Un cagador profesional es telescópico (se le puede conocer desde lejos) y normalmente se reconocen entre ellos como si tuvieran antenitas que detectan su particular y aceitoso ADN.
Coinciden siempre en el camino porque los alienta el mismo interes por el despojo, la atrasada, el abuso y la componenda maleada.
En este caso, ella compra armas. El zambo se las vende. Ella quiere el mar ajeno. Y el tordillo se lo facilita.
Un garca clásico funciona a la perfección con los practicantes de la peruanísima doctrina Echeandía (que cada día capta mas adeptos)
También reciben cualquier libro (pero jamás los leen) y están en todas las nóminas en donde el mundo termina bajo el desecho de las palomas.
Téngalo presente siempre porque a la primera de bastos, al menor descuido, simplemente te cagan.
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viernes, 8 de mayo de 2009
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