuador, afirmó el sábado que la prensa "burguesa" es el "nuevo opio" de los pueblos. Dijo también que tras dejar su gobierno se dedicará a estudiar este fenómeno ya que lo considera "uno de los mayores problemas" de América Latina.
El "cuarto poder" es señalado por Correa como un poder ilegítimo ya que llegan a él quienes con dinero compran o instalan una empresa de comunicación desde donde pretenden dominar, marcar "la verdad" y donde solamente se comunicará lo que a sus intereses convenga.

En contrapartida Correa señala que los medios públicos y comunitarios pueden "aminorar en algo ese conflicto de intereses". Luego del plebiscito del pasado 7 de mayo se habilita al gobierno ecuatoriano a regular los contenidos de la prensa así como a fijar criterios de responsabilidad de medios o periodistas así como también se prohíbe a los medios y a los bancos realizar inversiones fuera de su sector.

En el caso de la República Argentina existen dos grupos económicos que detentan la mayor parte de los medios de comunicación: Grupo Clarín (quien además es propietaria de medios de comunicación en otros países de Latinoamérica) y Telefónica Argentina S.A. La nueva Ley de Medios apunta a evitar la formación de monopolios y oligopolios así como a defender al consumidor, acceso universal y generación de contenidos nacionales, regulación de los plazos de licencias, entre otros.

En Brasil a mediados del pasado mes se lanzó un Frente Parlamentario por la Libertad de Expresión y el Derecho a la Comunicación con Participación Popular. La iniciativa fue creada con el objetivo de ampliar la participación de representantes de entidades de la sociedad civil que defienden la libertad de expresión y el derecho a la comunicación. Entre los coordinadores están el diputado federal Emiliano José. "Tenemos medios profundamente concentrados en manos de pocas familias", dijo el parlamentario, citado por Terra.

A nivel global son las grandes cadenas de noticias internacionales como CNN, Fox, BBC, TVE, repetidas por los diferentes medios locales, televisión, radio, prensa escrita o portales web, las que marcan la línea ideológica de la información así como las encargadas de seleccionar cuales deben ser las noticias a difundir o a ocultar dependiendo de lo que convenga a los intereses hegemónicos que responden a las potencias y los grandes capitales que dominan el mundo.

A lo anterior debemos agregar un nuevo fenómeno conocido como "granjas de contenidos" o "artículos a pedido". Pionera en la materia es la firma Demand Media (www.demandmedia.com) cuyo "manifiesto" reza que su misión es "satisfacer la demanda mundial de contenidos de valor comercial". Su intención final apunta a "crear contenidos que resuelvan problemas, respondan a los interrogantes, permitan ahorrar dinero, hagan ganar tiempo y hagan feliz a la gente".

Nos encontramos en un nuevo escenario donde se muestra al navegante la información que, según un algoritmo que permite identificar cuales son los términos mas buscados en internet y palabras claves utilizadas por los publicistas, "necesita obtener". De esta forma y una vez seleccionados los temas mas buscados en internet se pone en marcha un ejército de unos 10.000 editores freelance que llegan a escribir hasta 6.000 artículos por día. No esperemos información de calidad obtenida de esta forma.

Vemos una tendencia antihegemónica en nuestra América Latina que apunta a revertir el carácter monopólico de los medios de comunicación, con un marcado acento en la defensa del consumidor de contenidos que alienta a pensar que el "nuevo opio de los pueblos" pueda ser reemplazado por contenidos de calidad y donde la información no sea generada o filtrada por los grandes centros de poder económicos y políticos. Pareciera ser que vamos en el sentido correcto, "¿quién dijo que todo está perdido?"

CRONOCOPIANDO:



¿En manos de quién estamos?

Koldo Campos Sagaseta


De Paul Wolfowitz decían sus profesores que fue un estudiante modélico, de ejemplar comportamiento en las universidades en que cursó Matemáticas, Historia y Ciencias Políticas. Sus biógrafos lo tenían como un brillante intelectual, discípulo de Leo Strauss, capaz y trabajador. Sus compañeros del Pentágono afirmaban que era el más hábil estratega en materia de defensa que ha pasado por el polígono, artífice, entre otras ideas, de las “guerras preventivas” y de la necesidad de aniquilar a los “competidores emergentes”. Todo un teórico de la supremacía militar “en cualquier circunstancia”, experto en “crear” amenazas y paranoias. Los periodistas lo señalaban como el más diestro y sagaz funcionario que haya pasado por la Casa Blanca. Sus amigos hablaban de él como un hombre sencillo, patriota americano, ferviente demócrata y honesto.Su presidente lo definió como un servidor pulcro y leal, al que por sus tantas virtudes y doctos saberes nombraron por unanimidad presidente del Banco Mundial.
Un aciago día, sin embargo, el mito se derrumbó y aquel modélico estudiante, brillante intelectual, hábil estratega, diestro funcionario, patriota americano, pulcro y virtuoso Paul Wolfowitz, terminó enredado en un vulgar folletín americano en el que no faltó una amante, una amiga celosa, una secretaria a la que recompensar con otro cargo, un amoroso aumento de salario y un beso en un motel. Hasta agujeros en los calcetines acabó confesando antes de dejar su puesto.
Poco más tarde, cuando todavía coleaba el escándalo protagonizado por el presidente del Banco Mundial, Randall Tobías presentaba su renuncia como administrador de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) luego de que se le advirtiera la inmediata publicación de una lista de nombres vinculados a la prostitución en la que figuraba el suyo. Tobías era un leal y veterano cliente de “La Madame del DC”, un centro de prostitución que el administrador creía era de masajes. Eso fue al menos lo que alegó en su defensa al ser cuestionado por la policía sobre su relación con la “madame”. Cierto es que no debe ser fácil distinguir un masaje de una felación y, por las dudas, Tobías persistió en sus estudios y averiguaciones, masaje tras masaje, sin acabar de entender la diferencia. Ni siquiera el alto costo del servicio le hizo entrar en sospechas de que fuera otra cosa lo que estaba pagando. En su defensa cabía alegar que así sea con la mano o con la lengua, un masaje es un masaje y que, al fin y al cabo, como administrador de una institución que maneja alrededor de 20 mil millones de dólares al año, eso era, a gran escala, lo que había venido haciendo desde que fuera nombrado: masajear las economías de los países puestos en manos del organismo que dirigía.
Para completar la trilogía faltaba el presidente del Fondo Monetario Internacional que, junto a los dos citados, compone la funesta trilogía de impresentables que, además de ocuparse de los recursos y la moral del mundo, también administran sus arrumacos y masajes. Y no se ha hecho esperar.
Dominique Strauss-Kahn ha sido detenido y acusado de agresión sexual e intento de violación. El político socialista francés, considerado el mejor situado para hacerse con la presidencia de su país una vez terminara su labor al frente del Fondo Monetario Internacional, fue arrestado en Nueva York en el avión en que se disponía a huir, luego de intentar violar a una camarera en el hotel en que se hospedaba.
Tampoco es, al parecer, la primera vez que Strauss-Kahn, acostumbrado a acudir al rescate de crisis financieras, ha asumido personalmente la posibilidad de aplicar programas de reajustes a mujeres en crisis e incapaces de cumplir con sus obligaciones y sus deudas. Y nadie ignoraba, desde su desenfrenado estilo de vida, su contradictoria debilidad por incentivar el gasto y la inversión entre las economías sometidas al dictamen de su gerencia monetaria.
Al igual que Paul Wolfowitz y Randall Tobías, Strauss-Kahn sólo estaba aplicando a escala reducida las líneas maestras del desarrollo internacional que impulsan Estados Unidos y Europa con respecto al tercer mundo. En manos de semejantes canallas, dignos representantes de los organismos que han presidido, es que está la humanidad.

lunes, 23 de mayo de 2011

COPYCAT DE SOLAPA GOLPISTA






Economía informal

El hombre que se adelantó

Álvaro Vargas Llosa




Columna publicada el 26-01-2004

Hago una consulta a un historiador norteamericano a propósito de un asunto menor, y me dice: “Te respondo si me prometes que harás justicia en el Perú a William Mangin, el hombre que se adelantó 30 años en la exaltación de la economía informal y a quien nadie menciona”.
           
El chantaje me desarma, de modo que me zambullo en la obra de este antropólogo jubilado de Syracuse University. Descubro, en efecto, que lo vio y lo supo todo con tres décadas de anticipación. Si el Perú, donde realizó meticulosas pesquisas en los años 50 y 60, hubiera prestado atención a los textos académicos en los que desbarató los prejuicios que entonces rodeaban –rodean todavía– a la economía informal, seríamos una mediana potencia.
           
En la parte final de El otro Sendero se concluye que los informales no son, como creen la izquierda y la derecha, un problema: más bien, un problema que contiene su propia solución. Esta idea la hicimos nuestra muchos liberales a fines de los 80. No sospechábamos que ella era también el título de un deslumbrante ensayo de Mangin publicado en el verano de 1967, en la Latin American Research Review: “Latin American Squatter Settlements: A Problem and a Solution”. No es su única contribución a la materia. Tres años después recogió en un libro del que fue editor, Peasants in Cities(Campesinos en las ciudades), varios ensayos más, entre ellos Tales from the Barriadas(Relatos de las barriadas). Mangin comprendió que en los pueblos jóvenes germinaba no una revolución proletaria sino una economía de mercado, y que la gente daba respuestas creativas, audazmente empresariales, a unas condiciones creadas por la proliferación de obstáculos legales, en abierto desafío a un Estado incapaz de brindar los servicios prometidos.
           
A diferencia de muchos antropólogos, acató lo que sus ojos vieron. En 1963, antes de que mis padres estuvieran casados, ya escribía: “Las barriadas son por lo general lugares tranquilos habitados por grupos de familias muy trabajadoras, pero su imagen pública es: violencia, inmoralidad, pereza, crimen y política revolucionaria de izquierda”. Dos años después, gracias a sus investigaciones en el asentamiento “General Benavides”, aseguraba: “Ningún futuro gobierno tendrá la fuerza suficiente para expulsar a los más de 200.000 invasores de tierra alrededor de Lima”.
           
En 1967, afirma, en su ensayo Latin American Squatter Settlements: A Problem and a Solution, que “los asentamientos humanos representan una solución al complejo problema de la rápida urbanización y migración, así como la escasez de vivienda. El problema es la solución”. Explica que “han organizado desde sistemas de agua privados hasta mercados, división del trabajo y grupos que recaudan dinero para comprar la tierra que habitan”. Añade que tienen “tribunales no oficiales para disputas menores”. Observa que “los asentamientos están formados abrumadoramente por familias pobres que trabajan duro y aspiran a salir adelante legítimamente”.
           
Su conclusión de hace 37 años, a partir del fenómeno que había estudiado, es impecable. Estas son las cuatro contribuciones que, según él, los informales estaban haciendo a la economía nacional: “inversión en vivienda y mejora de la tierra”, “mercado de trabajo”, “crecimiento de la pequeña empresa” y “un capital social intangible invertido en la formación de la comunidad”. ¿Y por qué esta economía promisoria no daba el gran salto? La razón es precisa: “Los reglamentos de zonificación y planificación impiden la expansión de la economía local”. Es decir: por culpa de las normas estatistas.
           
Si los gobiernos de los años 50, 60 y 70 (en esa década aconsejó en Lima otorgar títulos de propiedad a los informales) hubieran prestado atención a estas macizas lecciones, el Perú sería otro. Lo mismo puede decirse de otros países latinoamericanos. En los años 70, estudios “ninguneados” que hoy nadie cita dieron en el mismo blanco. Por ejemplo,The Evolution of the Law in the Barrios of Caracas (La evolución de la ley en los barrios de Caracas), de Kenneth Karst, Murray Schwartz y Audrey Schwartz. En el Africa, el antropólogo Keith Hart, otro nombre recoleto, afirmaba respecto de Ghana, usando la palabra “informalidad”, lo que otros señalaban en América Latina. Cada generación vuelve a descubrir las mismas verdades, incesantemente. Algunos países aprenden a respetarlas. Otros, no.
           
Hace unos días, de paso por Nueva York, enterado de que no estaba muerto, como suponía, ubiqué a Mangin. Le agradecí lo que hizo por el Perú y le pedí disculpas por el silencio en que se guarda su nombre. “¿Por qué no le hicieron caso?”, le pregunté. Respondió: “Porque la izquierda creyó que yo era muy poco revolucionario y la derecha creyó que lo era demasiado”.
 
© AIPE
 
Alvaro Vargas Llosa prepara un libro sobre las reformas latinoamericanas de los años 90 con el auspicio de The Independent Institute



Tenemos que sumarle al hecho de las evidentes costumbres copistas de este caballero de escasa cabellera, que gracias a que Mario Vargas Llosa le prologó su librejo cuando sólo lo reconocían en el mundo como un campeón  en meter  sablazos en aras de fondos de diversa procedencia para sus investigaciones por la legalización de los llamados "informales" 
Cabe acotar que los coautores del libro (los que aparecen en las primeras ediciones) serían luego borrados de la presentación del mismo. Lindo el economista que se puso nombre de conquistador.

LAS ULTIMAS TARDES DE MAYO



Un ACONTECIMIENTO (con mayúsculas)

Jaime Pastor


1. ¿Podemos hablar ya de un "movimiento 15M"? ¿Cómo se da el salto de una manifestación a una acampada?

R: Quizás sea prematuro decirlo pero creo que sí, que efectivamente las manifestaciones en más de 50 ciudades y las acampadas en las principales plazas de muchas ciudades en los días siguientes constituyen un Acontecimiento fundador de un nuevo tipo de movimiento social con perspectivas de duración, ya que expresa una indignación colectiva frente a las consecuencias negativas que para una mayoría social tiene una crisis de la que no se sienten responsables. En saltos como el que se ha dado ahora de una manifestación a una acampada puede haber motivos concretos: por ejemplo, ahora en el caso de Madrid las detenciones al final de la manifestación del domingo llevaron a un grupo de personas a acampar en la Puerta del Sol para pedir su puesta en libertad; luego, el desmantelamiento de la acampada por parte de la policía provocó una nueva ocupación y acampada al día siguiente y así continúa. Pero sin duda también influyen factores generales como el "efecto emulación o contagio", tanto por las referencias que hemos podido ver al simbolismo de la plaza Tahrir en El Cairo (aun reconociendo que en este caso se trataba de hacer caer una dictadura) como por el hecho de que la misma iniciativa de Madrid ha supuesto un estímulo para que la gente movilizada en otras ciudades expresara su solidaridad: se pretende así ocupar el espacio público en lugares especialmente simbólicos.

2. ¿Cuáles pueden ser las causas de la indignación de estas personas?

R: Es difícil generalizar pero creo que la causa más común es la percepción de injusticia que supone la respuesta que a la crisis sistémica -financiera, económica, social...- están dando los grandes partidos, a los que consideran una "clase política" corrupta y al servicio de los grandes poderes económicos: ven que se está haciendo recaer las medidas contra la crisis en quienes no la han provocado -jóvenes, mujeres, mayores, inmigrantes...- a través de graves recortes en derechos sociales fundamentales en un Estado menguante del bienestar como el español. Es muy significativo el eslogan de la plataforma que tomó la iniciativa de esas movilizaciones, "Democracia Real, Ya": "No somos mercancía de políticos y banqueros". Si además tenemos en cuenta el protagonismo que está teniendo la juventud, el eslogan de Juventud Sin Futuro, otra plataforma convocante, es también representativo de esa indignación cuando denuncian su situación "sin casa, sin curro, sin pensión", aunque enseguida afirman "Sin Miedo" para expresar su voluntad de salir de la resignación o de la búsqueda de salidas individuales a la crisis.

3. ¿Cómo puede interpretarse esto en el contexto de una Campaña electoral?

R: Creo que precisamente por darse en medio de esa campaña también supone una expresión de protesta frente a unos discursos partidarios que consideran llenos de promesas que luego piensan que no van a cumplir si llegan a gobernar. Refleja lo que ya dicen las encuestas: la consideración de la "clase política" como uno de los principales problemas y, por tanto, la desafección ciudadana no hacia la democracia en abstracto sino hacia la democracia realmente existente. Piensan que esa democracia se ha ido vaciando y que las grandes decisiones se toman fuera de los parlamentos y las instituciones representativas. Una frase de uno de los manifiestos puede resumir esto: "Nuestra democracia está secuestrada. Queremos liberarla".

4. ¿En qué medida se relaciona con los acontecimientos que están teniendo lugar a nivel mundial?

R: Desde el estallido de la crisis sistémica y financiera a finales de 2008 estamos viendo el desarrollo desigual pero creciente de movimientos de protesta en distintos países del "Norte" frente a la salida más neoliberal que se está dando a la crisis. En la misma Unión Europea tenemos los casos de Grecia, Francia, Gran Bretaña o Portugal. Tenemos también el caso hasta ahora excepcional de Islandia, en donde ha habido dos referendos en los que se ha rechazado el pago de la deuda generada por una banca privada que entró en quiebra por su propio aventurerismo especulativo. Por eso también hemos visto eslóganes como "España en pie, una Islandia es" o "Queremos ser islandeses". Y, en fin, tenemos el ejemplo de las revueltas en el mundo árabe y el papel que la juventud, mediante el uso intensivo y extensivo de las nuevas tecnologías de la comunicación, ha tenido. Todo esto sin duda ha influido en las redes sociales que aquí fueron preparando las movilizaciones del pasado 15-M.

5. Las movilizaciones en torno al 15 de Mayo se han convocado principalmente por redes sociales en internet, ¿En qué medida cambia internet el panorama de las movilizaciones políticas?

R: Obviamente, suponen una revolución en la contra-información y la comunicación que ayuda a contrarrestar las informaciones y la opinión publicada en los medios de comunicación tradicionales y a difundir las suyas propias con una rapidez y una economía del tiempo impensables en el pasado. Permiten una coordinación entre los y las activistas muy superior a las existentes hasta ahora, a lo que se suma la posibilidad de un funcionamiento democrático y horizontal también mayor. Ayudan, en fin, a un fácil paso del espacio virtual al real mediante la rápida difusión de las iniciativas de calle y las réplicas inmediatas a las respuestas que puedan venir desde las autoridades.

6. ¿Qué opina de la cobertura que están teniendo las movilizaciones en los medios de comunicación tradicionales?

R: Hasta el 15 de mayo hubo un silenciamiento casi total de lo que se estaba preparando desde estas redes sociales, pero es evidente que ha habido un cambio de actitud al día siguiente al ver la legitimación social que han conseguido con la masiva respuesta que han encontrado en las calles. Pero también hay intentos claros de mostrar ya las presuntas debilidades de este movimiento: su heterogeneidad (real pero lógica y no por ello mala), su posible manipulación por uno u otro partido (lo cual remite a las teorías conspiratorias en auge que pretenden negar los motivos reales de la protesta), la existencia de sectores "antisistema" (empleando esto como una descalificación cuando hemos visto esloganes como "Es el sistema el que es antipersonal") o "violentos" (cuando se está viendo que la opción claramente mayoritaria es la desobediencia civil no violenta). No obstante, también hay medios (especialmente en las radios) que están dando la palabra a portavoces de las redes convocantes o analistas que contribuyen a comprender lo que está ocurriendo como algo que puede ayudar a buscar respuestas distintas a las que se están ofreciendo desde los grandes partidos tanto ante la democracia realmente existente como frente a la crisis.

7. Por último, nos gustaría preguntar qué posibles efectos pueden tener estas movilizaciones, tanto a largo plazo como a corto plazo

R: Un efecto importante es ya la construcción de una nueva subjetividad común, plural y creativa que está teniendo la gente que participa en estas movilizaciones. Esto es ya positivo para todas estas personas porque supone salir de la parálisis o de creer que no se podía hacer nada frente a la crisis más allá de ir a votar o no por uno u otro partido el 22 de mayo. La efervescencia colectiva que se está viviendo estos días, el sentirse parte de un movimiento tan extendido y sincronizado en tantas ciudades y con referencias a escala internacional, con un repertorio de mensajes y acciones muy amplio y cada vez más creativo, tendrá sin duda un impacto en todas esas personas. De esta experiencia puede surgir un nuevo ciclo de movilizaciones sostenidas en el tiempo y cada vez más coordinadas, aunque también es probable que vayan expresándose públicamente diferentes redes, discursos y propuestas y surjan las primeras tensiones en el movimiento. Pero esto último también dependerá de la actitud que mantengan los poderes públicos y de sus tácticas de cooptación y/o represión ante las demandas y los distintos sectores del movimiento.

Jaime Pastor es profesor titular de Ciencia Política. Forma parte de la redacción de Viento Sur.

MALOS MANEJOS



Diez formas distintas de manipulación mediática


Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios. En su libro “Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas” Chomsky hace referencia a ese escrito en su decálogo de las “Estrategias de Manipulación”.

1- LA ESTRATEGIA DE LA DISTRACCIÓN.

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología o la cibernética.

“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas')”.

2- CREAR PROBLEMAS Y DESPUÉS OFRECER SOLUCIONES.

Este método también se denomina “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el que demande las medidas que se desea hacer que se acepten. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el que demande leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad.

O también: crear una crisis económica para hacer que se acepten como manes necesarios el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3- LA ESTRATEGIA DE LA GRADUALIDAD.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta con aplicarla gradualmente, con cuentagotas, por años consecutivos. De esa manera las condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) se impusieron durante las décadas de 1980 y 1990

Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo masivo, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que habrían provocado una revolución si se hubieran aplicado de una sola vez.

4- LA ESTRATEGIA DE DIFERIR.

Otra manera de hacer que se acepte una decisión impopular es la de presentarla como "dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato.

Primero porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido se podría evitar. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5- DIRIGIRSE Al PÚBLICO COMO A CRIATURAS DE POCA EDAD.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental.

Cuanto más se pretende engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ésta tuviese 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestión, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6- UTILIZAR EL ASPECTO EMOCIONAL MUCHO MÁS QUE LA REFLEXIÓN.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente en el sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7- MANTENER AL PÚBLICO EN LA IGNORANCIA Y LA MEDIOCRIDAD.

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la mas pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8- ESTIMULAR AL PÚBLICO A SER COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9- REFORZAR LA AUTOCULPABILIDAD.

Hacer creer al individuo que sólo él es el culpable de su propia desgracia debido a la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se minusvalora y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y sin acción no hay revolución!

10- CONOCER A LOS INDIVIDUOS MEJOR DE LO QUE SE CONOCEN ELLOS MISMOS.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y los que poseen y utilizan las elites dominantes.

Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológica. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que éste se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Noam Chomsky. Filósofo, activista, autor y analista político estadounidense. Es profesor emérito de Lingüística en el MIT y una de las figuras más destacadas de esta ciencia en el siglo XX. Reconocido en la comunidad científica y académica por sus importantes trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva.

jueves, 5 de mayo de 2011

LA ERA POST NUCLEAR por IGNACIO RAMONET




Fukushima marca, en materia de energía atómica, el fin de una ilusión y el comienzo de la era post-nuclear. Clasificado ahora de nivel 7, o sea el más alto en la escala internacional de los incidentes nucleares (INES), el desastre japonés ya es comparable al de Chernóbil (ocurrido en Ucrania en 1986) por sus “efectos radiactivos considerables en la salud de las personas y en el medio ambiente”.
El seísmo de magnitud 9 y el descomunal maremoto que, el pasado 11 de marzo, con inaudita brutalidad, castigaron el noreste de Japón, no sólo originaron la actual catástrofe en la central de Fukushima sino que dinamitaron todas las certidumbres de los partidarios de la energía nuclear civil.
Con decenas de construcciones de centrales atómicas previstas en innumerables países, la industria nuclear, curiosamente, se hallaba viviendo su época más idílica. Esencialmente por dos razones. Primero, porque la perspectiva del “agotamiento del petróleo” antes de finales de este siglo, y el crecimiento exponencial de la demanda energética por parte de los “gigantes emergentes” (China, la India, Brasil) la convertían en la energía de sustitución por excelencia (1). Y segundo, porque la toma de conciencia colectiva ante los peligros del cambio climático, causado por los gases de efecto invernadero, conducía paradójicamente a optar también por una energía nuclear considerada como “limpia”, no generadora de CO2.
A estos dos argumentos recientes, se sumaban los ya conocidos: el de la soberanía energética y menor dependencia respecto a los países productores de hidrocarburos; el bajo coste de la electricidad así creada; y, aunque parezca insólito en el contexto actual, el de la seguridad, con el pretexto de que las 441 centrales nucleares que hay en el mundo (la mitad de ellas en Europa occidental), sólo han padecido, en los últimos cincuenta años, tres accidentes graves...
Todos estos argumentos –no forzosamente absurdos– han quedado hechos añicos tras la descomunal dimensión del desastre de Fukushima. El  nuevo pánico, de alcance mundial, se fundamenta en varias constataciones. En primer lugar, y contrariamente a la catástrofe de Chernóbil –achacada en parte, por razones ideológicas, al descalabro de una vilipendiada tecnología soviética–, esta calamidad ocurre en el meollo hipertecnológico del mundo y en donde se supone –por haber sido Japón, en 1945, el único país víctima del infierno atómico militar– que sus autoridades y sus técnicos han tomado todas las precauciones posibles para evitar un cataclismo nuclear civil. Luego, si los más aptos no han conseguido evitarlo, ¿es razonable que los demás sigan jugando con fuego atómico?
En segundo lugar, las consecuencias temporales y espaciales del desastre de Fukushima aterran. A causa de la elevada radiactividad, las áreas que circundan la central quedarán inhabitadas durante milenios. Las zonas un poco más alejadas, durante siglos. Millones de personas serán definitivamente desplazadas hacia territorios menos contaminados, teniendo que abandonar para siempre sus propiedades y explotaciones industriales, agrícolas o pesqueras. Más allá de la propia región mártir, los efectos radiactivos repercutirán en la salud de decenas de millones de japoneses. Y sin duda también, de numerosos vecinos coreanos, rusos y chinos. Sin excluir a otros habitantes del hemisferio boreal (2). Lo cual confirma que un accidente nuclear nunca es local, siempre es planetario.
En tercer lugar, Fukushima ha demostrado que la cuestión de la pretendida “soberanía energética” es muy relativa. Ya que la producción de energía nuclear supone una nueva supeditación: la “dependencia tecnológica”. A pesar de su enorme avance técnico, Japón tuvo que acudir a expertos estadounidenses, rusos y franceses (además de los especialistas de la Agencia Internacional de la Energía Atómica) para tratar de controlar la situación. Por otra parte, los recursos del planeta en uranio (3), combustible básico, son muy limitados y se calcula que, al ritmo actual de explotación, las reservas mundiales de este mineral se habrán agotado en 80 años. O sea, al mismo tiempo que las del petróleo...
Por estas razones y por otras más, los defensores de la opción nuclear deben admitir que Fukushima ha modificado radicalmente el enunciado del problema energético. Ahora se imponen cuatro imperativos: parar de construir nuevas centrales; desmantelar las existentes en un plazo máximo de treinta años; ser extremadamente frugal en el consumo de energía; y apostar a fondo por todas las energías renovables. Sólo así salvaremos quizás el planeta. Y la humanidad.
(1) Antes del accidente de Fukushima, se estimaba que el número de centrales nucleares en el mundo aumentaría un 60% de aquí a 2030. China, por ejemplo, tiene actualmente 13 centrales atómicas en actividad que producen apenas el 1,8% de la electricidad del país; en enero pasado decidió construir, entre 2011 y 2015, 34 nuevas centrales o sea una cada dos meses...
(2) Partículas radiactivas procedentes de la central de Fukushima cayeron sobre Europa occidental unos días después de la catástrofe, y aunque las autoridades declararon que “no constituían ningún peligro para la salud”, varios expertos subrayaron que al haberse acumulado en las hortalizas, en particular en las de hojas amplias como las lechugas, el consumo de éstas suponía un riesgo.
(3) Un reactor nuclear no es más que un sistema para calentar agua. Para ello se utiliza la fisión del átomo de uranio 235 (U235) que, al romperse, al fisionarse mediante la denominada “desintegración nuclear”, produce una enorme liberación de energía térmica. Hay que saber que 156 toneladas de roca, aportan una sola tonelada de mineral de uranio del que se obtiene un único kilo de uranio... De ese kilo, sólo un 0.7% es U235, el que se necesita en las centrales: o sea para 7 gramos de U235 hay que remover mil kilos de mineral y ¡156 toneladas de rocas! Léase Eduard Rodríguez Farré y Salvador López Arnal, Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y en medio ambiente, El Viejo Topo, Barcelona, 2008; y Paco Puche “Adiós a la energía nuclear”, Rebelión (www.rebelion.org), 18 de abril de 2011.

CONTRA VIENTO Y MAREA Y PIQUETEROS




Vargas Llosa y el (neo)liberalismo


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“Es una obscenidad asociar al liberalismo con la dictadura argentina”. Así respondió Mario Vargas Llosa a su entrevistador que, en el marco de la apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires, le recordó que los liberales argentinos apoyaron a la genocida dictadura militar de Videla. Luego continuó con una serie de comentarios sobre el liberalismo y la libertad. Como es sabido, el liberalismo nació como una ideología a favor de la autonomía de los individuos frente al poder despótico de los estados. Su último libro, El sueño del celta, es una expresión de ese “buen liberalismo”: constituye una alegato crudo y descarnado del colonialismo en África, la Amazonía gomera peruana e Irlanda; y la parábola del diplomático irlandés que va al Congo, entusiasmado con la misión civilizatoria del imperio británico –y belga-, y termina leyendo la propia realidad irlandesa como una nación oprimida por el imperio está muy bien lograda.

Pero no basta con citar a los teóricos del liberalismo (de la misma forma que no alcanza citar a Marx para explicar que el comunismo no tiene nada que ver con Stalin). El problema es que en la tensión entre democracia y libre empresa la mayoría de los liberales (como siempre, con honrosas excepciones) se muestra dispuesta a sacrificar a la primera. Vargas Llosa no solo vino a Buenos Aires como escritor sino también como simpatizante de la Sociedad Mount Pelerin, una suerte de think thank liberal creado en 1947 y que contaba entre sus referentes a los ultraliberales Milton Friedman y Friedrich von Hayek. Al ser entrevistado por el diario Página/12, Vargas Llosa se enreda justamente en la mencionada tensión. Cuando los periodistas Martín Granovsky y Silvina Friera le recuerdan el apoyo de Friedman y Hayek a la dictadura de Pinochet, atina a responder: “No, no. Apoyaron la política económica, pensaron que la política económica era la buena, pero nunca apoyaron la dictadura de Pinochet, nunca apoyaron los crímenes, nunca apoyaron la desaparición de un Congreso, de elecciones libres. Nunca. Von Hayek ha defendido... Miren... No sé si han leído The Constitution of Liberty, un libro absolutamente fundamental en defensa de la cultura democrática y de la libertad económica a partir de la libertad política. Es el sustento fundamental de la idea de Von Hayek”.

Luego los periodistas le muestran dos cartas de agradecimiento de Friedman a Pinochet por haber aplicado sus recetas económicas… “Si Friedman y Von Hayek lo hicieron, se equivocaron. Cometieron una gravísima equivocación y hay que criticarlos por eso, porque ningún liberal debe apoyar una dictadura política. Y si lo hace se equivoca, y hay que criticarlo. Yo soy un liberal y nunca he apoyado una dictadura”, responde quien ya debería estar bien al tanto de esas posiciones. Dijo que es la primera vez que participa de una reunión de la Mount Pelerin y declaró estar “totalmente a favor de la libertad económica como un correlato de la libertad política”; es decir que no hay división entre libertad política y libertad económica. Concluyó que los liberales que defienden dictaduras no son liberales, y seguramente Vargas Llosa cree de verdad eso.

En la entrevista sorprende al acusar al premio Nobel de Economía Paul Krugman y a la socialdemocracia de “debilidades colectivistas”. Si la actual socialdemocracia descafeinada tiene esas debilidades, la acusación dice mucho del nivel de individualismo que propone el autor de Conversación en la Catedral y sus compañeros de ruta del Mount Pelerin. La autora de La rebelión del Atlas, la anarquista de derecha Ayn Rand, en los años 60 veía al mundo dividido entre "dos escuelas opuestas de filosofía, o dos actitudes opuestas hacia la vida: como forma breve de identificarlas, las llamaré el eje razón-individualismo-capitalismo versus el eje misticismo-altruismo-colectivismo". Estas declaraciones parecen llevarnos hacia eso.

SABATO, DESDE OTRO PUNTO DE VISTA




Sábato o el eterno oficialista



Sábato escritor
Como escritor, Ernesto Sábato es inimputable. Sus libros pueden juzgarse como buenos o muy buenos o mediocres o tajantemente malos de acuerdo a los múltiples planos de identificaciones, significaciones, análisis literarios o cadencias imaginativas que cada persona ponga en juego cuando se acerca a ellos.  Si lo que se ha muerto es un escritor poco queda por decir porque nunca se puede decir mucho de la muerte de un escritor: ha muerto un escritor -para algunos buen escritor, para otros mal escritor, para algunos otros ambas cosas a la vez y para la gran mayoría de las personas un escritor de nombre reconocido, autor de textos y novelas a los que esa gran mayoría nunca leyó ni habrá de leer-. Si se muere un escritor a lo sumo se puede escribir una pequeña semblanza de sus afanes literarios o planear con ágil revoloteo sobre sus textos más reconocidos: es el cauteloso camino que elige Horacio González, director de la Biblioteca Nacional en su nota periodística aparecida en Página12.
Operación Sábato
Sin embargo, la gran mayoría de los artículos y opiniones aparecidas en ocasión de la muerte de Ernesto Sábato elige un sendero radicalmente diferente: no el sinuoso y modesto camino delineado por la muerte de un escritor enmarañado y confuso sino la vertiginosa y rimbombante autopista laudatoria del emblema, los laureles del héroe moral, la apología del icono nacional. Se prefiere no el sendero de la cautela -la muerte de un escritor, para honrarlo como tal, siempre debiera ser humilde y casi silenciosa- sino la carretera de la beatificación y del ruido apologético. El espectáculo del fin y la ceremonia en el espectáculo. El precio de esta beatificación es altísimo: lo que se paga por esta operación santificante no es otra cosa, como se verá más adelante, que el cruento sacrificio de la verdad.

La pasión de Sábato

La beatificación de Sábato comenzó mucho antes de su muerte y el principal mentor de ella fue el propio Ernesto Sábato quien trabajó duramente durante toda su vida para construirse “un destino de bronce”, como justamente afirmara David Viñas, también escritor recientemente fallecido. Hace seis años, en una de sus últimas apariciones públicas, Ernesto Sábato fue homenajeado en la Casa Rosada por el gobierno nacional en una ceremonia que incluyó un respetuoso beso de Néstor Kirchner en la frente del escritor maestro. La fotografía de ese momento casi sublime para el escritor, que fuera publicada en algunos diarios, puede considerarse el resumen de lo que fue la persistente y casi única pasión en la vida de Sábato: constituirse en icono de culto, en monumento de cultura, en referente espiritual, casi un poco mágico y misterioso, para el conjunto de los argentinos.

Embustes y mentirijillas

El aluvión adulatorio que surge de los titulares, artículos, comentarios y obituarios no es inocente. La apología post festum de Sábato por parte de gran parte de intelectuales, personajes de “la cultura”, políticos profesionales y opiniólogos advenedizos se construye sobre profundos escamoteos y escandalosas mentiras y expresa, una vez más, la moral endeble, acomodaticia y negociable presente en muchos sectores de la sociedad argentina. Dos ejemplos, entre muchos otros, de este desangramiento de la verdad por afán de oportunismo y memoria tramposa son la retórica fullera del historiador Pacho O’Donnell y los dichos engañosos de Alberto Sileoni, Ministro de Educación de la Nación. O’Donnell, quien fuera funcionario de anteriores gobiernos patrios (Secretario de Cultura de Buenos Aires y de la Nación, Senador Nacional y también Embajador en países latinoamericanos), es conocido por pergeñar relatos caricaturescos y digeribles de la muchas veces indigesta historia argentina. Idéntica operación se propone en el proceso de beatificación a Sábato. Centrándose exclusivamente en el conocido almuerzo de camaradería entre Sábato y otros escritores y el dictador Videla en 1976, O’Donnell relativiza el compromiso de Sábato con la dictadura: fue “un error de Don Ernesto”, dice; aunque “en aquellos tiempos de terrorismo de Estado, si uno se negaba a una invitación del dictador lo que cabía hacer era salir del país y Sábato había decidido quedarse en la Argentina”. O’Donnell escamotea el verdadero vínculo de Sábato con la dictadura militar porque metamorfosea un apoyo explícito en un error, pero además oculta que en muchas otras ocasiones y durante varios años, durante aquellos tiempos de plomo y muerte, Sábato hizo público su apoyo y compromiso con el Proceso militar y se enfrentó a quienes criticaban y denunciaban a la dictadura desde el exterior, como el escritor Julio Cortázar. O’Donnell no sólo escamotea la verdad sino que miente descaradamente cuando afirma, muy suelto de cuerpo, que Sábato concurrió al almuerzo con Videla para pedir por el escritor desaparecido Haroldo Conti. A comer y beber con Videla ese mediodía fueron cuatro escritores: Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Horacio Esteban Ratti y Leonardo Castellani. Es bien sabido, para el que no quiere enterrar la verdad entre las oscuras nubes del olvido y de la mentira, que en esa reunión gastronómica la suerte de algunos artistas secuestrados fue un tema del que se habló tibiamente y que quien preguntó por la situación Haroldo Conti fue el cura Castellani. Es bien conocido que Ernesto Sábato guardó el más profundo silencio en ese asunto. Aunque a la salida del almuerzo mientras Borges, Ratti y Castellani casi no se acercaron  a los micrófonos de los ansiosos periodistas, a Sábato le regresó la palabra fecunda: “puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación… se habló de la transformación de la Argentina, partiendo de una necesaria renovación de su cultura”. Sábato no dijo una sola palabra acerca de Haroldo Conti, pero en cambio sí opinó del milico Videla: “el general me dio una excelente impresión; se trata de un hombre culto, modesto e inteligente; me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del presidente”. O’Donnell miente con descaro, aunque -por las dudas- se ataja: “cuando le pregunté a Sabato por qué había asistido a ese encuentro con Videla me contestó que los hijos de Haroldo Conti se lo habían pedido, para reclamar por su padre”. Un embustero se encubre en otro embustero.
Otra pata de la mentira: Alberto Sileoni, ministro de Educación de la Nación, resaltó el “aporte que Sábato hizo a la democracia”. Aquí, hay que decirlo, es pertinente una duda: no está claro si Sileoni afirma lo que afirma por desconocimiento o dice lo que dice por determinación de sumarse a la patraña. El analfabetismo y la ignorancia de los hombres que se asientan en el poder ha llegado a ser casi axiomático. El reciente episodio de la diputada Diana Conti, atribuyendo con énfasis y con obstinación la autoría de Las venas abiertas de América Latina a Mario Vargas Llosa puede parecer un divertido rasgo del patetismo cultural en las personas con poder, pero no es, en modo alguno, una manifestación aislada de la supina brutalidad imperante entre los llamados políticos profesionales. Destacar a Sábato como gladiador demócrata y como inmaculado defensor de los derechos humanos es una de las operaciones favoritas y redundantes, al mismo tiempo que la más hipócrita, que están presentes en el proceso de beatificación de don Ernesto.
El eterno oficialista
Poco antes de morir, en oposición a la propuesta elaborada por los intelectuales que conforman Carta Abierta, el escritor David Viñas dejó caer una frase que, aunque simple, emociona por su contundencia y honestidad: “un intelectual no puede ser oficialista”. Con esa sentencia Viñas quería reafirmar que el intelectual no debe enajenar su condición de crítico y que la participación y el compromiso con el gobierno de turno, cualquiera sea éste, hace perder distancia y objetividad y conduce muy fácilmente al ejercicio de algún tipo de comisariado cultural, como el reciente episodio de Horacio González con Vargas Llosa dejó demostrado. Es verdad que la pretensión de Viñas, aunque justa y éticamente imprescindible, es difícil de cumplir en todos sus términos. Casi por naturaleza y por necesidad el escritor y el pensador tienden a embarrarse y a participar en el juego del poder. Muchas veces lo hacen de mera palabra, algunas otras con acciones de un tenor mucho más comprometido. La historia argentina es un compendio del intelectual orgánico: Castelli, Echeverría, Sarmiento, Lugones, Marechal, por decir sólo de algunos. Céline y Sartre, por decir de otros en otras tierras: escritores que se embarcaron de cuerpo, alma y pasión en las disputas políticas y sociales de su época, desde terrenos y pensamientos definitivamente enfrentados en su praxis, en sus palabras, “en el barro y en la sangre”.
Ninguna participación es impune: dar el paso al frente impone la posibilidad de equivocarse, invoca la presencia del error, incluso el asomo de la injusticia. ¿Se equivocó entonces Sábato al dar apoyo y cobertura a la dictadura militar del Proceso y, como desliza Pacho O’Donnell, ese es un error menor dentro de su trayectoria de consumado demócrata? No. O’Donnell, Sileoni y todos los que ensalzan la beatificación de Ernesto Sábato como adalid de la democracia y los derechos humanos mienten. Mienten descaradamente. Mienten interesadamente. Sábato no fue adalid de la democracia ni de ningún particular sistema de gobierno ni de ningún derecho, en tanto estas reivindicaciones no le aportaran elementos concretos para la pasión de su vida, a saber: la construcción del monumento cultural argentino llamado Ernesto Sábato. A Sábato jamás le importó quién gobernara o bajo qué circunstancias. Le importaba, y mucho, ubicarse siempre en los primeros planos, sostener la voz reconocida, manifestar la opinión esperada. Por eso Sábato fue siempre, durante toda su vida, el eterno oficialista: amigo de los demócratas en la democracia, camarada de los golpistas en las dictaduras.
El eterno oficialista dos o un pequeño repaso contra el olvido o por su boca caen el pez, Oscar Wilde y Ernesto Sábato. La trayectoria y relaciones con el poder por parte de Sábato están documentadas y cualquiera con un mínimo afán de verdad puede recurrir a diarios, entrevistas y libros que desmienten la construcción de paladín democrático que la operación Sábato pretende imponer a la sociedad argentina. A saber:
* Septiembre de 1955, el golpe de Estado derroca a Juan Perón. Sábato afirma, en sintonía con el dictador Aramburu: “En toda revolución hay vencidos. En ésta los vencidos son la tiranía, la corrupción, la degradación del hombre, el servilismo. Son vencidos los delincuentes, los demagogos, los torturadores. Personalmente, creo que los torturadores deberían ser sometidos a la pena de muerte”.
* Años sesenta, presidencia de Arturo Frondizi, ungido gobernante por medio de elecciones en las que el partido político mayoritario, el peronismo, esta proscrito. Sábato se desempeña como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
* Golpe de Estado de 1966 que derroca al presidente Illia, presidencia del general Juan Carlos Onganía. Sábato declara: “Creo que es el fin de una era. Llegó el momento de barrer con prejuicios y valores apócrifos que no responden más a la realidad. Debemos tener el coraje para comprender (y decir) que han acabado, que habían acabado instituciones en las que nadie creía seriamente. ¿Vos creés en la Cámara de Diputados? ¿Conocés mucha gente que crea en esa clase de farsas? Ojalá la serenidad, la discreción, la fuerza sin alarde, la firmeza sin prepotencia que ha manifestado Onganía en sus primeros actos sea lo que prevalezca, y que podamos, al fin, levantar una gran nación”.
* Año 1973, regreso y triunfo electoral peronista. Sábato, preocupado por esa ideología foránea que era la izquierda revolucionaria, da recomendaciones y sugiere represiones, muy cercano al pensamiento de la naciente Triple A:  “Un gobierno que se proponga la gran transformación debe tener la convicción filosófica y la fuerza suficiente como para sacar a puntapiés a organizaciones extranjerizantes. La libertad absoluta no existe, no ha existido nunca ni existirá jamás. Si alguien entra en mi casa e intenta humillar o destruir o vejar a mi gente, yo no tengo el ‘derecho’ de impedirlo hasta con la fuerza, creo que tengo el ‘deber’ de hacerlo”.
* Después, una vez instaurada la dictadura militar del Proceso, vendrá el ya conocido almuerzo con Videla en mayo de 1976. Pero para dejar en claro a todos sus apologistas que su apoyo a la dictadura no fue un hecho aislado o un simple error de cálculo, como algunos de ellos pretenden, Ernesto Sábato puso el hombro a la maniobra publicitaria y encubridora más fabulosa llevada adelante por los militares en el gobierno: el Mundial de Fútbol de 1978. Dos años después del almuerzo con Videla, Sábato aún se mostraba solidario con los militares en el poder y criticaba la “campaña antiargentina en el exterior”. En ese mismo año, para compensar las denuncias de los exiliados y los organismos de derechos humanos sobre las torturas y desapariciones, expuso su opinión en la revista alemana Geo Magazin: “La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las fuerzas armadas tomaran el poder”. “Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los más infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes. Sin dudas, en los últimos meses en nuestro país, muchas cosas han mejorado: las bandas terroristas armadas han sido puestas en gran parte bajo control”.
* En 1979 el escritor Julio Cortázar denunció desde el exterior del país las torturas y asesinatos que ocurrían a diario en la Argentina y escribió llamando a los intelectuales “a tomar la respuesta más activa y eficaz posible al genocidio cultural que crece día a día en tantos países latinoamericanos”. Sábato le salió al cruce: “la inmensa mayoría de sus escritores, de sus pintores, de sus músicos, de sus hombres de ciencia, de sus pensadores, están en el país y trabajan”.
* Ante los primeros síntomas de derrumbe de la dictadura, a principios de los años ochenta, Sábato se reconvierte otra vez y apela a la democracia y a las instituciones de la democracia, las mismas en las que antes “nadie creía seriamente”. En 1983 el presidente Raúl Alfonsín crea una comisión de “notables”, presidida por Sábato para investigar la desaparición de personas durante la dictadura. En el prólogo del Informe que elabora esa comisión (el Nunca Más) Sábato despliega su “teoría de los dos demonios”, fundamento teórico para lo que después serían las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que garantizaron, durante décadas, la impunidad de centenares de torturadores y asesinos de la dictadura militar.

MAS DEBE QUE HABER



Estados Unidos
Déficit que matan



Desde hace un par de años un nuevo actor viene dominando la escena nacional: La “crisis fiscal”, producto de los déficit siderales que aquejan al país.

Y hay una paradoja: La "crisis" no nace como producto del endeudamiento privado sin respaldo, sino como emergente de los programas de salvataje financiero que han endeudado (sin respaldo fiscal) al país, señaló Manuel Freytas.

Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales terminaron generando una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de la nación

El déficit federal actualmente es de 1,4 billones (millones de millones) de dólares y se cree que podría llegar a 1,5 billones en el año fiscal en curso, aproximadamente 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Pero la deuda acumulada llega a 14,2 billones de dólares. Lo que equivale, más o menos, al volumen del PIB del país, es decir, de todo lo que Estados Unidos produce al año.

Este proceso de sobreendeudamiento (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica) no solo amenaza la estabilidad económica, también la "gobernabilidad" del sistema.

La sombra de una insolvencia de pago generalizada hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis financiera, no ya a nivel de los bancos, sino a nivel del propio Estado central, concluye Freytas

El 18 de abril, la agencia de calificación de riesgo crediticio, Standard & Poor's (S&P) rebajó a "negativa" la perspectiva de los bonos de Gobierno, es decir, puso en duda la capacidad del estado de pagar sus deudas.

¿Qué diferencia hace un déficit?

Richard D. Wolff, Profesor Emeritus en la Universidad de Massachusetts, explica que cuando los recaudos gubernamentales se quedan cortos ante sus gastos, el gobierno tiene que tomar prestado para cubrir la diferencia. El tomar prestado entonces se suma a la deuda acumulada. Como resultado, el gasto de los años venideros incluye el pago del interés de esa deuda incurrida

El déficit importa, dice Wolff, porque los ingresos del gobierno a base de impuestos son desviados de servir y ayudar a la mayoría de los contribuyentes hacia el enriquecimiento de los acreedores de Washington

También importa cuando los republicanos y demócratas conservadores utilizan el déficit y la deuda gubernamental como excusa para recortar programas gubernamentales que no les gustan.

Fue ésta la política de Reagan hace tres décadas y la llevó adelante George W. Bush de forma más salvaje aún. La de este último consistió en aumentos masivos en materia de armamento y seguridad, acompañados de recortes masivos de impuestos sobre las rentas más elevadas. El propósito, señalan, consistía en crear déficits gigantescos para que a la hora de la verdad, y dado que el gasto en armamento es una vaca sagrada, no hubiera más remedio que recortar asistencia social.

Hoy, la discusión sobre el déficit fiscal en Washington está dominada por una perspectiva conservadora. Se contempla recortes significativos del gasto público, incluida la reforma de algunos programas sociales tan valorados y costosos como Medicare (cobertura médica de los jubilados) y Medicaid (asistencia sanitaria a los más desfavorecidos), también recortes de 400 millones en gastos de Defensa (una gota de agua en un presupuesto de 38.000 millones).

El 13 de abril Obama sugirió un pequeño aumento en los impuestos a los ricos, subiendo de 35% a 39% el impuesto aplicable a ese sector (comparado con el 91% que se les gravaba en la década de los 60), y un fin a las lagunas jurídicas en las leyes aplicables a los impuestos corporativos; que si alguna vez se aprueban y pasan esas leyes, no será mucho el cambio. En el mejor de los casos traerían menos de 100 billones al año a las arcas gubernamentales. Eso recortaría el déficit actual apenas un 7.5%.
En cuanto a las nuevas fuentes de ingreso, no hay ninguna.

El premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, planteó aumentar la base de recaudación fiscal entre la población de mayor ingreso económico

"Dado que una cuarta parte de todo el ingreso generado en Estados Unidos va a parar al uno por ciento de la población, la más rica, y que la clase media estadunidense enfrenta menores ingresos que hace una década, reformar el sistema fiscal sería una manera equitativa de incrementar los ingresos y reducir el déficit”, dijo.

Un cálculo reciente mostró que si las corporaciones e individuos que ganan sobre un millón de dólares al año pagaban la misma tasa impositiva que pagaron en 1961, el Departamento del Tesoro recogería 716 billones de dólares al año. Esa cifra recortaría el déficit y los costos asociados a su pago prácticamente a la mitad.

Los republicanos aparentan estar preocupados por los enormes déficits gubernamentales que se han acumulado en los últimos años. Los demócratas pretenden estar tan preocupados como los republicanos, pero no discutieron, y menos aprobaron gravar más impuestos a los ricos y corporaciones como una manera para recortar el déficit.

Ambos partidos han utilizado continuos déficits para sostener a una economía moribunda apoyada en el estado, dice Wolff. "Esos déficits continuarán aumentando nuestra deuda nacional y seguirán siendo utilizados como excusas para recortar servicios públicos", afirmó.

Alberto Ampuero es periodista de Riverside, California.

¿ IZQUIERDA ISLÁMICA ?



La revolución egipcia radicaliza a millones de egipcios y activa a la izquierda política
El Día del Trabajo en Egipto moviliza a los trabajadores

Al-Jazeera

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Banderas rojas ondeaban entusiastas mientras miles de egipcios celebraban el Día del Trabajo en la Plaza Tahrir. Trabajadores de fábricas en todo Egipto, la recién fundada Federación de Sindicatos Independientes, así como varios partidos de izquierdas se unieron para celebrar sus recién ganadas libertades.Ahmed El-Borai, ministro de Egipto de mano de obra e inmigración, anunció el pasado mes que los trabajadores egipcios tendrán derecho a establecer sindicatos independientes. Esto marca un nivel sin precedentes de libertad de organización en la larga historia de lucha de los trabajadores en Egipto. Sin embargo, a pesar de la primera celebración del Día del Trabajo después de la renuncia de Mubarak, siguen existiendo numerosos desafíos para los trabajadores.
Mientras los manifestantes gritaban con entusiasmo, muchos espectadores se sintieron enfrentados a una idea poco familiar: “¿Qué es comunismo, es una religión?” preguntó escépticamente un hombre ya mayor: Sin embargo, después de conocer las demandas de la protesta, pareció unirse fervorosamente a ellos.
Aunque grupos izquierdistas han formado una parte central del movimiento opositor, es extraordinario que puedan manifestarse tan abiertamente por su causa. Noha Wagdi, estudiante de farmacia, siguió con interés los acontecimientos. “Pienso que soy bastante de izquierdas, y estoy aquí para informarme sobre los partidos políticos para poder decidir a qué partido me quiero unir”, explicó. Noha tendrá una amplia variedad de partidos donde elegir, ya que la cantidad de partidos socialistas crece rápidamente.
Entre los partidos presentes en la manifestación estaban el Partido Democrático de los Trabajadores, la Alianza Popular Socialista, el Partido Socialista Egipcio, el Partido Comunista y los Socialistas Revolucionarios. Uno de los temas esenciales del debate concierne el papel del Estado en el desarrollo económico. Mientras el Partido Democrático de los Trabajadores aboga por la renacionalización de grandes partes de la industria anteriormente privatizada, otros piden un papel limitado del sector privado en el desarrollo autónomo.
Sin embargo, más allá de esos debates abstractos, muchos trabajadores están interesados, sobre todo, en una mejora inmediata de sus condiciones de vida. Una de las demandas cruciales es elevar el salario mínimo mensual, fijado actualmente en 400 libras egipcias (cerca de 70 dólares) a 1.200 libras egipcias (cerca de 200 dólares). Quieren que los salarios estén vinculados a la creciente inflación, y hay manifestantes que exigen que se fije un salario máximo a cerca de 15 veces el salario mínimo.
Esas demandas corresponden a la tradición del Día del Trabajo, que se celebra para conmemorar una huelga general en EE.UU. en 1886, que empezo el 1 de mayo. La huelga estuvo dirigida en gran parte por trabajadores inmigrantes de Alemania, Irlanda, Bohemia, Francia, Polonia y Rusia. Formó parte de una amplia serie de levantamientos inspirados por la Comuna de París en 1872. Una de las consignas en esa época era “pan o sangre”. Los manifestantes recibieron lo segundo cuando el Estado reprimió el movimiento matando a docenas e hiriendo a cientos. Exactamente 125 años después de que el ejército de EE.UU. aplastó brutalmente los levantamientos, la demanda crucial de los trabajadores en 1886: “un día para comenzar a tener ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho para lo que queramos”, todavía no se ha materializado para numerosos trabajadores egipcios.
Aunque la radicalización de millones de egipcios durante la revolución ofrece una oportunidad sin precedentes para la movilización de la izquierda, también tiene problemas para conectarse con amplios sectores de los manifestantes que siguen sintiendo una profunda desconfianza hacia las organizaciones políticas.
“Ni el gobierno ni los partidos políticos, la revolución es del pueblo” es una de las consignas que se vocearon ayer. Un grupo de manifestantes atacó la construcción de un gran escenario suministrado por la Unión Sindical para entretenimiento musical. Mucha gente se sintió alienada por una organización que suministraba una infraestructura relativamente costosa. Finalmente las tensiones disminuyeron, pero el incidente parecía ilustrar una brecha entre la izquierda organizada y numerosos manifestantes recientemente radicalizados, una división que aún queda por superar.
Salma Said, activista involucrada en la movilización del Día del Trabajo, concluyó: “Pienso que es buena lección para que los políticos se acerquen más a la calle. Cuando hablamos de trabajadores tenemos que asemejarnos a los trabajadores, tenemos que ser trabajadores.”