lunes, 10 de noviembre de 2008

ESCRUTANDO PROMESAS AL VIENTO




Entre la esperanza y la duda
por Guillermo Giacosa (*)

Si la esperanza es una necesidad, la duda debería ser una vigilia permanente para que la esperanza no sea defraudada. Quizá no alcance con la duda y sean también necesarias la protesta y la permanente movilización de quienes, ayer nomás, festejaban alborozados el triunfo de Obama. Hay claroscuros que nada tienen que ver con el color del nuevo presidente de los EE.UU. y sí con los musculosos intereses que hasta hoy han manejado los destinos de esa nación. Hay opiniones divididas respecto al futuro. Algunos ven un nuevo amanecer, un renacimiento del “sueño americano”; otros creen que será más de lo mismo pero edulcorado en maneras más afables y con algunas medidas efectistas que oculten los lineamientos profundos de la intención política, como, por ejemplo, podría ser cerrar la prisión de Guantánamo y seguir bombardeando Siria, Pakistán o cualquier otro país que despierte dudas. Michael Moore, un interesante referente, pide que lo pellizquen, pues no puede creer lo que está ocurriendo. Ha dicho: “Hoy celebramos este triunfo de la decencia sobre el ataque personal, de la paz sobre la guerra, de la inteligencia sobre la creencia de que Adán y Eva montaban dinosaurios hace apenas 6,000 años. ¿Cómo será tener un presidente inteligente? La ciencia, desterrada durante ocho años, volverá. Imaginen apoyar a las mentes superiores de nuestro país mientras ellos se dedican a curar enfermedades, descubrir nuevas formas de energía y trabajar para salvar al planeta. Podremos, posiblemente, ver también una refrescante apertura, ilustración y creatividad. Las artes y los artistas no serán vistos como enemigos. Quizás el arte sea explorado para descubrir las más grandes verdades”.James Petras, un sólido intelectual de izquierda, cree que Obama ha sido apoyado por un 'establishment’ al que tendrá que responder y lo define como “un conservador populista o populista conservador. Todo su estilo de hacer política parece populista, habla al pueblo, habla del cambio, muy gentil en su apariencia, tiene una buena relación popular. Pero si uno analiza atrás de la fachada, las fuentes de financiamiento, los principales inversores de su campaña, es un conservador. Por eso digo que el populismo conservador ganó contra el viejo conservadurismo más puro”. Más allá de la discusión sobre la política que seguirá Obama, tema en el que creo que tanto Moore como Petras tienen razón en lo que afirman, hay otros indicadores de un cambio que está muy bien sintetizado en la expresión de un ciudadano común llamado Terry Curtis, originario de Indianápolis, con 39 años de edad y que afirmó, inteligentemente, que comenzó a darse cuenta de que Obama era especial cuando vio que sus “amigos blancos empezaban a hablar de él con una pasión desbordante. Al cabo de poco tiempo, ya nadie hablaba de que fuera blanco o negro sino de sus ideas. Logró que los votantes olvidaran la raza”. En un país en el que hace solo 50 años había baños públicos separados para negros y blancos, además de otros espantos, no es un logro que deba pasar inadvertido.

(*) Diario Perú 21.
Los hechos están demostrando quién es Obama en verdad. La desilusión podría ser muy grande.

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