lunes, 22 de junio de 2009

MEMORIAS AL GUSTO




Introducción del editor de Tom Dispatch
Un consejo para tiempos difíciles. Si puedes encontrar en algún sitio de tu genealogía el nombre Bush u Obama, o algo que se le parezca, no importa cuán distante sea tu antepasado, comienza a escribir, mientras lo haces, ¡ponte en contacto con el agente ‘literario’ más cercano! Puede que haya un contrato en perspectiva. Como todos los saben, el presidente Obama ha escrito dos libros tremendamente exitosos, que han ganado millones, y desde que comenzó su campaña para presidente, estanterías enteras se han llenado en las librerías con lo que sólo puede ser llamado Obamiana, incluyendo “Obama: The Historic Campaign in Photographs” [Obama: la campaña histórica en fotografías], “Barack Obama: 44th President Collectors Vault”[Barack Obama: la bóveda del coleccionista del 44 presidente], “Barack Obama for Beginners,” [Barack Obama para principiantes], “Michelle Obama: First Lady of Hope” [Michelle Obama: Primera dama de la esperanza], “The Faith of Barack Obama” [La fe de Barack Obama], “Thanks and Have Fun Running the Country: Kids' Letters to President Obama” [Gracias y páselo bien dirigiendo el país: cartas de niños al presidente Obama], así como una pila de libros sobre Obama para niños, y no hace que empezar.
Ahora llega la noticia de que George, el hermanastro keniano del presidente, organizador comunitario, está escribiendo un libro para Simon & Schuster con un anticipo de cientos de miles de dólares. Lo mismo hace una hermanastra, Maya Soetoro-Ng (para Candlewick Press), y el hermano de Michelle Obama, Craig Robinson (para Gotham Books). TomDispatch ha oído también que Bo Obama [la mascota de Obama. N. del T.], podría estar buscando un agente y poniéndole tinta a su patita para firmar su contrato.
En cuanto a los Bush: la hija Jenna resultó ser tan hábil con la pluma (y el negocio) que, a los 25 años, desde su base en una pasantía de nueve meses con UNICEF en Centroamérica, ya ha publicado su primer libro: “Ana's Story: A Journey of Hope” [La historia de Ana: un viaje de esperanza], registrado por miserables 300.000 dólares con HarperCollins (que ahora en tiempos más estrechos para editores, ha sido rebautizada sólo como Harper). Después vino el libro de Jenna para niños, “Read All About It,” que vendió 80.000 copias. La mamá entró en calor en enero de este año con un contrato para una memoria que se estima vale entre 3,5 y 5 millones de dólares. (“Espero con ansia trabajar con Scribner y el equipo de Simon & Schuster contando las historias de los extraordinarios eventos y de la gente que he encontrado en mi vida, particularmente durante mis años en la Casa Blanca.”)
Ahora, papito también hizo su negocio, de 7 millones de dólares, por un volumen al estilo nixoniano de momentos críticos de la vida como “el decididor”. Según un asistente: “Se está divirtiendo mucho al hacerlo. Está reviviendo algunos grandes momentos y pensando en cómo puede poner al lector en su lugar o colocarlos en su sitio durante un fascinante período de la historia.” Aquí, en TomDispatch, no estamos tan seguros de que queramos estar en “su sitio” durante años que recordamos por otros adjetivos que “fascinantes.” Pero no dudamos que será muy divertido para el ex presi, incluso si no alcanzó el contrato de Bill Clinton para “My Life” de 8 millones de dólares. Pero así son las cosas en tiempos difíciles, después de todo. Tal vez lo llamará “Guerra y pedazos” (como en despedazar el mundo hasta…).
Bueno, ¿dónde estábamos? Oh, sí. Pienso que hablábamos de cobrar. Por lo menos es de lo que habla Nick Turse en su ingenioso texto sobre reliquias de Bush ’00, un cambio en la serie que ha estado produciendo en estos últimos meses en este sitio sobre “Tiempos duros en EE.UU.” Tom

¿Dónde están ahora?
Los ex fieles de Bush cobran
Nick Turse

En mayo, la economía de EE.UU. perdió 345.000 puestos de trabajo no agrícolas, llevando la tasa de desempleo de 8,9% a 9,4%. Según las estadísticas oficiales, 14,5 millones de estadounidenses buscan trabajo actualmente y, como lo dijo recientemente un titular de Time.com: “los puestos de trabajo no volverán pronto.” En los hechos, un equipo de economistas del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, informó recientemente que “el nivel de poca actividad del mercado laboral podría ser mayor a fines de 2009 que en cualquier otra época en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.”
Pero las noticias no son todas sombrías. Aunque los tiempos son especialmente duros para los adolescentes (tasa de desempleo de un 22,7%) y los negros (tasa de desempleo de un 14,9%), hay un grupo al que le va notablemente bien. Hablo de antiguos miembros del gobierno de Bush que están ocupando prestigiosos puestos académicos, firmando lucrativos contratos para libros, anotándose en agencias para conferencias, entrando en importantes firmas legales y las mejores agencias de relaciones públicas, y apoderándose de sitios en consejos de directores de las corporaciones. Mientras tantos se han arruinado con sus costosas guerras, ruinosas políticas económicas, y su destrucción de redes de seguridad económica, para ellos la perspectiva económica sigue siendo brillante y parece que hay numerosos puestos de trabajo. De hecho, muchos de ellos realizaron la hazaña reveladora de asegurarse al mismo tiempo dos o más áreas de ingresos potencialmente lucrativos durante estos difíciles tiempos financieros.
Aunque se necesitaría todo un pequeño libro para catalogar los destinos de todos los antiguos “leales bushistas” una mirada sólo a unos pocos afortunados indica que no todos fueron dañados por la era de Bush.
Los escritores de memorias
Muchos de los principales personajes de los años de Bush se están sumando a las filas de (o reafirmando sus credenciales como) hombres y mujeres de letras. Siguiendo los pasos del secretario de prensa de la Casa Blanca de 2003 a 2006, Scott McClellan, quién escribió el revelador “What Happened: Inside the Bush White House and Washington's Culture of Deception” [Lo que sucedió: Dentro de la Casa Blanca de Bush y de la Cultura del Engaño de Washington], está el secretario de defensa Donald Rumsfeld (2001-2006). Mientras escribe la historia de su vida para Sentinel, una impronta conservadora del Penguin Group, ha anunciado que renuncia a un anticipo y que donará todas las ganancias a obras de caridad. Del mismo modo, se informa que el secretario del Tesoro de 2006 a 2009, Henry Paulson, donará las “ganancias del autor” de su próximo “relato de un confidente bien informado sobre sus experiencias como Secretario del Tesoro.” Sin embargo, parece que muchos de sus otros antiguos colegas tienen la intención de sacar provecho de su servicio público.
El mes pasado, el New York Times informó que el antiguo amigo de Rumsfeld, el vicepresidente Dick Cheney, "está confeccionando activamente una memoria sobre su vida en la política y su servicio en cuatro gobiernos presidenciales” a la busca de muchos millones. Del mismo modo, en 2007, el que fuera mano derecha de Bush, Karl Rove, alias su “cerebro,” aceptó escribir, por lo que según se dice excede un millón de dólares, una memoria para Threshold, la impronta conservadora de Simon & Schuster. Este año la Consejera Nacional de Seguridad durante el primer período de Bush, y Secretaria de Estado durante el segundo, Condoleezza Rice, firmó un ostentoso acuerdo por tres libros, que según se dice asciende a por lo menos 2,5 millones de dólares, con la impronta Crown de Random House.
A Crown (también editor de “Dreams from my Father” y “The Audacity of Hope de Barack Obama) la siguió el propio ex presidente Bush. Dicen que en su libro, con el título provisional de “Puntos de decisión”, contará “una docena de las decisiones más interesantes e importantes en la vida personal y política del ex presidente” por sólo 7 millones de dólares. La ex primera dama Laura Bush ya ha firmado un acuerdo para un libro con Scribner que se dice tiene un valor de entre 3,5 y 5 millones de dólares.
Sólo un destacado fiel de Bush que trató de lograrlo parece no haber podido beneficiarse. A fines de 2008, Evan Perez del Wall Street Journal informó que Alberto Gonzales, ex asesor de la Casa Blanca (2001-2005) y ministro de justicia (2005-2007), “dijo que está escribiendo un libro para poner las cosas en su lugar sobre su controvertido período como alto funcionario en el gobierno de Bush,” pero no pudo interesar a ningún editor en el manuscrito. Esto vino después de un anterior informe en el New York Times de que Gonzales no “había logrado interesar a firmas legales para que agregaran su nombre a su equipo…”
Leyes y Órdenes
Un abogado del gobierno de Bush que consiguió un puesto con una firma legal fue el sucesor de Gonzales, el ministro de justicia Michael Mukasey (2007-2009), quien se convirtió en socio de Debevoise & Plimpton, una firma “que ofrece servicios legales sofisticados” y que “coloca el mayor valor en la colaboración y la cooperación interdisciplinaria a fin de proveer a los clientes una representación integrada a través de áreas de práctica y de continentes.”
Tommy Thompson, secretario de salud y de servicios humanos de Bush de 2001 a 2005, es ahora socio con
Akin, Gump, Strauss, Hauer & Feld donde “se concentra en el desarrollo de soluciones para clientes en la industria de la atención sanitaria, así como para compañías que hacen negocios en el sector público.” Michael Chertoff, secretario de seguridad interior de 2005 a 2009, sirve como “abogado principal” y “miembro del Grupo de defensa societaria y de práctica de investigaciones” en la firma Covington & Burling.
Mientras tanto, Harriet Miers, quien sirvió a Bush de 2001 a 2007 como secretaria de gabinete, jefa de gabinete adjunta y consejera legal del presidente – y cuyo nombramiento a la Corte Suprema fracasó en 2005, volvió a Locke, Lord, Bissell & Liddell en mayo de 2007 para servir como miembro de esa firma legal en las secciones de “Litigación y Política Pública”. Esa firma también acogió a Karin Torgerson, una asociada que sirvió como asistente especial del presidente George W. Bush, uno de varios puestos que tuvo en la Casa Blanca entre 2003 y 2005.
Hablar es fácil
Aparte de sus tareas escribiendo libros, el ex presidente Bush se comprometió con Washington Speakers Bureau, que ya representa a su esposa. El Bureau debe organizar conferencias lucrativas para él en todo el mundo. De hecho, recién el mes pasado, el New York Times informó que el ex presidente había “ganado más de unos 150.000 dólares por “discutir política nacional e internacional” junto a otro antiguo presidente, Bill Clinton, en el Metro Toronto Convention Center.
Juntos, los Bush se sumaron a un equipo de pesos pesados conferenciantes del antiguo gobierno, que incluyen a Armitage (secretario de estado adjunto, 2001-2005), John Bolton (embajador de EE.UU. en Naciones Unidas 2005-2006), Andrew Card (jefe de gabinete de la Casa Blanca, 2001-2006), Ari Fleischer (secretario de prensa de la Casa Blanca, 2001-2003), Michael Mukasey, Colin Powell (secretario de estado 2001-2005), Condoleezza Rice, Tom Ridge (secretario de seguridad interior, 2003-2005), Donald Rumsfeld, y John Snow (secretario del Tesoro, 2003-2006), así como al consejero de la familia Bush, James Baker III.
Mientras tanto, en Leading Authorities Speakers, otra oficina de conferenciantes de primera línea, la lista de ex fieles de Bush incluye a Dan Bartlett (asesor del presidente, 2002-2007), Christopher Cox (presidente de la Comisión de Valores y Cambios 2005-2009), Ed Gillespie (asesor del presidente, 2007-2009), Porter Goss (director de la Agencia Central de Inteligencia, 2005-2006), Stephen Hadley (consejero nacional de seguridad, 2005-2009), Michael Hayden (director de la Agencia Central de Inteligencia, 2006-2009), Keith Hennessey (director del Consejo Económico Nacional, 2007-2009), Dana Perino (secretaria de prensa de la Casa Blanca, 2007-2009), y Margaret Spellings (secretaria de educación, 2005-2009).
Una tercera oficina de contratación de oradores, Leigh Bureau, destaca a John Negroponte quien sirvió a Bush como embajador ante Naciones Unidas, embajador en Iraq, director de Inteligencia Nacional, y secretario adjunto de Estado.
Presentadores y lobistas
Algunos fieles de Bush han echado mano a otros tipos de tareas verbales. Karl Rove, por ejemplo, tomó un trabajo como analista para Fox News. (También escribe una columna editorial semanal para el Wall Street Journal y, en 2007, firmó un acuerdo de dos años a fin de ser columnista para la revista Newsweek.)
Ari Fleischer fue contratado como asesor mediático para los Green Bay Packers en 2008 y es presidente de
Ari Fleischer Communications, Inc., que se presenta como una “singular compañía de capacitación y asesoría mediática [que] lleva al mundo de los deportes lecciones sobre cómo manejar exitosamente las situaciones más difíciles con los periodistas más agresivos.” (Los clientes incluyen supuestamente a
Major League Baseball, la Asociación de Fabricantes de Artículos Deportivos, y “varias otras destacadas personalidades del deporte.”)
Muchos otros fieles de Bush, sin embargo, están involucrados en otra forma lucrativa de comunicación. Por ejemplo, Michael Chertoff lanzó rápidamente el Grupo Chertoff, una firma de consultoría que “asesorará a clientes en una serie de problemas de seguridad, incluyendo la ciberseguridad, terrorismo, fraude, protección de fronteras y seguridad de la cadena de suministro.” Tom Ridge, cuando no actúa como orador principal de alquiler (como lo hizo recientemente en la Conferencia de Directores de Energía de CoBank de 2009 en
Colorado Springs, Colorado) es ahora consultor de seguridad y manejo de crisis para su propia firma, Ridge Global, con autodeclarada “experticia que incluye gestión de riesgos y seguridad en el comercio global, guía de liderazgo y generación empresarial estratégica, seguridad de eventos, administración de crisis y comunicaciones, seguridad en campus, innovación e integración tecnológica y más.”
En los hechos, un reciente análisis de USA TODAY estableció que “más de uno de cada cuatro miembros del gabinete del presidente George W. Bush ha conseguido trabajos con firmas de consultoría o cabildeo en las que pueden ayudar a clientes a navegar los departamentos que previamente supervisaron.” Y no son sólo jefes de departamentos ejecutivos como Seguridad Interior los que se están aprovechando.
John Ashcroft (ministro de justicia, 2001-2005) cofundó el Ashcroft Group, una firma de consultoría estratégica que asesora a, e invierte en, “compañías en los mercados de la seguridad y el mantenimiento del orden.” No sorprende que la firma se haya convertido en un refugio para fieles de Bush como Juleanna Glover, quien sirvió en los cuerpos administrativos superiores del entonces presidente electo George W. Bush y del vicepresidente President Dick Cheney, y fue entonces “la asesora registrada de EE.UU. en asuntos gubernamentales para el primer embajador de EE.UU. en Iraq después de Sadam Husein.
Recientemente, según Quad City Times, Jim Nussle, director para Bush de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca (2007-2009) “formó una compañía que ofrecerá servicios de consultoría, relaciones gubernamentales y cabildeo.” El Grupo Nussle, proclama su sitio en Internet, “se especializa en el reclutamiento de un equipo talentoso y en el desarrollo de soluciones creativas para ayudar a los clientes a navegar por las complicadas y retadoras intersecciones de la política pública, las relaciones gubernamentales, las relaciones públicas, las relaciones internacionales y la política.”
Según el currículum de su compañía, el máximo director de política del potente lobista Dutko Worldwide, Gene Hickok, “se unió al gobierno de George W. Bush como subsecretario de educación. Llegó a secretario adjunto en 2003 [y] fue arquitecto de la Ley Ningún Niño se Queda Atrás.” Y no está solo. Kent Sholars, Asociado Sénior en Dutko, “fue funcionario político durante ambos períodos del gobierno de George W. Bush, sirviendo como asistente confidencial del contralor de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) de la Casa Blanca en Washington, DC," mientras que Karen Yeager, vicepresidenta de Dutko, “sirvió en la Casa Blanca para el presidente Bush en 2001."
Maestras del sesgo
Karen Hughes ayudó a la elección de George W. Bush en 2000 y, durante los dos primeros años de su primer período, le prestó servicios como “asesora.” En 2002, abandonó la Casa Blanca para pasar más tiempo con su familia en Texas. En 2004, sin embargo, volvió a trabajar en la campaña de Bush y luego, en 2005, llegó a ser subsecretaria de estado. En 2007, se fue nuevamente, dijo la Casa Blanca, “para pasar más tiempo con su familia.” Sin embargo, en 2008, estaba de nuevo en un puesto, esta vez como vicepresidenta
global en el gigante de las relaciones públicas, Burson-Marsteller. En 2009, se le unió allí la ex secretaria de prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, que ahora sirve como asesora jefe de temas para la compañía en EE.UU.
Allí, también, entra en juego Michael Chertoff. El anuncio de la formación del Grupo Chertoff, escribió el
Wall Street Journal, “fue hecho por la firma de comunicaciones Burson-Marsteller, que dijo que había formado una alianza con el señor Chertoff."
En el consejo hasta la muerte
Funcionarios del gobierno de Bush también han estado apareciendo en diversos consejos de dirección.
Tal vez Richard Armitage sea típico. Está en el consejo del miembro del complejo militar-corporativo
ManTech International. También sirve en los consejos del gigante petrolero ConocoPhillips, de la compañía “farmacéutica y cosmecéutica” Transcu Ltd., y de su propia firma, Armitage International, que, según su sitio en Internet suministra “a clientes multinacionales un apoyo crítico en las áreas del desarrollo internacional de negocios, planificación estratégica y solución de problemas.”
En abril, el gigante de la química DuPont anunció que Samuel Bodman, secretario de energía de 2005 a 2009 (y antes de eso secretario adjunto del Tesoro, de 2004 a 2005, y secretario adjunto del Departamento de Comercio, de 2001 a 2004, había sido elegido a su consejo de directores.
Ese mismo mes, el ex jefe de la CIA, Michael Hayden, se convirtió en miembro del Consejo de Directores de National Interest Security Company, proveedor de “tecnología de la información, administración de la información y de servicios de consultoría de administración de tecnología” que sirve a la Comunidad de la Inteligencia de EE.UU. y a los Departamentos de Defensa, Seguridad Interior, y Energía. Allí, Hayden se sumó a otros antiguos compinches del gobierno: Henry A. Crumpton (coordinador de contraterrorismo en el Departamento de Estado, 2005-2007) y Donald Kerr (principal director adjunto de Inteligencia Nacional, 2007-2009).
Mientras tanto, Andrew Card no sólo sirve en el consejo de directores del gigante de los ferrocarriles Union Pacific, sino también ha aparecido en el consejo de directores de la Fundación de la Biblioteca Presidencial
George W. Bush.
En el tanque
Si no puedes conseguir tajo en una firma legal, una agencia de relaciones públicos o en un consejo de directores de una corporación, tienes la posibilidad de dejarte caer en los think-tanks de la nación – que se han convertido en cobijos para más de unos pocos refugiados en la era de Obama. Por ejemplo, después de servir como asistente adjunto del presidente y asesor adjunto de seguridad nacional en el gobierno de Bush, Elliott Abrams se ha unido ahora al Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) como asociado sénior para estudios de Oriente Próximo.
Junto a Abrams hay en el CFR una serie de funcionarios que sirvieron en los años de Bush, incluidos Evan Feigenbaum, ex secretario de Estado asistente adjunto para India, Nepal, Sri Lanka, Bután, y las Maldivas;
Paul Lettow, ex asesor sénior del subsecretario de Estado para democracia y asuntos globales y el director sénior de planificación estratégica y reforma institucional del personal del Consejo Nacional de Seguridad; y
Dan Senor, asesor de político exterior del gobierno y asesor sénior de la Autoridad Provisional de la Coalición en Iraq.
Mientras tanto, no es sorprendente que la conservadora Heritage Foundation albergue a un gran contingente de fieles a Bush, incluyendo a Becky Norton Dunlop, quien sirvió como presidente en el Federal Services Impasse Panel (que maneja disputas entre agencias gubernamentales y sindicatos); Kim R. Holmes, secretario de Estado asistente para Asuntos de Organización Internacional; Terry Miller, embajador en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas; Peter Brookes, secretario de Estado asistente adjunto para Asuntos Asiáticos y del Pacífico; y Mike Gonzalez quien, en 2005, dejó el Wall Street Journal para unirse al gobierno de Bush, donde, según su currículum en Heritage Foundation, “escribió discursos para el presidente de la Comisión de Valores y Cambios, Christopher Cox, y luego pasó al Departamento de Estado en 2006 como asesor de comunicaciones y escritor de discursos sobre asuntos europeos y eurasiáticos” e incluso “ayudó a crear una columna de opinión editorial… que apareció en toda Europa bajo la autoría de la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el secretario de defensa Robert Gates.”
Poder en la torre de marfil
Mientras Gates se quedó a fin de trabajar para el presidente Barack Obama, Rice ha emprendido numerosos caminos diferentes en su carrera. Aparte de lucrativos contratos para libros y presentaciones en los circuitos de conferencias, firmó un acuerdo con la Agencia William Morris para que la represente para “iniciativas empresariales en los medios, los deportes y las comunicaciones.” Rice también volvió, como profesora de ciencias políticas, a su antiguo terreno en la Universidad Stanford, donde había enseñado mucho tiempo y también de 1993 a 1999, sirvió de decana. Presumiblemente en su tiempo libre, sirve como Asociada Sénior Thomas y Barbara Stephenson sobre Política Pública en la conservadora Hoover Institution de Stanford.
Rice sigue realmente los pasos de Rumsfeld, quien sirvió un turno, desde 2007, como “distinguido asociado visitante” en la Hoover Institution. Pero Stanton es apenas el único bastión académico de antiguos bushistas. Por ejemplo, este año, John Negroponte volvió a su antigua alma mater, Universidad Yale, para ser “distinguido asociado sénior de Investigación Brady-Johnson en Gran Estrategia y profesor de asuntos internacionales en el Centro Whitney y Betty MacMillan para Estudios Internacionales y de Área.”
El autor del “memorando de la tortura”, John Yoo, quien sirvió como asistente del fiscal general adjunto en la Oficina del Consejero Jurídico en el Departamento de Justicia de 2001 a 2003 es, obviamente, profesor de derecho en la Escuela de Derecho de ese bastión del radicalismo izquierdista, la Universidad de California en Berkeley. (Como informó recientemente Liliana Segura de AlterNet, también consiguió trabajo como columnista para el Philadelphia Inquirer.)
Esperanza en el horizonte
El año pasado, Barack Obama se convirtió en sinónimo de esperanza para muchos estadounidenses. (Y el año pasado, su “Audacia de la Esperanza” así como su “Sueños de mi padre” le significaron impresionantes 2,4 millones de dólares en derechos de autor.) Este año, para los que sufren buscando trabajo en todo el país, los antiguos funcionarios del gobierno de Bush representan un rayito de esperanza en estos difíciles tiempos para la economía. La facilidad con la que encuentran empleos bien remunerados sugiere que, incluso si tu antiguo trabajo ha sido considerado miserable por muchos y ha sido generalmente repudiado, todavía quedan esperanzas en el frente laboral.
Incluso el ex vicepresidente Cheney, un personaje sobre el cual un 55% de los estadounidenses tienen una opinión desfavorable, tiene perspectivas realistas de obtener un contrato multimillonario para un libro. Después de todo, su antiguo jefe es visto desfavorablemente por un 57% de los estadounidenses y hay que ver lo bien que la ha ido.
La mayoría de los estadounidenses sin trabajo debiera recobrar energías ya que no tiene ni de cerca las cifras desfavorables en los sondeos de Bush o Cheney, ni enfrenta la distante amenaza de posibles enjuiciamientos por crímenes de guerra como John Yoo. Tal vez el problema sea que ninguno de ellos ha firmado acuerdos con la oficina adecuada del circuito de conferencias para discutir sus desastrosas circunstancias profesionales. Tal vez tampoco han recibido ese poco de ayuda extra para retocar sus propuestas de libros con sus ideas de mentirillas y omisiones. Tal vez no habían pensado en hablar con Burson-Marsteller, por si quedaran algunos nichos con títulos grandiosos. Tal vez la Hoover Institution ampliará algunas asociaciones para visitantes distinguidos a unos pocos de los residentes de los Hoovervilles [barriadas pobres, N. del T.] de nuestros días.
Ya que hay un solo ex Ministro de Justicia, Gonzalez, sin trabajo, hay que conceder una cosa a los hombres y mujeres del gobierno de Bush: la mejor tasa de desempleo del país. En sólo unos pocos meses, han logrado probar que, no importa hasta qué punto uno sufra un fracaso espectacular, los que están en Washington nunca tienen que apretarse el cinturón. En nuestro mundo, siempre se fracasa hacia arriba – generalmente de modos lucrativos, prestigiosos y glamorosos.

Nick Turse es editor asociado y reciente ganador de un Premio Ridenhour por Distinción en Reportajes, así como un Premio James Aronson de Periodismo por la Justicia Social. Ha escrito para Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, Adbusters, the Nation, y regularmente para Tomdispatch.com. Una edición en rústica de su primer libro: “The Complex: How the Military Invades Our Everyday Lives,” una exploración del nuevo complejo militar-corporativo en EE.UU., ha sido recientemente publicada. Su sitio en la red es: Nick Turse.com
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