


Lo único que se le pide a Evo es que deje el trago (porque sabemos que el cholo es recontra choborra) y que sus deseos de adelantar las elecciones por intermediación del Congreso los cambie por una apuesta en la que el ofrece a las dirigencias de las provincias separatistas perder quince kilos en dos meses.
Aunque sus opositores exigen mas bien que pierda la totalidad de su peso: los setenta kilos que actualmente pesa el cholo sano y sagrado de los boliches. Joder.
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