lunes, 9 de octubre de 2017

A PROPÓSITO DE CATALUNYA: EL DESBORDE

El Salto

La vuelta de los problemas no resueltos de la historia de España viene acompañada de dos etiquetas, "pop" y "postmo", acordes con los tiempos de crisis financiera global que corren


Poco a poco en Cataluña vamos saliendo de la representación teatral, del entretenido minuette que enfrentaba a las dos partidos-administración, para ir metiéndonos en otra cosa. Lo sucedido en estos cinco o seis últimos días, tiene algo de repetición histórica, como si la inercia de los viejos problemas patrios (la "cuestión catalana", la inflexibilidad-irreformabilidad del Estado) nos metieran en una suerte de repetición pop o postmo de 1934. En ese año una declaración de independencia de Catalunya terminó en varias decenas de muertos, al tiempo que se encendía la insurrección obrera de Asturias; fue el prolegómeno de la guerra civil. La cuestión (toda la cuestión) está, sin embargo, en esos adjetivos: "pop" y "postmo".
En cierto modo, la clave es teórica, y esta requiere situarse con cierta distancia respecto a lo ocurrido en estas jornadas (guste o no, aquí también es necesario distancia). Lo que venimos observando desde la crisis iniciada en 2007 y convertida en política en 2011, se puede resumir en una pregunta, ¿cómo se organiza y produce el conflicto en las sociedades post-bienestar o sociedades post-clase media? A este respecto, España (o Cataluña) son un laboratorio excepcional.
Recordemos que estas sociedades son el resultado de la integración de la vieja sociedad de clases y de la aniquilación del enfrentamiento capital-trabajo por medio de una particular alquimia política: una síntesis de metales relativamente estable que se le puede dar el nombre de sociedad de clases medias. Recordemos también que el artífice de esta síntesis fue el Estado, convertido en la instancia fundamental en la reproducción de las clases medias, ya sea directamente (empleo público, nobleza de Estado), ya indirectamente por medio de la fiscalidad, la legislación social, los salarios indirectos y los beneficios sociales. El llamado neoliberalismo fue un proceso de erosión sostenida de esta función de Estado, sin proponer a su vez ninguna otra forma de regulación social, siquiera comparable a las que destruía.
Una parte no pequeña de los conflictos en los Estados del centro capitalista, y prácticamente todos los procesos que amenazan con mover sus cimientos, tienen que ver con estos desplazamientos. Pero esto no quiere decir, ni mucho menos, que estos conflictos se expresen de una forma inmediata (nunca existe una relación política directa entre malestar y discurso), sino a través de una serie de mediaciones (discursos, sentidos y autoexplicaciones) que se anclan en tradiciones políticas nacidas en contextos completamente distintos.
Así por ejemplo, el propio democratismo que es, de otro lado la más sofisticada y progresiva de las expresiones políticas de las sociedades clase medias en descomposición, reclama "democracia". Pero lo hace de acuerdo con un "ideal", que se puede traducir en términos radicales como democracia directa (aunque ciertamente se sabe poco acerca de lo que pueda ser eso) o conservadores, como la restauración de la meritocracia; esto es, como la restauración de las clases medias. Meritocracia en último término es que "qué hay de lo mío, denme lo que merezco".
De igual modo, los nacionalismos de distinto tipo (también entra aquí la ilusión nacional catalana) reivindican un ideal de Estado que hoy resulta imposible: el Estado soberano, capaz de restaurar el justo reparto interclasista entre la comunidad nacional, de garantizar a todos un lugar, unas seguridades. Problemas nuevos enfrentados con respuestas viejas, esto es también parte de esa particular condición contradictoria de nuestras sociedades.
Ejemplo de la condición "pop" de la política es también lo sucedido estos días en Cat. Valga decir que lo que enciende la mecha catalana es la represión de una acto organizado en torno al "oficio sacro" de la democracia, el voto; importa poco aquí que fuera ilegal o no. Del mismo modo, la represión, a su vez, se teatraliza sin muerte (recordemos de nuevo cómo acaba 1934, o más cerca, el terrorismo de Estado frente a ETA-MLNV). Lo que no deja de ser un acto de insurrección en un territorio de un Estado y que en medio planeta (o simplemente hace cincuenta años) hubiera sido casus belli que daría pie a una represión con centenares de muertos, se queda aquí en una representación: la ocupación policial de Catalunya y una secuencia de porrazos, que por crueles o indignantes que resulten, no responden a la gravedad de lo que aparentemente significa la palabra «sedición» o «insurrección».
Conviene mantener bien el foco en los límites del conflicto: éste todavía se resuelve en la ilusión democrática y en el acuerdo fundamental del conflicto atemperado o teatralizado, esto es, el conflicto "pacífico", sin muerte.
Esta misma condición "postmo" de la política se observa de igual modo en los sujetos. En Cataluña, como en todo el país durante el ciclo 15M, se observa el mismo protagonismo de los sectores sociales medios. Así quienes constituyen el motor de la protesta son curiosamente un sector institucional (la mitad de la clase política) que se extiende a todos los aparatos de Estado que rodean a la Generalitat (alta administración, medio de comunicación nacionales, universidades, etc.). A su vez las fuerza de choque son sin sorpresa estudiantes, profesores, algunos cuerpos profesionales, y sobre todo las clases medias y medias-bajas de comarcas que entrarían sin duda en el grupo de los "perdedores de la globalización". Valga al caso la participación en estos días de los tractoristas como exponente casi folclórico de una realidad que sobre todo comprende un tejido industrial (y agrario) de medianas y pequeñas empresas sobreexplotado y en crisis permanente desde hace 20 años.
Incluso cuando a partir del domingo en la masividad de la protesta ha reaparecido el componente 15M (el democratismo) frente a la represión de Estado, el predominio ha vuelto a ser de los mismos segmentos medios (profesionales, clases creativas, etc.). Esto no quiere decir que ocasionalmente y como ha ocurrido en estas jornadas entren en juego otros sectores sociales; que aparezcan sindicalistas, organización en barrios, etc. Pero cabría discutir mucho si este es el elementos activo, o motor, de la movilización.
Como ocurrió en el 15M, los "segmentos populares" (la clase obrera convertida en precarios de los servicios, los migrantes, etc) distan de haberse constituido como sujetos políticos autónomos. Siguen siendo en todo subalternos al gigantesco marco ideológico que todavía conforma la sociedad de clases medias.
Sobre estos mimbres, y no sobre ninguna presunción ideológica, conviene plantear las posibilidades de la consigna "desborde". De acuerdo con muchas de las intervenciones de estos días, se puede decir que el desborde ha sucedido ya. Lo ocurrido en Barcelona y metrópoli nos habla de lógicas de movilización y apelación tan masivas que van mucho más allá del marco de la independencia. Pero por no extendernos (cabría discutir mucho la anterior afirmación), el desborde localizado territorialmente no es desborde.
Desgraciadamente, lo que puede ser acotado territorialmente y codificado en términos territoriales (nacionales) puede ser empleado en términos funcionales al conflicto que aparentemente se expresa entre dos legitimidades enfrentadas con sus respectivas parroquias: la constitucional-española y la nacional catalana. El Estado español y también las élites políticas catalanas tienen una larguísima experiencia en lidiar con este tipo de enfrentamientos, incluso en modalidades agónicas.
Por esta vía parece en principio difícil (aunque Catalunya arda durante meses) que la situación descarrile. Se podrá decir, y tienen razón, que el principal contraargumento a este marco está en que el conflicto puede escalar a los niveles de la vieja política (conflicto "con muerte"), esto es, más allá del perímetro de lo legítimo en la sociedad de clases medias. Si eso ocurriera entraríamos en un terreno oscuro e interesante, pero que ya no se dejaría comprender del todo en este marco de la política "pop". Hay razones para pensar, de todos modos, que esto no es probable.
Seguimos. Como en el 15M, "desborde" implica un juego de reflejos y proyecciones que comunican e impulsan movilizaciones de distintas ciudades, más allá incluso de las fronteras de los Estados. Por simplificar, en la metrópolis espejo de Barcelona, Madrid (y este artículo, no se esconde, se escribe por y para Madrid), el desborde implicaría el desarrollo de un ciclo de movilización propia. Pero si nuestra hipótesis política en relación con Cataluña es la de explorar las posibilidades de su «desborde» en otros territorios, empezando por esta ciudad, conviene comprender bien dos o tres puntos que en estos días no resultan obvios:

1. El primero es recordar un viejo adagio del 15M, "no somos ni de izquierdas ni de derechas". Todavía más en un contexto como el actual, las retóricas de la izquierda son impotentes como fuerza de movilización (la solidaridad con Catalunya, la autodeterminación de los pueblos, etc.), pero también de análisis (procesos "nacional populares", el ensalzamiento de la "movilización de los clases populares"). La única solidaridad real, también en las sociedades "postmo" es la que convierte una lucha ajena en una lucha propia. Si se quiere reflejar lo que ocurre Cataluña sobre el resto del Estado, el elemento común es la lucha contra el autoritarismo de Estado, el abuso de Estado en relación con la «ilusión democrática».

Las jornadas «insurreccionales» de la ciudad de Madrid en los últimos 15 años (movilizaciones contra la guerra, 11-13M de 2004, 15M de 2011) se han producido siempre como un levantamiento contra los abusos y las mentiras de Estado. Si Madrid (o Sevilla, o Zaragoza o Valencia) puede estar al lado de Barcelona, no lo hará en pro de los «derechos nacionales» de los catalanes, sino contra el exceso de arbitrariedad vivido en propia carne. Los automatismos ideológicos de la izquierda ayudan aquí poco o nada.
2. Jugamos a un juego retórico que en buena medida es falso en términos políticos. Falso en política quiere decir que es impotente, que no reconoce aquello a lo que realmente nos enfrentamos. Este juego se ha anclado en torno a palabras fetiche como «régimen del 78»; palabras que que dejan transpirar sin dificultad viejos debates como monarquía o república. Por ir rápido, desde 2011, en plena crisis, hemos perdido capacidad de localizar los poderes reales y de enfrentarlos materialmente. En 2011-2012, el problema no era Rajoy o Zapatero, o lo eran, pero sólo como lo es un mediador de un poder real: un portero, un policía o un cobrador de deudas. El poder localizado y enfrentado materialmente (véase PAH y Mareas) era la dictadura financiera europea.La recomposición del mando europeo ha pasado por una renacionalización de la política, que vuelve a estar recluida en sus contenedores nacionales. Esto implica una clausura de la opinión pública alrededor de los actores políticos locales. Tanto es así, que incluso la nueva política que nació del 15M se ha vaciado rápidamente de potencia convirtiendo la "representación de la oposición democrática", la alternativa en el marco nacional al régimen del 78, en su única razón de ser. Paradójicamente, la nueva política no tiene espacio propio en un conflicto nacional que además se dirime en contraposiciones nacionales. Por eso el problema, una vez más, se encuentra más allá del sistema de partidos, más allá de su propia impotencia para representar el juego de afirmación y reforma del régimen. Desbordar quiere decir desbordar el sistema partidos, incluida la nueva política, vuelta impotente en una situación de este tipo.
3. Caso de desborde efectivo, la consigna "proceso constituyente" puede convertirse en la consigna política de una movilización democrática. Pero esto supone al mismo tiempo un avance y un retroceso. Las propuestas tradicionales en relación a la forma de Estado (república) y a la circulación de élites (reforma electoral) pueden contentar a la vieja y a la nueva izquierda (incluida la nueva política). De igual modo, los elementos de reforma territorial y de limpieza y transparencia democrática también pueden satisfacer a las formas de expresión de descontento de unas clases medias en descomposición.
En este marco "constituyente" se comprende el "bloque histórico" que los neogramscianos proclaman de una forma más bien anacrónica. No obstante, estos elementos de movilización no suponen ningún avance sobre los ciclos de protesta iniciados en 2011. Estos contenidos del "proceso constituyente" sirven para agrupar y reunir, pero no preparan la situación a una crisis que está llamada a prolongarse durante décadas. Los aspectos dinámicos de la movilización (la incorporación de nuevos sujetos y demandas), así como la propia democratización (que siempre será muy relativa) del Estado, son las únicas palancas que puede hacer de la consigna también elementos de "desborde". En términos formales la consigna está vacía. En términos políticos (y paradójicamente la insurrección catalana es una confirmación) seguimos dentro de los límites del 15M.
Por terminar, la sobrerreacción de una parte de las élites políticas apenas esconde su debilidad, una voluntad decidida de supervivencia y reanimación que les otorga una energía extraordinaria, al igual que un condenado a muerte cuando se emplea en una posibilidad de fuga. En ese propósito pueden ir poco a poco abandonando la teatralización del conflicto propia de las formas de una democracia pacificada en dirección hacia nuevas formas de excepcionalidad y autoritarismo. El escenario que nos prometen es el de una vuelta a los ochenta, sobre la base de la codificación de toda lucha (por derechos, democracia) en las claves Constitución / Caos, esta vez en forma de independentismo catalán.
No obstante, conviene reconocer que estos actores son débiles, carecen de legitimidad y tampoco pueden sortear los marcos tanto de esa democracia de clases medias, como de su condición de actores subordinados de una provincia europea. La partida es tan compleja para ellos como para cualquier otro. En este sentido, el "desborde" es posible si se atina en encontrar los resortes adecuados. Se vienen meses interesantes, lo cual no quiere decir necesariamente buenos.

martes, 3 de octubre de 2017

SEGUIMOS CON CATALUÑA

La dignidad de un pueblo



Con el compromiso, la movilización y la determinación de la ciudadanía de Cataluña se pudieron abrir los colegios electorales y ejercer el derecho a voto, a pesar de la represión del Estado. El 1-O, la dignidad colectiva del pueblo de Cataluña ganó.
A por ellos
Centenares de personas se movilizaron, dentro y fuera de los colegios electorales, concentradas bajo la consigna de hacer resistencia pacífica ante unas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil) que reprimieron brutalmente la organización del referéndum. Bien temprano, justo abiertos los colegios electorales, empezaron las primeras actuaciones de los antidisturbios: cargas, golpes de porra, disparos de pelotas de goma, lanzamiento de gases lacrimógenos, agresiones indiscriminadas y vía libre a grupos de extrema derecha, era la tónica en todo el territorio catalán. Ciudades y pueblos eran víctimas de la brutalidad policial.
La utilización contundente de la fuerza no tuvo ninguna justificación porque no había habido ninguna provocación previa. “La violencia utilizada ha sido deplorable”, fueron las palabras de la responsable de la misión de observadores internacionales que se había desplazado a Cataluña para monitorizar el referéndum de autodeterminación. Los observadores internacionales, "estupefactos" por las numerosas y repetidas violaciones de los derechos humanos y cívicos, en lo que consideran una “operación de estilo militar" contra el 1-O. Una actuación del Estado español hacia Cataluña que supone una vergüenza para Europa y que constata la vulneración de derechos fundamentales en un estado de la Unión Europea. Con la actuación policial represiva, el Estado se quitó definitivamente la careta, aflorando tics autoritarios que hacen urgente replantear la democracia española. Una actuación policial en la que el Estado ha perdido Cataluña.
Poder popular
La estrategia de asedio policial al referéndum iba acompañada de operaciones para restringir la red Internet y, así dificultar o impedir la votación, intentando crear una situación de miedo, de terror generalizado para que el mayor número de personas desistiera de votar.
Un referéndum de autodeterminación que se llevó a cabo en medio de un estado de excepción. No obstante, la determinación del gobierno y de la CUP, pero, sobre todo, de las entidades soberanistas y de la población, fueron esenciales para la celebración del 1-O. La plataforma Escuelas Abiertas y los Comités de Defensa del Referéndum (CDR), fueron dos ejemplos exitosos de autoorganización y de empoderamiento popular para garantizar el referéndum, manteniendo abiertos los colegios electorales y defendiendo las urnas. La resistencia pacífica, la actitud cívica y la astucia para custodiar o esconder urnas fueron las garantías de la votación.
Papeletas contra porras
El análisis de la participación no se puede hacer como si fueran votos emitidos en condiciones normales, hay que tener en cuenta el cierre, según el consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno, de 319 colegios electorales de los 2.230 habilitados. Así mismo, la persecución judicial y la estrategia del miedo durante las semanas previas, la represión policial el 1-O, el boicot de Ciudadanos, PSC y PP mediante la No campaña, no fueron suficientes para evitar que más de 2,2 millones de catalanes votaran (un 42’58%, según datos provisionales difundidos por el Gobierno la misma noche del 1-O).
Una votación emotiva, pero muy dificultosa, que el censo universal facilitó, gracias al cual cualquier persona podía votar en cualquier mesa electoral, previas comprobaciones digitales. No obstante, y cómo es obvio, la participación hubiera sido mucho más elevada sin este estado de asedio permanente que impidió recontar centenares de miles de votos, intervenidos durante las diferentes actuaciones policiales. En este sentido, muchas personas no fueron a votar por miedo y porque su colegio más cercano estaba cerrado u ocupado por las fuerzas policiales.
La internacionalización del Proceso
Las muestras de solidaridad hacia Cataluña en todo el Estado español, en Europa y en el mundo se multiplican. La prensa y televisiones internacionales se están haciendo un gran eco de la situación y, condenan enérgicamente la actuación desproporcionada del Estado español, contra un movimiento soberanista que llena las calles de forma pacífica año tras año desde el 2012. Por el contrario, los medios generalistas del Estado hacen un análisis sesgado y parcial, tal como denuncian los propios trabajadores de los servicios informativos de RTVE por no recoger la realidad de los hechos, criticando que incluso se han omitido "entre otros elementos las cargas policiales".

Varios líderes y analistas mundiales condenan la actuación policial y claman por una solución política, pero no hay ningún pronunciamiento oficial de ningún gobierno o instituciones. En este sentido, el presidente Puigdemont argumenta sobre la posición de la UE que "es evidente que Europa tiene que dejar de mirar hacia otro lado porque es un asunto europeo", y solicita a la UE que apadrine una mediación para la resolución política del conflicto. Ante esta situación, la vía unilateral, contemplada en la ley de transitoriedad jurídica aprobada por la mayoría del Parlamento, toma una relevancia excepcional.
Escenarios
El movimiento independentista se ha convertido en el principal desafío del régimen del 78. El 1-O ha abierto una crisis de Estado de grandes dimensiones. Un punto de inflexión en la política catalana y española, donde el independentismo gana exponencialmente defensores y, la opción de echar al gobierno del PP es ahora más cercana.
En este contexto, el gobierno central ha optado por la represión pura y dura, donde el siguiente paso podría ser la aplicación definitiva del artículo 155 de la Constitución española para hacerse con el control de la Generalitat y convocar elecciones autonómicas. Un escenario en el que la pérdida de competencias y la regresión de la democracia serían todavía más evidentes.
Por otra parte, en Cataluña se celebra este 3 de octubre una huelga general, una huelga social y política en defensa de la soberanía de Cataluña y de la democracia, contra la represión del Estado y por la justicia social. Una movilización para acumular fuerzas en el conflicto con el Estado y que puede ser el preludio a la proclamación de la República Catalana y la apertura de un proceso constituyente popular. Un escenario complejo, con más dudas que certezas, pero que abriría la puerta a la ruptura democrática del régimen del 78.
El embate continúa, la Revuelta catalana está en marcha y, después del 1-O, el camino hacia la autodeterminación de Cataluña es irreversible. 

lunes, 2 de octubre de 2017

¡A LA HUELGA!

Contra la represión y en defensa de las libertades
3-O: llamamiento unitario a la huelga general en Cataluña

[Ante el estado de excepción de facto que se ha impuesto desde el Estado, la represión tan brutal y las imágenes tan horrorosas de los cuerpos policiales estatales contra una sociedad catalana completamente pacífica que lo único que quería era defender un derecho tan básico, como el derecho a decidir su futuro ha llevado a las organizaciones sindicales a la necesidad de responder como trabajadores y trabajadoras con el instrumento más preciado que tienen, la HUELGA. Será fundamental preservar y potenciar estos elementos heterogéneos, de autonomía y de autoorganización, que se han empezado a activar al margen del repertorio habitual que hasta ahora canalizaba el grueso del Proceso. Sera fundamental para poder defender la legitimidad del referéndum del 1 de Octubre y también para evitar un cierre restaurador de la crisis por arriba.
Ante la represión y la negación de los derechos más fundamentales como es el derecho a la autodeterminación, la respuesta no puede ser otra que tomar las calles y paralizar el país, es en este sentido que se ha convocado una huelga general y social para el 3 de octubre. Tres sindicatos IAC, COS y CGT realizaron los preavisos necesarios la semana pasada; en las últimas horas se han incorporado Ómnium cultural, ANC, , l’ANC, la FAPAC, la Federació d’Associacions de Veïns de Catalunya i la Unió de Federacions Esportive, la Unió de Pagesos, los sindicatos UGT, CCOO... además de numerosas entidades de la sociedad civil y de los movimientos sociales, como las Marxas de la dignidad, Ca la Dona, Marea Pensionista, asamblea de Pagesos, Papers per tothom y un larguísimo etcétera, también secundan esta huelga general y social para el día 3 de Octubre.
Es en este contexto de huelga general y Social, de movilización en la calle cuando se debería exigir un gesto al presidente Puigdemont y no es otro que la proclamación de la República Catalana y la apertura de un proceso constituyente. Proclamar la República en un contexto de huelga general, acompañada del apoyo de más de un 80 % de alcaldes que en estos momentos también están amenazados por el Estado español, podría tener una enorme fuerza catalizadora que hiciera precipitar la crisis de régimen aquí y en todo el Estado.
Para esto es fundamental que las movilizaciones de solidaridad que hemos visto estos días, desde Madrid a la Coruña, pasando por Andalucía o el País Vasco, se activen también estos días, con huelgas solidarias y movilizaciones masivas con el apoyo activo de los ayuntamientos del cambio y las demás fuerzas progresistas del resto del Estado que han estado defendiendo el derecho a un referéndum en Catalunya. Nunca habíamos tenido tan cerca la posibilidad de tumbar el régimen del 78, de nosotros depende aprovechar este momento.
A continuación os dejamos la convocatoria de la izquierda sindical y social para el próximo 3 de octubre. Marc Casanovas]
CONTRA LA REPRESIÓN Y EN DEFENSA DE LAS LIBERTADESDesde las entidades, organizaciones y sindicatos convocantes de la huelga general del 3 de octubre queremos denunciar la violencia desplegada por parte de los cuerpos policiales del Estado español durante este 1 de octubre y condenamos la represión y la vulneración de derechos y libertades civiles, sexuales y políticas, tanto individuales como colectivas, que está produciéndose en Catalunya en forma de un estado de excepción encubierto.
Hemos decidido convocar huelga general para denunciar las presiones y las amenazas que el conjunto de las clases trabajadoras y populares hemos padecido durante estas últimas semanas, sí como los constantes ataques a la libertad de expresión y los continuos intentos de atemorizar al conjunto de la población catalana.
Queremos dejar claro que ante las políticas austeritarias que han precarizado nuestras vidas estos últimos años y que han desmantelado el sector público con un plan de rescate bancario, hace falta que nos organicemos y apostemos por una carta de derechos sociales que incorpore todas las experiencias, prácticas y conocimientos acumulados por parte de los diferentes movimientos sociales durante todos estos años: desde la economía social y solidaria hasta la soberanía alimentaria, desde la defensa del territorio hasta las luchas feministas y contra las violencias machistas, desde los movimientos por la paz hasta el reconocimiento de los derechos de las personas migradas.
Hacemos un llamamiento a paralizar el país, desde todos los sectores y ámbitos de nuestras vidas, para plantar cara a la represión y en defensa de nuestras libertades.
Este 3 de octubre, huelga general y social
Nos encontramos todas juntas a las 18h en los Jardinets de Gràcia de Barcelona.
Por un bloqueo total,
¡¡¡PARAREMOS TODO!!!
Tumbemos el Régimen
Barcelona, 1 de octubre de 2017
Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article13063

martes, 26 de septiembre de 2017

EL AGUA NUESTRA DE CADA DÍA


¿SE VIENE LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA?
Suez: el plan del gigante francés en el Perú
Suez, la multinacional que construyó la planta La Atarjea, de Sedapal, busca no sólo Olmos, sino también competir por obras de saneamiento y acercarse a las EPS en las regiones.
Suez es una empresa de origen francés dedicada a la gestión del agua y saneamiento a nivel global, que facturó  15,600 millones de euros en el 2016. Este 2017 no será un año cualquiera para Suez: en enero, los negocios en América Latina se han reorganizado bajo una sola dirección, y en marzo, el grupo llegó a un acuerdo para la compra de GE Water, líder en gestión industrial del agua.
“Suez va a facturar 18,000 millones de euros una vez que hayamos terminado la compra de GE Water, que será antes de fin de año”, adelanta Jean-Louis Chaussade, CEO global de Suez, a SEMANAeconómica. En el Perú, Suez saltó a los titulares de diversos medios por su alianza con Brookfield para ser el nuevo concesionario del proyecto agrícola Olmos.
“Olmos nos interesa específicamente porque se trata de abastecer nuevas tierras con agua en una zona del país donde históricamente no había agua”, dice Chaussade. Olmos es parte de una estrategia de expansión global en agricultura. “Hemos empezado a desarrollar ofertas tanto en España, Chile y el Perú”, explica el ejecutivo.
La estrategia de expansión también incluye al sector industrial. “Por eso hemos comprado GE Water, que tiene un peso específico en el mundo del tratamiento de las aguas industriales, y de las tecnologías necesarias [para ese sector]”, agrega Chaussade. La transacción de 3,200 millones de euros, en conjunto con Caisse de dépôt et placement du Québec (fondo de pensiones canadiense), permitirá a Suez participar de entre el 15% y 20% del consumo de agua global.
En el Foro Peruano de Inversión e Infraestructura 2017, organizado por SEMANAeconómica y Seminarium, diversos especialistas discutirán la nueva generación de APP en el Perú y los retos para financiarlas. El evento se realizará el miércoles 22 y jueves 23 de noviembre.
AGRICULTURA E INDUSTRIA EN EL PERÚ
“El Perú y Chile se están posicionando como líderes de agricultura, y queremos empezar con un proyecto: Olmos”, comenta Ana Giros, CEO de Suez para América Latina. El problema con Olmos es la aplicación del Decreto de Urgencia 003-2017, que puede hacer de Suez un ‘responsable solidario’ de las sanciones que resulten de la investigación Lava Jato en el país.
Pero ello no reduce el interés de Suez por la obra. “Estamos atentos a las soluciones. Por ejemplo, cuando tomemos la concesión, que no haya pasivos que nos generen una cancelación de la concesión”, explica Giros.
Chavimochic III también está en la mira del grupo. “En construcción tenemos menos valor añadido. El valor añadido de Suez es en la operación, así que tendría que acabarse la construcción, pero sí lo estamos viendo”, dice Giros. Chavimochic III es una concesión de Odebrecht y Graña y Montero, hoy en venta, que adolece de un incumplimiento en la entrega de terrenos por parte del Gobierno Regional de La Libertad.
“En el sector minero estamos operando la planta de tratamiento de aguas residuales La Enlozada [en Arequipa]. Ahora que la minería vuelve a repuntar, queremos continuar trabajando con ellos. Con lo que GE Water está haciendo, podemos dar una oferta muy amplia en minería”, detalla Giros.
TRATAMIENTO DE AGUAS Y EPS
La cartera de APP en agua y saneamiento también mantiene ocupado a Suez. La firma apunta a competir por obras de cabecera, una obra de Sedapal para ampliar el acceso al agua en Lima, y por diez plantas de tratamiento de aguas residuales en Puno, una iniciativa privada cofinanciada de Graña y Montero que debería ser declarada de interés por el Estado próximamente.
Para el grupo, no es una cuestión menor crecer en América Latina y, en ese contexto, en el Perú. De ahí la reorganización de sus diversas marcas —Dégremont, Agbar, Aqualogy, entre otras— bajo una sola dirección en la región. “Una de las primeras cosas que hicimos en el exterior fue construir La Atarjea, de Sedapal, en 1954. Fue la primera obra de Dégremont en el exterior”, cuenta Chaussade.
Giros detalla que los negocios en América Latina se gestionarán como cinco regiones: México, Centro América y El Caribe, Atlántico Sur (Brasil, Uruguay y Argentina) y Pacífico Sur (Chile, Perú y Uruguay). En Chile, Suez tienen la concesión del acceso y tratamiento del agua de Santiago de Chile. En Cartegena de Indias (Colombia), Suez está en un modelo mixto: es la empresa proveedora de servicios de saneamiento (EPS) junto con la alcaldía.
En el Perú, Suez también busca acercarse a las EPS, pero aún no tiene regiones definidas. “Queremos apoyar a las EPS. Ya estamos en el ciclo comercial de Sedapal, en 18 distritos de Lima. La idea es apoyar a todas las EPS que la OTASS ha empezado a intervenir. A mí me gusta hablar de la colaboración público-privada, porque cada uno [Estado y el sector privado] debería encontrar su rol”, indica Giros.
El gigante francés tiene un equipo de 500 personas en el Perú, pequeño frente a otros países en la región, como Chile, donde el personal es poco más de 3,000 personas, 50% del equipo en América Latina.  ¿Crecerá el personal en el Perú? Depende de los proyectos que vayan ganando, explica Giros. Desde ahora, el plan es apoyar al equipo peruano con expertise, por ejemplo, de Brasil o de Chile. Así, Suez estima que su facturación anual de 10 millones de euros en el Perú se triplique en tres años.
Karina Montoya para SemanaEconomica.com

miércoles, 20 de septiembre de 2017

ULTIMA ADVERTENCIA

Tendrán que luchar fuertemente para salvar a la especie humana

Dementesx / Democracy now!



El pasado 5 de diciembre Democracy Now! celebró su 20 aniversario en la histórica iglesia de Riverside de la ciudad de Nueva York. Entre los que hablaron ante los más de dos mil asistentes estaba el reconocido disidente político, lingüista y escritor Noam Chomsky. Chomsky se refirió a las dos amenazas más peligrosas que la especie humana enfrenta en la actualidad, la posibilidad de una guerra nuclear y la destrucción acelerada provocada por el cambio climático que generamos los seres humanos.Solo me gustaría comenzar hablando sobre el privilegio y honor que suponen participar en la celebración del notable éxito que Democracy Now! ha obtenido en todos estos años, y en particular, por los asombrosos logros de Amy Goodman, Juan González y sus colegas; que nos muestran lo que debemos hacer para aspirar a una “democracia ya”. Será una larga lucha. Y de nuevo, es un enorme placer, no solo compartir esta ocasión con gente como Harry Belafonte, a quien admiro, y quien ha estado a la vanguardia de esta lucha interminable durante estos difíciles años.
Quiero dirigir unas palabras en especial a los jóvenes que se encuentran dentro del público: Ustedes enfrentarán problemas que no han surgido en más de 200.000 años de historia de la humanidad. Serán problemas difíciles y exigentes. Se trata de una carga que no se puede ignorar. Y todos nosotros, pero sobre todo ustedes en particular, tendrán que luchar fuertemente para salvar a la especie humana de un destino sombrío.
Los resultados de las elecciones nos sorprendieron a mi esposa y a mi en Europa. Aquél fatídico 8 de noviembre estábamos en Barcelona, viendo los resultados. Lo que ocurrió me impactó personalmente. El primer artículo que escribí, hasta donde puedo recordar, fue en febrero de 1939, y trataba sobre la caída de Barcelona ante las fuerzas fascistas de Franco. Dicho artículo, que estoy seguro no fue muy memorable trataba de la propagación, aparentemente inexorable, del fascismo en Europa y probablemente alrededor del mundo. Soy lo suficientemente viejo como para haber escuchado los discursos de Hitler [en] las marchas de Nuremberg, y aunque no pude entender ni una palabra, el tono y la reacción de la multitud me dejaron recuerdos imborrables. De modo que los resultados me despertaron recuerdos muy desagradables, en especial por lo que está sucediendo actualmente en Europa, que también es bastante alarmante.
Pues bien, Europa reaccionó con incredulidad, conmoción y horror a ese 8 de noviembre. La cubierta de la revista alemana más importante, Der Spiegel, supo capturar elocuentemente ese sentimiento, mediante una caricatura de Donald Trump en la que se le mostraba como un meteoro en dirección a la tierra y con la boca abierta, listo para tragársela. El titular que la acompañaba, decía: “Das Ende der Welt!” “El fin del mundo”. Más abajo, en letras pequeñas, se veía también la frase: “tal y como lo conocemos”. Esa preocupación puede llegar a expresar una preocupación verdadera, aunque no de la forma literal que la proponen el artista, los autores, y todos aquellos que se hicieron eco de esa idea.
Esto tiene que ver con otros acontecimientos que tuvieron lugar justo al mismo tiempo, ese mismo 8 de noviembre. Acontecimientos que me parecen mucho más importantes que aquéllos que captaron la atención del mundo de manera tan sorprendente. Acontecimientos que estaban ocurriendo, por ejemplo, en Marrakech, Marrruecos, en donde se llevó a cabo una conferencia de 200 países. La denominada “COP 22”. El objetivo de esta conferencia era empezar a poner en práctica las vagas promesas y compromisos de la anterior conferencia internacional sobre el calentamiento global, la denominada “COP 21”, que tuvo lugar en París en diciembre de 2015, y que no produjo efectos concretos por razones no relacionadas a lo que ocurrió el 8 de noviembre aquí.
[...]
El aislamiento de Estados Unidos en Marrakech es sintomático de otros procesos más amplios sobre los que deberíamos meditar muy cuidadosamente, por ser de una importancia considerable. El aislamiento de Estados Unidos en el mundo está aumentando notablemente. Tal vez lo más llamativo suceda aquí mismo, en este hemisferio, en lo que el secretario de Guerra del presidente Roosevelt, Henry Stimson, denominó como "nuestra pequeña región", donde nadie nos molesta. Solíamos considerar que si alguien se pasaba de la raya, los castigaríamos con dureza, a menos que hicieran lo que dijéramos. Eso está ahora lejos de ser cierto. Durante este siglo y por primera vez en 500 años, America Latina se ha liberado del imperialismo occidental. Estados Unidos es el siglo pasado. El Fondo Monetario Internacional, que es, en otras palabras, una agencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha sido expulsado en su totalidad de América del Sur. Ya no quedan bases militares estadounidenses allí [1]. Las organizaciones internacionales de este hemisferio Han empezando a excluir a Estados Unidos y Canadá. En 2015 hubo una cumbre mundial que habría podido derivar en la total exclusión de Estados Unidos del hemisferio por el asunto con Cuba. Cuba se convirtió en un asunto crucial debido a que todo el hemisferio se oponía a la política de Estados Unidos, tal y como lo hace el resto del mundo. Esta fue sin duda la razón por la que Obama tuvo gestos hacia la normalización [de las relaciones con Cuba], dando un paso hacia adelante, que sin embargo podría ser revertido por Trump. No lo sabemos.
Algo similar ocurre en Asia a una escala mucho mayor. Como se sabe, una de las principales políticas de Obama fue la llamada "giro a Asia", la cual en realidad fue una medida para confrontar de forma transparente a China. Una de las estrategias de esa política fue el TPP , o Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, que excluía a China e intentaba integrar a otros países del pacífico asiático. Dicho acuerdo, por razones que me parecen muy afortunadas, parece estar colapsando hoy día. Pero simultáneamente, existe un tratado de comercio internacional que crece y se expande. China le denomina el Partenariado Económico Comprehensivo Regional (PECR), cuyos alcances empiezan a dibujarse sobre los aliados de Estados Unidos; desde Perú a Australia, pasando por Japón. Es probable que Estados Unidos decida quedarse por fuera de él, del mismo modo que de forma solitaria se ha mantenido al margen del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, una especie de contrapartida al Banco Mundial, y al que Estados Unidos se opone desde hace años. A éste, hoy día, se han sumado prácticamente todos sus aliados, incluyendo, entre otros, Gran Bretaña. Al mismo tiempo, China se está expandiendo hacia occidente con la Organización de Cooperación de Shanghái, la Ruta de la Seda en China. Se trata de un sistema integrado de distribución de recursos de energía, que incluye a Siberia, rica en recursos; India y Pakistán, y a la que pronto se sumarán Irán y probablemente Turquía. Se extenderá desde China hasta Europa. Estados Unidos ha solicitado tener el estatus de observador, pero esta petición le ha sido negada, no se le ha permitido. Y uno de los principales compromisos adquiridos por la Organización de Cooperación de Shanghái, es la prohibición de establecer bases militares dentro de toda la región de países de Asia Central.
Si el presidente electo decide cumplir con su promesa de poner fin a las armas nucleares, en otras palabras, al Acuerdo Nuclear con Irán, Estados Unidos estaría dando otro paso hacia el aislamiento. Algunos otros países, principalmente de Europa, que hacen parte del acuerdo, podrían sin embargo continuar. Esto significaría ignorar las sanciones impuestas por Estados Unidos, y ello derivaría en aislarse incluso de Europa. Bajo estas circunstancias, es probable que Europa dé marcha atrás en la confrontación con Rusia. De hecho, el Bréxit podría ayudar a la consolidación de esta situación, pues Gran Bretaña era la voz más fuerte de Estados Unidos en la OTAN , pero dado que ahora está fuera, Europa tendría algunas oportunidades. De 1990 a 1991, durante el colapso de la Unión Soviética, se tomaron algunas decisiones. Mikhail Gorbachov tuvo la visión, como él mismo la denominó, de que Europa fuera un hogar común de integración. Una especie de sistema cooperativo de seguridad, comercio e intercambio; sin alianzas militares desde el Atlántico al Pacífico. Estados Unidos insistió por una visión diferente— específicamente, ante el colapso de la Unión Soviética, la OTAN se mantiene, y de hecho, ahora se extiende hasta las fronteras de Rusia, donde hoy se cuecen diariamente amenazas graves.
Todos estos hechos resultan muy relevantes. Están relacionados al tema ampliamente discutido sobre el declive del poder de Estados Unidos. Existen algunas medidas convencionales que, sin embargo, producen una confusión interesante. Me referiré a ello brevemente, por la premura del tiempo, aunque es algo sobre lo que se debe reflexionar seriamente. Según las medidas convencionales, en 1945, Estados Unidos dominaba el mundo, como nunca en la historia. Poseía cerca del 50 % de la riqueza global, mientras que otros países industriales estaban devastados, destruidos o seriamente afectados por la guerra. Su economía se benefició enormemente de la guerra y a partir de ese momento, Estados Unidos consiguió una posición de dominio sin precedentes históricos. Ello, por supuesto, iba a terminar algún día: esos otros países industrializados se reconstruyeron. Hacia 1970 el mundo tenía tres polos, tres ejes económicos: Europa con sede en Alemania, América del Norte, con sede en Estados Unidos y la zona noroccidental de Asia, con sede en Japón. Ahora China se ha convertido en un socio, dejando de ser solo un conflicto. Para entonces, la participación de Estados Unidos dentro de la riqueza mundial, era del 25 %, aunque hoy día no está muy por debajo de esa cifra.
Todo esto puede derivar en conclusiones equivocadas, dado que el análisis ignora un hecho crucial que ha dejado de discutirse, a pesar de que existen algunos trabajos interesantes sobre el tema. Se trata de la propiedad sobre la economía mundial. ¿Qué es en realidad lo que poseen las grandes corporaciones, las multinacionales que operan alrededor del mundo? Bien, pues esto deriva en algo muy interesante que prácticamente explica el crecimiento de todo el período de globalización neoliberal de esta generación. El patrimonio de las grandes corporaciones se está traduciendo en una forma más realista de medir el poder mundial más allá de la riqueza de una nación. El patrimonio de una corporación reside obviamente en un país, apoyado en nuestras contribuciones de impuestos, aunque la propiedad no tiene nada que ver con nosotros. Cuando se las mira de cerca, se concluye que las corporaciones son virtualmente dueñas de todos los sectores de la economía: manufactura, finanzas, servicios, minoristas... las corporaciones de Estados Unidos encabezan la propiedad de la economía mundial. Se podría decir que son dueños de cerca del 50 % de ésta, lo que corresponde, aproximadamente, a la riqueza nacional de Estados Unidos en 1945. Este hecho debería ser capaz de decirnos algo sobre la naturaleza del mundo en el que vivimos. Esto, por su puesto, no representa necesariamente un beneficio para los ciudadanos estadounidenses, sino para los que poseen y administran éstas corporaciones privadas, estos sistemas cuasi-totalitarios, subsidiadas tanto en lo público como en lo privado. En el nivel militar, Estados Unidos tiene un dominio sin par, cosa que no hay que discutir si quiera. Pero es posible que Europa adquiera una mayor independencia, siguiendo algo similar a la visión de Gorbachov. Esto podría atenuar las peligrosas tensiones de la frontera rusa, lo que sería un acontecimiento muy positivo.
Hay muchas más cosas que discutir respecto de estos temores, esperanzas y perspectivas. Existen amenazas y peligros concretos. Existen también muchas oportunidades. Nos enfrentamos nuevamente a ello; pero es la gente más joven la llamada a entender que estas amenazas son las más graves que han surgido en la historia de la humanidad. La guerra nuclear y la catástrofe ambiental, son afrentas literales a la supervivencia. Se trata de preocupaciones urgentes que no dan espera, y que a partir del 8 de noviembre se volvieron apremiantes por las razones que ustedes ya conocen y que también he mencionado. Estos asuntos tendrán que ser afrontados prontamente y y de forma directa, si es que el experimento humano no quiere ser un fracaso terrible.

martes, 12 de septiembre de 2017

NUESTROS AMOS

La élite del poder en tiempos de Trump
¿Quién gobierna América?
James Petras
Introducción
En los últimos meses varios sectores políticos, económicos y militares en competencia –ligados a distintos grupos ideológicos y étnicos– han surgido claramente en los centros de poder.
Podemos identificar algunas claves de la competencia y direcciones entrelazadas de la elite del poder:
  1. Neoliberales [free marketers], con la presencia omnipresente del grupo "Israel First".
  2. Capitalistas nacionales, vinculados a los ideólogos de derecha.
  3. Generales,  vinculados a la seguridad nacional y al aparato del Pentágono, así como a la industria de defensa.
  4. Elites empresariales, vinculadas al capital global.
Este ensayo intenta definir a los poderosos, evaluar su rango de poder y su impacto.
La elite del poder económico: el grupo “Israel-First” y los CEOs2 de Wall Street
El grupo “Israel First” domina las principales posiciones económicas y políticas dentro del régimen de Trump y, curiosamente, está entre los opositores más vociferantes de la Administración. Estos incluyen: la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, así como su vicepresidente, Stanley Fischer, ciudadano israelí y exgobernador (sic) del Banco de Israel.
Jared Kushner, el yerno del presidente Trump y un judío ortodoxo, actúa como su principal asesor en asuntos de Medio Oriente. Kushner, un magnate inmobiliario de Nueva Jersey, se estableció como el archienemigo de los nacionalistas económicos en el círculo interno de Trump. Apoya todo el poder israelí y la toma de tierras en el Medio Oriente y trabaja en estrecha colaboración con David Friedman, Embajador de EE.UU. en Israel (y fanático partidario de los asentamientos judíos ilegales) y Jason Greenblatt, representante especial para las negociaciones internacionales. Con tres Israel-First’ers determinando la política de Medio Oriente, no hay ningún contrapeso.
El Secretario del Tesoro es Steven Mnuchin, exejecutivo de Goldman Sachs, quien lidera el ala del mercado libre neoliberal del sector de Wall Street dentro del régimen de Trump. Gary Cohn, un influyente de Wall Street desde hace mucho tiempo, encabeza el Consejo Económico Nacional. Forman los principales asesores de negocios y lideran la coalición neoliberal, anti-nacionalista, comprometida a socavar las políticas económicas nacionalistas de Trump.
Una voz influyente en la oficina del Fiscal General es Rod Rosenstein, quien nombró a Robert Mueller como el investigador en Jefe, lo que llevó a la eliminación de los nacionalistas de la Administración Trump.
El hada madrina del equipo antinacionalista Mnuchin-Cohn es Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs. Los tres “Israel-First-banqueros” están encabezando la lucha para desregular el sector bancario, que había devastado la economía, conduciendo al colapso del 2008 y llevando a juicio hipotecario a millones de propietarios y empresas estadounidenses.
La élite del mercado libre “Israel First” se extiende por todo el espectro político, incluyendo a los demócratas en el Congreso, dirigidos por el líder de la minoría del Senado, Charles Schumer y el jefe demócrata del Comité de Inteligencia de la Cámara Adam Schiff. Los “Israel First” del Partido Demócrata se ha aliado con sus hermanos neoliberales en la búsqueda de investigaciones y campañas en los medios masivos de comunicación contra los nacionalistas económicos de Trump y su eventual purga de la Administración.
La elite del poder militar: los generales
La élite del poder militar ha tomado el relevo del presidente electo en la toma de decisiones importantes. Donde una vez los poderes de la guerra descansaban en el Presidente y el Congreso, hoy una colección de fanáticos militaristas hace y ejecuta la política militar, decide las zonas de guerra y presiona para una mayor militarización de la policía doméstica. Trump ha delegado decisiones cruciales sobre lo que él llama cariñosamente "mis generales" mientras sigue evadiendo acusaciones de corrupción y racismo.
Trump nombró a un general de cuatro estrellas, James “Perro loco” Mattis –quien lideró la guerra en Afganistán e Irak-, como Secretario de Defensa. Mattis (cuyas "glorias" militares incluyeron el bombardeo de una gran fiesta de bodas en Irak) está liderando la campaña para intensificar la intervención militar estadounidense en Afganistán –una guerra y ocupación que Trump había condenado abiertamente durante su campaña. Como Secretario de Defensa, el general “Perro loco” empujó al desanimado Trump a anunciar un aumento de las tropas terrestres y los ataques aéreos estadounidenses por todo Afganistán. Fiel a su muy divulgado nom-de-guerre, el general es un rabioso defensor de un ataque nuclear contra Corea del Norte.
El Teniente General H.R. McMaster (un general activo de tres estrellas y defensor de la prolongación de las guerras en Medio Oriente y Afganistán) se convirtió en consejero de Seguridad Nacional después de la purga del aliado de Trump, el Teniente General Michael Flynn, quien se opuso a la campaña de confrontación y sanciones contra Rusia y China. McMaster ha sido el instrumento en la eliminación de “nacionalistas” de la Administración Trump y se une al general “Perro Loco” Mattis para presionar una mayor acumulación de tropas estadounidenses en Afganistán.
El Teniente General John Kelly (Marine retirado), otro veterano de guerra de Irak y entusiasta del cambio de régimen en Medio Oriente, fue nombrado Jefe de Gabinete de la Casa Blanca tras la expulsión de Reince Priebus.
La troika de tres generales en la Administración comparte con los asesores neoliberales del Israel-First de Trump, Stephen Miller y Jared Kushner, una profunda hostilidad hacia Irán y apoya plenamente la exigencia del Primer Ministro israelí Netanyahu de que el Acuerdo Nuclear de 2015 con Teherán sea desechado.
La dirección militar de Trump garantiza que el gasto en guerras en el extranjero no se verá afectado por recortes presupuestarios, recesiones o incluso desastres nacionales.
Los “generales”, los neoliberales del Israel-First y la élite del Partido Demócrata dirigen la lucha contra los nacionalistas económicos y han logrado asegurar que el imperio militar y económico de la Era Obama se mantendrá en su lugar e incluso se expandirá.
La elite económica-nacionalista
El principal estratega e ideólogo de los aliados económico-nacionalistas de Trump en la Casa Blanca fue Steve Bannon. Había sido el arquitecto político principal y el asesor de Trump durante la campaña electoral. Bannon ideó una campaña electoral que favoreciera las manufacturas nacionales y a los trabajadores estadounidenses contra Wall Street y las corporaciones multinacionales neoliberales. Desarrolló el ataque de Trump contra los tratados comerciales mundiales, que había llevado a la exportación de capital y la devastación de la mano de obra manufacturera estadounidense.
Igualmente significativo, Bannon elaboró la temprana oposición pública trumpista a la intervención de 15 años, y trillones de dólares, en Afganistán y aún las más costosas series de guerras en Medio Oriente favoreciendo a los Israel-First, incluida la actual guerra mercenaria para derrocar el gobierno secular nacionalista de Siria.
A los ocho meses de la administración de Trump, las fuerzas combinadas de la élite económica y militar del libre mercado, los líderes del Partido Demócrata, los militaristas abiertos del Partido Republicano y sus aliados en los medios masivos de comunicación lograron purgar a Bannon –marginando a su masiva base de apoyo de su agenda “America First”nacionalista económicamente y anti-régimen.
La "alianza" anti-Trump ahora tendrá como objetivo a los pocos nacionalistas económicos que quedan en la Administración. Estos incluyen: el director de la CIA Mike Pompeo, quien favorece el proteccionismo debilitando los acuerdos comerciales de Asia y el TLCAN, y Peter Navarro, presidente del Consejo de Comercio de la Casa Blanca. Pompeo y Navarro se enfrentan a la fuerte oposición ascendente de la neoliberal troika sionista que ahora domina el régimen de Trump. También, al Secretario de Comercio, Wilbur Ross, millonario y exdirector de Rothschild Inc., quien se alió con Bannon en las amenazas de imponer cuotas de importación para hacer frente al enorme déficit comercial de Estados Unidos con China y la Unión Europea.
Otro aliado de Bannon es el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer, exanalista militar y de inteligencia con vínculos con el portal informativo Breitbart. Es un fuerte opositor de los globalizadores neoliberales dentro y fuera del régimen de Trump.
"Asesor Senior" y escritor de discursos de Trump, Stephen Miller promueve activamente la prohibición de viajar a los musulmanes y restricciones más severas a la inmigración. Miller representa el ala de Bannon dentro de la fanática cohorte pro-Israelí de Trump.
Sebastian Gorka, ayudante adjunto de Trump en asuntos militares y de inteligencia, era más un ideólogo que un analista, que escribió para Breitbart y dirigió la oficina tras las faldas de Bannon. Justo después de expulsar a Bannon, los “generales” purgaron a Gorka a principios de agosto por acusaciones de “antisemitismo”.
Quien permanezca entre los nacionalistas económicos de Trump permanecerá significativamente sin influencia debido la pérdida de Steve Bannon, que había proporcionado liderazgo y dirección. Sin embargo, la mayoría tiene antecedentes sociales y económicos que también los vinculan a la élite del poder militar en algunos asuntos y con los neoliberales pro-israelíes en otros. A pesar de ello, sus creencias básicas habían sido moldeadas y definidas por Bannon.
La elite del poder empresarial
El CEO de Exon Mobile, Rex Tillerson, Secretario de Estado de Trump y el exgobernador de Texas, Rick Perry, Secretario de Energía, lideran la élite empresarial. La élite empresarial asociada con la manufactura y la industria estadounidenses tiene poca influencia directa en la política interior o exterior. Mientras siguen a los neoliberales de Wall Street en política interior, están subordinados a la élite militar en política exterior y no están aliados con el núcleo ideológico de Steve Bannon.
La élite empresarial de Trump, que no tiene ningún vínculo con los nacionalistas económicos en su régimen, brinda una cara más amistosa a los aliados y adversarios económicos de ultramar.
Análisis y conclusión
La élite del poder atraviesa las filiaciones partidistas, las ramas del gobierno y las estrategias económicas. No se limita al Partido Republicano o al Demócrata. Incluye neoliberales, algunos nacionalistas económicos, agentes de poder de Wall Street y militaristas. Todos compiten y luchan por el poder, la riqueza y el dominio dentro de esta Administración. La correlación de fuerzas es volátil, cambiando rápidamente en cortos períodos de tiempo –lo que refleja la falta de cohesión y coherencia en el régimen de Trump.
Nunca la élite de poder estadounidense ha estado sometida a tan monumentales cambios en la composición y dirección durante el primer año de un nuevo régimen.
Durante la presidencia de Obama, Wall Street y el Pentágono compartieron cómodamente el poder con los multimillonarios del Silicon Valley y con la élite de los medios masivos de comunicación. Estaban unidos en la búsqueda de una estrategia imperialista "globalista", acentuando múltiples teatros de guerra y tratados multilaterales de libre comercio, que estaban en el proceso de reducir a millones de obreros estadounidenses a la esclavitud permanente.
Con la inauguración del Presidente Trump, esta élite del poder enfrentó desafíos y la emergencia de una nueva configuración estratégica, que buscó cambios drásticos en la política económica y militar de Estados Unidos.
El arquitecto de campaña y estratega del Trump, Steve Bannon, buscó desplazar a la élite económica y militar global con su alianza de nacionalistas económicos, obreros manufactureros y elites de negocios proteccionistas. Bannon presionó para una ruptura importante con la política de Obama, de múltiples guerras permanentes, para expandir el mercado interno. Propuso el retiro de las tropas y el fin de las operaciones militares de Estados Unidos en Afganistán, Siria e Irak, al tiempo que aumentó una combinación de presión económica, política y militar sobre China. Trató de poner fin a las sanciones y enfrentamientos contra Moscú y crear vínculos económicos entre los gigantes productores de energía en Estados Unidos y Rusia.
Mientras Bannon era inicialmente el principal estratega de la Casa Blanca, rápidamente se encontró, cara a cara, con poderosos rivales dentro del régimen, ardientes globalistas Demócratas y Republicanos y especialmente neoliberales sionistas quienes maniobraron sistemáticamente para ganar posiciones económicas y políticas, estratégicas dentro del régimen. En lugar de ser una plataforma coherente desde la cual formular una nueva estrategia económica radical, la Administración Trump se convirtió en un "terreno de lucha" caótico y vicioso. La estrategia económica de Bannon apenas estaba comenzando a emerger de la tierra.
Los medios masivos de comunicación y los agentes del aparato estatal, vinculados a la estrategia de guerra permanente de Obama, primero atacaron la propuesta de reconciliación económica de Trump con Rusia. Para evadir cualquier “descalificación”, fabricaron la conspiración rusa de espías y manipulación de elecciones. Sus primeros tiros exitosos fueron disparados contra el Teniente General Michael Flynn, aliado de Bannon y principal defensor para revertir la política de Obama/Clinton de enfrentamiento militar con Rusia. Flynn fue rápidamente destruido y amenazado abiertamente con ser procesado como un "agente Ruso" en la histeria provocada, que se asemejaba a los días del senador Joseph McCarthy.
Los puestos económicos clave en el régimen de Trump se dividieron entre los neoliberales Israel-First y los nacionalistas económicos. El presidente Trump, “El negociador”, trató de enganchar a los sionistas neoliberales, afiliados a Wall Street, con la clase obrera vinculada a la base electoral trumpista, formulado nuevas relaciones con la Unión Europea y China, lo que favorecería a la manufactura estadounidense. Dadas las diferencias irreconciliables entre esas fuerzas, el ingenuo "pacto de clase" de Trump debilitó a Bannon, socavó su liderazgo y destruyó su estrategia económica nacionalista.
Mientras Bannon había conseguido varios nombramientos económicos importantes, los neoliberales sionistas socavaron su autoridad. La cohorte Fischer-Mnuchin-Cohn estableció con éxito una agenda competitiva.
Toda la élite del Congreso de ambos partidos se unió para paralizar la agenda de Trump-Bannon. Las gigantescas corporaciones de los medios masivos de comunicación sirvieron como un megáfono histérico y cargado de rumores para los fanáticos investigadores del Congreso y del FBI que magnificaban cada sutileza de las relaciones del gobierno norteamericano de Trump con Rusia en busca de conspiración. La combinación Estado-Congreso y el aparato de los medios de comunicación aplastaron a la masiva base electoral de Banon, desorganizada y desprevenida, que había elegido a Trump.
Completamente derrotado, el desdentado Presidente Trump se retiró en busca desesperada de una nueva configuración de poder, delegando sus operaciones diarias a "sus generales". El Presidente civil electo de los Estados Unidos abrazó la búsqueda de sus generales, de una nueva alianza militar-globalista y la escalada de las amenazas militares contra Corea del Norte, incluyendo a Rusia y China. Afganistán fue inmediatamente blanco de una intervención ampliada.
Trump reemplazó eficazmente la estrategia económica nacionalista de Bannon con un reanimado enfoque militar de guerras múltiples de Obama.
El régimen de Trump volvió a lanzar los ataques de Estados Unidos contra Afganistán y Siria –superando el uso por parte de Obama de ataques de drones contra presuntos militantes musulmanes. Intensificó las sanciones contra Rusia e Irán, abrazó la guerra de Arabia Saudita contra el pueblo de Yemen y puso toda la política de Medio Oriente en manos de su asesor político, el ultra sionista Jared Kushner (magnate inmobiliario y yerno) y el embajador de Estados Unidos en Israel David Friedman.
El retiro de Trump se convirtió en una derrota grotesca. Los generales abrazaron a los sionistas neoliberales en el Tesoro y a los militaristas globales del Congreso. El director de Comunicación Anthony Scaramucci fue despedido. El Jefe del Gabinete de Trump, John Kelly, purgó a Steve Bannon. Sebastian Gorka fue expulsado.
Los ocho meses de lucha interna entre los nacionalistas económicos y los neoliberales han terminado: La alianza sionista-globalista con los generales de Trump ahora dominan a la elite de poder.
Trump está desesperado por adaptarse a la nueva configuración, aliada de sus propios adversarios en el Congreso y los medios masivos de comunicación rabiosamente anti-Trump.
Habiendo casi diezmado a los nacionalistas económicos de Trump y su programa, la elite de poder montó entonces una serie de acontecimientos magnificados por los medios que se centraban en un golpe local en Charlottesville, Virginia, entre "supremacistas blancos" y "antifascistas". Después de que la confrontación condujera a la muerte y al daño, los medios utilizaron el intento inepto de Trump de culpar a ambos bandos como prueba de los vínculos del presidente con los neonazis y el KKK. Los neoliberales y los sionistas, dentro de la administración Trump y sus consejos empresariales, se unieron al ataque contra el presidente, denunciando su incapacidad de culpar de inmediato y unilateralmente a los extremistas de derecha por la violencia.
Trump está recurriendo a los sectores de negocios y a la élite del Congreso en un intento desesperado por mantener un apoyo a través de promesas de decretar masivos recortes de impuestos y desregular todo el sector privado.
La cuestión decisiva ya no se refería a una política u otra, ni siquiera a una estrategia. Trump ya había perdido en todas las batallas. La "solución final" al problema de la elección de Donald Trump está avanzando paso a paso –su destitución [impeachment] y posible detención por todos y cada uno de los medios.
Lo que el auge y la destrucción del nacionalismo económico en la “persona” de Donald Trump nos dice es que el sistema político estadounidense no puede tolerar ninguna reforma capitalista que pueda amenazar a la élite imperialista globalista.
Los escritores y activistas solían pensar que sólo los regímenes socialistas elegidos democráticamente serían el blanco del coup d’état sistemático. Hoy en día las fronteras políticas son mucho más restrictivas. Apelar al "nacionalismo económico", completamente dentro del sistema capitalista, y buscar los acuerdos comerciales acorde a ello, es invitar a ataques políticos salvajes, inventos de conspiraciones y relevos militares internos que terminan en "cambio de régimen".
La purga hecha por la élite militarista-
globalista contra los nacionalistas económicos y anti-militaristas fue apoyada por toda la izquierda de los Estados Unidos, salvo algunas notables excepciones. Por primera vez en la historia, la izquierda se convirtió en un arma organizativa pro-guerra, pro-Wall Street, pro-derecha sionista en la campaña para derrocar al presidente Trump. Más aún, movimientos y líderes locales, funcionarios sindicales, políticos de derechos civiles y de inmigración, liberales y socialdemócratas se han unido en la lucha por restaurar lo peor de todos los mundos: la política Clinton-Bush-Obama/Clinton de guerras múltiples permanentes, incrementando las confrontaciones con Rusia, China, Irán y Venezuela y la desregulación de la economía estadounidense por parte de Trump y recortes fiscales masivos para los grandes negocios.
Hemos recorrido un largo camino: desde las elecciones hasta las purgas y de los acuerdos de paz hasta las investigaciones policiales. Los nacionalistas económicos de hoy son etiquetados como "fascistas"; y los trabajadores excluidos son ¡"los deplorables"!
Los estadounidenses tienen mucho que aprender y desaprender. Nuestra ventaja estratégica puede residir en el hecho de que la vida política en los Estados Unidos no puede empeorar –realmente hemos tocado fondo y (salvo una guerra nuclear) sólo podemos mirar hacia arriba.
Notas:
1  Traducción libre del artículo de James Petras, “Who Rules America? The Power Elite in the Time of Trump”, publicado el 5 de septiembre de 2017 en http://petras.lahaine.org/?p=2153.
2  CEO es el acrónimo en inglés de Chief Executive Officer, designa a la persona con la máxima autoridad de la gestión en alguna empresa, administración, organización o institución.