sábado, 16 de mayo de 2009

TAMBORILEANDO OTRA VEZ



El escritor criticó una muestra sobre arte alemán
Günter Grass ataca de nuevo
por S. Olguin
A 60 años de la creación de la República Federal Alemana, se inauguró una muestra que reúne creaciones de las últimas seis décadas. La ausencia de artistas de la antigua RDA despertó el enojo del siempre polémico autor de El tambor de hojalata.
A casi veinte años de la caída del Muro de Berlín, cabe una pregunta: ¿se derribó realmente el muro?
Pareciera ser que algunos alemanes prefieren seguir pensando que sigue existiendo una línea divisoria entre la dos Alemanias. Por ejemplo, los organizadores de la exposición “60 años, 60 obras”, un recorrido por el arte alemán en estas seis décadas, que desató las críticas de la intelectualidad local, en especial el escritor Günter Grass, por ignorar a los artistas de la vieja Alemania Democrática.
El próximo 23 de mayo se cumplen 60 años de la creación de la República Federal Alemana, pero los festejos comenzaron antes. El museo berlinés Martin Gropius inauguró a mediados de abril la exposición “60 años, 60 obras”, con la presencia de la canciller Angela Merkel. Además, la muestra cuenta con patrocinadores poderosos, como el consorcio eléctrico RWE, y el diario Bild, uno de los más masivos de Alemania, que día a día dedica una de sus páginas a cada uno de los artistas que exponen.
Esta semana Günter Grass salió a calificar de “escándalo” a la exposición por la flagrante ausencia de artistas de la Alemania Democrática. La excusa de los organizadores, con su curador Peter Iden a la cabeza, fue que habían prescindido de los artistas que vivieron en la República Democrática Alemana (RDA) porque ahí no había un espacio de libertad para el arte.
Grass no fue el único intelectual enojado. También el presidente de la Academia de Bellas Artes, Klaus Staeck, se quejó por el desparpajo con el que los organizadores se excusaron. “La separación mental aún existente del este y el oeste es consecuencia de la actitud occidental, que se comporta como el vencedor frente al vencido”, sentenció Grass y puso el dedo en la llaga de la reunificación alemana, donde no todo ha sido tan armonioso como se ha intentado mostrar al mundo.
Alemania es la prueba de que los procesos de reconciliación y reparo en las sociedades suelen ser lentos. Veinte años no han sido suficientes para que los alemanes puedan integrarse sin prejuicios ni reproches. Ya Günter Grass lo había denunciado en 1997. En una entrevista que le había hecho la revista francesa Lire decía: “Desde la reunificación, nosotros vivimos, para hablar con propiedad, bajo una constitución violada. Y lo que fue pensado como una adhesión voluntaria a la constitución alemana se transformó en anexión”.
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