miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿ESTÁN AHÍ?




1. Según ella misma reconoce, doña Mirtha Cunza, secretaria ejecutiva del presidente de la república, recibió durante los dos años y tres meses en que García es presidente, un promedio de dos llamadas telefónicas semanales y muchos e-mails de Rómulo León Alegría. Éso es lo que ella reconoce, de manera que es probable que sus palabras deban entenderse como "cuando menos, Rómulo hizo dos llamadas telefónicas semanales." Si hacemos cuentas, esto significa que el compadre espiritual del presidente lo llamó más de doscientas treinta veces desde que García está en Palacio. Todos tenemos una idea del tipo de llamadas en que es especialista León Alegría. Tras un rápido introito en el que Rómulo toca algún asunto casual o familiar, rápidamente el muy roedor va al grano del negocio que trae entre manos.2. Si usted llama por el cuernófono a una persona una vez, cinco veces, diez veces, o veinte veces, y el destinatario de su pasión telefónica no le responde, lo más probable es que usted no vuelva a llamar. En eso, León Alegría no es distinto de cualquier hijo de vecino, a pesar que se le reconoce, como lo atestiguan algunas féminas, la viril cualidad de la persistencia. Sin embargo, no perdamos de vista un supuesto básico. Si el pendenciero de Rómulo no fuera a sacar provecho de la llamada a García, piérdase cuidado que no lo llamaría.3. Existen diversas maneras de contestar una llamada telefónica. La tradicional es contestar en el acto o devolver la llamada algún tiempo después. Sin embargo, por los peligros existentes que la conversación sea escuchada por terceros, García Pérez no gusta de este procedimiento. El obeso sabe muy bien que sus teléfonos están intervenidos, a pesar de mantenerlos protegidos con dispositivos de interferencia, como puede apreciarse en las llamadas de León Alegría a Mirtha. En dichos diólogos entre Rómulo y Mirtha la interferencia protectora funciona pero no es perfecta. La conversación puede escucharse aunque de manera entrecortada. Es por esta razón que a García no le gusta mucho contestar directamente las llamadas telefónicas del tipo que hacía su compadre León.4. Sin embargo, ésta no es la única manera de responder a Rómulo. Otra manera de contestar es conectándose con Rómulo a través de intermediarios. Es probable que García respondiera haciendo llamar a Romulito, o a Lucianita, utilizando para el efecto a alguna persona de su confianza, sea ésta Nava Guibert, o algún alguacilillo menos notorio.5. Otra manera de contestar de García es acceder al pedido formulado por León, disponiendo las acciones ejecutivas necesarias. Por ejemplo, si Rómulo solicita que se masajee o se haga entrar en razón a algún funcionario público para poder cerrar algún negocio, García puede ordenar las medidas del caso para domesticar al burócrata, solapadamente, sin incurrir en aspavientos, y sin usar el torpe método de anunciar por teléfono lo que se va a hacer. Téngase presente que tras casi treinta años de hacer negocios juntos, el entendimiento entre los compadres García y León, hace recordar la forma como se entendían Cubillas y Sotil en un campo de fútbol. Al igual como lo hacían Teófilo y Hugo, el tío Alan y Rómulo se entendían intuitivamente, con los ojos cerrados, o, si se quiere, de memoria.6. Llama poderosamente la atención que, sabiendo los negocios turbios de venta de influencias en los que estaba metido León Alegría, el propio AGP (o la oficina del presidente) no hubiera denunciado públicamente, a través de dos años y tres meses, las llamadas pendencieras, los pedidos delictivos, y las acciones ilegales del acosador telefónico y del spameador de correos electrónicos.
Si una empresa privada toma conocimiento que un ex-cobrador, llamado Rómulo, despedido de la compañía por malos manejos, continúa llamado a los funcionarios de la empresa, o timando a los clientes y robando, haciéndose pasar como funcionario en actividad, además de la correspondiente denuncia policial, la compañía colocaría su avisito en los diarios de circulación nacional, denunciando al pendenciero ex-empleado y no haciéndose responsable de sus acciones.
Algo similar debió hacer García. A través de la secretaría de la presidencia y mediante una declaración formal, AGP debió hacer saber ‒hace muchísimo tiempo‒ que el señor Rómulo León Alegría no tenía ninguna relación con Alan García y que el mandatario no sólo no apoyaba las gestiones de León Alegría sino que las denunciaba públicamente para que las autoridades policiales y judiciales tomaran acción y evitar así que nuevos incautos sean estafados.7. Sin embargo AGP nunca paró en seco a Rómulo León. Sólo se puso bravo cuando volaron los plomos y los peruanos escucharon los conversatorios de la pareja de roedores León Alegría-Químper. ¿Por qué no hizo el teatro de ponerse furioso antes? En primer lugar, porque los negocios de su compadre también lo favorecían a él, directa o indirectamente, en el corto y/o en el mediano plazos. En segundo lugar, porque García no podía denunciar a alguien que estaba tan íntimamente ligado con él y con el financiamiento de sus campañas electorales. Finalmente, si Alan denunciaba a Rómulo, sabiendo cómo es Rómulo, se exponía a que Rómulo le diese una pateadura de padre y señor mío, no sólo física sino en materia de poner al descubierto las fechorías de AGP.
Y es que León Alegría carece de las cualidades de masoquista político que abruman, por ejemplo, al compañero Mantilla, y que explican el silencio de Agustín con respecto a la identidad de quién dispuso sus visitas a Montesinos, o la del desconocido nuevo rico que le pidió que operase como su tesorero. A León Alegría le falta la "grandeza y lealtad" de Mantilla. A diferencia de Mantilla, Rómulo respondería a Alan, su compadre de treinta años, sosteniendo conferencias magistrales sobre los robos y fechorías del actual presidente.
De ahí que lleguemos a la conclusión que Alan García haya perdido, definitivamente, la confianza del pueblo peruano para desempeñar la presidencia de la república. Cada vez que AGP se dirija al pueblo, o a grupos de pobladores, cada vez que aparezca en televisión, cada vez que su voz se escuche por la radio, la inmensa mayoría de los peruanos repetirá para sus adentros Alan, ratero de mierda.
Al igual que cuando un empleado de la empresa roba, el resultado es que pierde la confianza de la compañía y es despedido, García Pérez no goza de la confianza de la mayoría del país. Esa constatación es algo que AGP debería percibir y debería llevarlo a renunciar a la presidencia. En caso que no dimitiera y persistiera en seguir burlándose del país, corresponde al Congreso declarar la incapacidad moral de Alan para gobernar y licenciarlo de sus actuales funciones.
Si el Parlamento se hiciera de los oídos sordos y se negara a adoptar la decisión que corresponde a una nación digna, tendremos una nueva prueba de la degradación moral y la decrepitud del actual sistema peruano. Surgiría entonces la necesidad de fundar una Segunda República, libre de las lacras, taras, inmoralidades y corrupción anunciadas por la dictadura fujimorista y llevadas a su máxima expresión por un alanismo forajido que hizo de la política, como dijera Haya de la Torre hace muchas décadas, un vil negocio culpable.
Posted by César Vásquez a horas
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Bati Bazán tiene un blog concurrido por lo echador y maletero. Copiamos este artículito como un simple ejemplo de la verdadera fraternidad aprista y porque tiene algunos datos de mamey dignos de tomarse en cuenta para entender porque Romulin sigue suelto en plaza.

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