domingo, 9 de noviembre de 2008

EL SECRETO DE OBAMA






Llegó a la presidencia, ¿llegará al poder?
por Guillermo Giacosa (*)

Podía entender las lágrimas del reverendo Jesse Jackson o las de Oprah Winfrey, ambos negros, pero lo que realmente me conmovió fue la mirada arrobada con la que muchas mujeres blancas seguían las palabras de Obama. El cuadro final, luego del discurso del nuevo presidente electo, volvió a conmoverme. Ver juntas a las familias del presidente y del vicepresidente, afroamericana una y WASP (blanco, anglosajón y protestante) la otra, con ancianos y niños incluidos y en las que el color de la piel, que solo es un accidente, aparecía realmente como un accidente, adquiría el carácter de mensaje de un país que estuvo siempre oculto y que durante los últimos ocho años parecía haber sido sumergido en el más tenebroso de los olvidos.Es una buena noticia el ingreso de un negro a la Casa Blanca, pero mientras no sepamos cuál es su margen de maniobra, o cuánto de lo aprendido de la historia de su pueblo marcará sus políticas, debemos alegrarnos por la desaparición, en olor de maldición, de George W. Bush, el peor presidente de la historia de EE.UU. Su partida significará un alivio universal que festejarán, en todo el planeta, los seres humanos libres, no alienados por la propaganda o no comprometidos por intereses particulares. El interlocutor de Dios se va con su cola de diablo entre las patas y, si hubiera realmente justicia y EE.UU. fuera lo que mostró el 4 de noviembre, debería ser sometido, junto con Cheney, Rumsfeld, Wolfowitz y compañía, a un juicio similar al que afrontan los acusados como criminales de guerra de la ex Yugoslavia. No ocurrirá. Desgraciadamente, esas cosas no ocurren en EE.UU. Y no ocurren porque hay intereses superiores a los que todos sirven y que hacen a la esencia de un sistema en la que los presidentes, a pesar de todo el entusiasmo democrático que puedan tener o que puedan suscitar, no pueden cambiar. Los que lo intentan suelen terminar mal. ¿Podrá Obama, al menos el Obama que hoy creemos que es, desafiar estos poderes y realizar realmente un cambio? Lo dudo. ¿Podrá Obama, luego de haber ascendido a la presidencia, controlar el poder? Es difícil y, en muchos casos, excede la voluntad del candidato ganador. Serán otros los métodos sin lugar a dudas, y eso, en una primera etapa, tendrá el sabor de un cambio. Pero será un cambio en la superficie, un efecto de la cosmética sobre la política. El resto es una batalla contra los deshumanizados poderes representados por el complejo industrial-militar y por los otros grandes grupos económicos que, dueños de la abundancia, parecen insaciables en su empeño por aumentarla. Un Congreso largamente favorable al presidente Obama es, también, una buena señal. ¿Pero, cuántos de esos congresistas representan el lobby de quienes manejan los hilos del poder profundo que está enquistado y suele mandar en los dos partidos tradicionales? No la tiene fácil el nuevo presidente. Su carisma, su inteligencia y, por sobre todo, su impresionante control emocional juegan a su favor. Ojalá llene las expectativas del pueblo oculto que el 4 de noviembre volvió a decir presente.

(*) Diario Perú21
Este blog ya ha dicho (y con bastante anticipación) que no cree en Barack Obama.
La reciente presencia de tantos carpetbaggers y scalawags en su mas cercano entorno nos lo pintan como un tipo al que hay que mirar con sumo cuidado y del cual Latinoamerica no puede esperar absolutamente nada. Solo un negro porvenir.

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