sábado, 4 de abril de 2009

GUILLERMO GIACOSA POR DOS












¿Qué pasa con FASA?

El lunes por la noche vi un excelente programa político de la Televisión Nacional de Chile. Lo cito porque el tema nos concierne. No se trata del diferendo que se dilucidará en La Haya, se trata de las cualidades morales de algunos inversionistas chilenos en el Perú y su presunto respeto por las leyes del mercado. Me estoy refiriendo a las Boticas FASA, de capital chileno, cuya razón social por estas tierras es: Farmacias Peruanas SA. Boticas Fasa. En dicho programa de la TV chilena, estaban presentes un diputado, un representante de una asociación de consumidores, un representante del gremio farmacéutico y un funcionario del Gobierno con unas agallas y una claridad conceptual a las que me había desacostumbrado. El tema central se basaba en un documento de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) que denunciaba que FASA se había puesto de acuerdo con dos laboratorios (junto a los cuales maneja el 97% del mercado de medicinas en Chile) para aumentar coordinadamente los precios de los medicamentos. De esta forma se produjo un aumento que perjudicó grandemente a los usuarios en un rubro tan sensible por su vinculación a la salud. La cadena FASA (uno de cuyos mayores accionistas es el presidenciable Salvador Piñera) aceptó haber cometido el delito de colusión (pacto ilícito en daño a tercero) y deberá pagar una multa que se acerca al millón de dólares. Falta solamente que el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia apruebe o rechace esta decisión. Hoy, FASA, con sus acciones que descendieron un 10% y previendo los costos en ventas que le significará esta situación prevé una gran campaña de superdescuentos u otras alternativas similares. Saqué varias conclusiones: en primer lugar, que en Chile se percibe un respetable grado de institucionalidad; que el reconocimiento de sus faltas por parte de un peso pesado de la economía no sería cosa común en Perú; que los funcionarios del Gobierno hablan sin demostrar timidez ante el poder económico (al menos en este caso); que la televisión oficial se expresó con absoluta libertad, incluyendo participación del público que llamó delincuentes y “cogoteros” a los directivos de FASA y que entre los panelistas y público se mencionó, en repetidas oportunidades, el “agotamiento del modelo económico”. El diputado fue claro al preguntar: ¿este es el Chile que queremos? “Con un pequeño número de personas que detentan todo el poder económico”. Y, finalmente, no pude dejar de preguntarme si Farmacias Peruanas. SA. Boticas Fasa, de capitales chilenos, no ejercitará las mismas malas artes castigadas en Chile en un país que siente reverencia religiosa por las inversiones y que suele hablar en voz inaudible ante el poder económico.Viendo algunos mails de trabajadores de FASA en Perú sí puedo adelantar que sus jornadas de trabajo exceden lo que indica la legislación nacional y ya ello constituye un atropello que nuestras autoridades parecen no haber visto. Si ya lo han corregido, me rectifico. En caso contrario es necesario intervenir.
Razones hay miles para NO COMPRAR EN FASA pero la que nos toca a todos es el sobreprecio en los medicamentos que el GOBIERNO CHILENO OBLIGARA A DEVOLVER mientras los lacayos nacionales no dicen esta boca es mía.
¿Hasta cúando la cobardía de nuestros gobernantes?

“El estómago de la bestia”

El título de esta nota es uno de los eslóganes que más se repetía en Londres durante la reunión del G-20. Miles de manifestantes antisistema calificaban así al distrito financiero de la capital del Reino Unido, conocido como la 'city’, y donde todos los días quienes antes movían las finanzas mundiales –y hoy solo son sucursal– hacían (y hacen) negocios vestidos de una manera curiosa.Muchos manifestantes se vistieron de manera aún más curiosa, y luego de un inició pacífico, sintieron que no se trataba de una fiesta y la emprendieron contra el edificio del Royal Bank of Scotland (RBS) que es, en el Reino Unido, uno de los más castigados por la crisis. No solo pintaron un fogoso “¡ladrones!” en la puerta de la entidad bancaria, sino que además se introdujeron en la misma con una tienda de campaña.EL RBS ha sido parcialmente nacionalizado y no es la primera vez que constituye el objeto de las iras de ciudadanos que, seguramente, han sido afectados por sus políticas. También atacaron la “mansión” (así la llaman los cables como para indicar lo costoso de la residencia) de uno de los ex consejeros del banco. Otros ejecutivos bancarios ingleses ya han pedido protección especial a la policía. La prensa llama “vándalos” a quienes atacan la propiedad privada y estos califican de ladrones a sus víctimas. Ni los vándalos, ni los ladrones están exentos de culpa pero los primeros es posible que vayan tras las rejas y los segundos reciban algún bono para compensar sus tristezas. En todo caso, ya hay 23 detenidos y ninguno pertenece a la banda de los ladrones. La protesta fue, sin duda, creativa. La llamaron “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, y cada uno de esos modernos jinetes emergió de una boca distinta del subterráneo. Uno, vestido de rojo, simbolizaba los horrores de la guerra; otro, de verde, la tragedia del cambio climático; un tercero, de plateado, encarnaba los delitos financieros, y el último, de negro absoluto, simbolizaba el luto de quienes perdieron el empleo y, por tanto, tranquilidad y futuro.La protesta, además de creativa, era heterogénea y, como siempre suele ocurrir en este tipo de manifestaciones, incontrolable, y, a la larga, desgraciadamente, inútil.La prensa, creadora de realidades, se ocupará más de los aspectos negativos y folclóricos y dejará para otra década el análisis del valor y la importancia de tanta rabia reunida. Pondrá su acento en los vándalos y no en los ladrones y la buena sociedad, que aún ignora que ella también tendrá que pagar los platos rotos por la crisis, se embanderará, llevada de la nariz, junto a aquellos que no solo le tomaron el pelo, sino que le robaron los peines y los ahorros de parte de sus vidas. Los cables señalaban que se pasearon banderas de la URSS y pancartas con la cara de Stalin y subrayaban que se podía oler a marihuana, que suele ser el “aroma de la revolución”. ¿Hace falta algo más para convertir en farsa una legítima expresión de frustración y rabia? La prensa, como vemos, sigue siendo fiel guardiana del sistema.
Unos genios. Van inyectarle plata al FMI. No tengo la menor duda que el mundo esta gobernado por estúpidos y canallas de lo mas graneado.
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