martes, 5 de mayo de 2009

SABLE LASER





La verdadera pandemia
por Obiwan Kenobi

Hace casi dos años, en Agosto del 2007, cuando aún los muertos no terminaban de enfriarse y mucha gente luchaba desesperadamente por su vida, atrapada en los escombros de los templos y hogares destruídos por el terremoto, no faltaron unos cuantos infames que sacaban cuentas en el centro de la desgracia para ver con cuánto se iban a beneficiar haciendo malabares con los precios de las bolsitas de los alimentos que enviaron a la zona afectada por el sismo.
Tiempo después, el Ministro de Salud, responsable político de aquella terrible jornada fue premiado con una representación diplomática en el extranjero y el culpable directo indultado por cuestiones humanitarias, ya que según dijeron sufría de una enfermedad mortal. Aparte del cáncer de la ambición.
Ahora que el sistema financiero mundial ha colapsado y nos ha mostrado el rostro mas vil del capitalismo neoliberal y que se descubren las miserables acciones para destruir las bases de las estructuras (y así apoderarse de ellas en esa condición de quiebra) como en Argentina, en donde el matrimonio presidencial hunde al campo en un crisis sin retorno, para apropiarse del mismo y nos es mas obvio que las fortunas de los políticos siempre estan "in crescendo" y en azul como las de los traficantes de drogas y/o armas, tenemos que ver que a nuestro alrededor la imparable pandemia de inmoralidad también esta devastando los cimientos de la conciencia de la humanidad.
Por plata se agarra hasta candela.
Por dinero la gente es capaz de cualquier cosa:
Traición al amigo.
Mentir con descaro.
Desconsideración al prójimo.
Abuso del recurso público.
Cutra, cometa, coima, trafa, arreglo, soborno, dádiva o manipuleo.
Se ha perdido la verguenza para el acto de robar y son tan torpes y tan escandalosos los casos que, desde la secretaria que se prostituye con el jefe por el aumento de sueldo y las gollorías hasta los congresistas que presentan facturas falsificadas como aquel pobre diablo que comía pollo broaster por quinientos mangos diarios, no entendemos si la gente no conoce de limites. Porque ya hemos llegado a ellos.
Este país viene siendo subastado hace doscientos años y en los últimos veinticinco años (y sin parar) ha sido saqueado con bestialidad hasta colocarnos en estas situaciones de extremos en donde mientras unos tienen de todo otros se mueren de hambre y alimentan su odio por una revancha salvaje e inevitable.
La pandemia ha afectado a todos los gestores de la administración pública.
Unos, como gerentes, que piden cincuenta mil soles al contratista para entregarle la obra y otros, como papelucheros, que le apurarán el trámite siempre y cuando usted se porte con el almuercito de menú marino por míseros diez soles.
Esta influenza porcina o gripe humana o virus n1h1 (o lo que focking sea) es una gracil yayita en la piel de chancho del genero humano que ha terminado por aceptar la gigantesca dilapidación de los recursos naturales del planeta a cambio de un fajo de billetes sudados para un fin de semana acelerado y entre juguiplayers.
Tenemos una semana con el tema y en el interim limpiaron al Rats Team de la entrega de lotes petroleros y volvieron a meter sus sucias y grasosas manos en Collique. Y la verdadera pandemia se extiende por todo el mundo: la crisis moral.
Me temo que como extiendan la pandemia a un grado de fantasía como el de la película Doce Monos (que con pésimo gusto y desatino repuso AXN la semana pasada) vamos a terminar sin agua en los ríos y en los mares porque la distracción está boba.
Wake up...
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