sábado, 16 de mayo de 2009

DE COMO OBAMA ES BUSH





Se confirma que el ejército de Obama asesinó a 93 niños en Afganistán

inSurGente.- La mayoría de las víctimas eran niños. El bombardeo de EEUU en la provincia afgana occidental de Farah (Afganistán) de la semana pasada mató a 140 personas, entre ellos 93 menores, informó una fuente parlamentaria, que es afín al gobierno, de las tropas invasoras. El miembro de la Cámara Baja del Parlamento afgano Nahim Khan Farahi basó su afirmación en las conclusiones de una investigación llevada a cabo por el Gobierno sobre el terreno a la que el legislador tuvo acceso y que todavía no ha sido publicada.

El informe, titulado 'Lista de los mártires del bombardeo en el distrito de Bala Boluk de la provincia de Farah', incluye el nombre, edad y nombre del padre de cada supuesta víctima. El menor era Sayed Musa, un niño de ocho años. Cincuenta y tres de las víctimas eran niñas; 40, niños y 25, mujeres. Sólo 22 eran hombres.

El escrito está avalado por siete altos cargos del gobierno central y provincial, incluyendo un general afgano que dirigió el grupo de trabajo que ha investigado el incidente.

Con estas cifras, la ofensiva de la coalición estadounidense en Bala Buluk supone la que más bajas civiles ha causado desde la caída del régimen talibán en 2001.

Aunque el gobierno afgano ha respaldado estas cifras, el Ejército de EEUU duda del balance. "Bien, yo también podría darte 140 nombres. El problema es que no hay evidencia de ese número de tumbas... ¿Son personas reales? ¿Realmente existieron? Yo puedo darte una lista con 53 nombres de niñas y edades", dijo un portavoz militar estadounidense. "No hay partidas de nacimiento ni certificados de defunción", añadió.

La disputa sobre el número de muertos ha agudizado las tensiones entre Washington y Kabul, pese a las disculpas del presidente Obama y la secretaria de Estado, Hillary Clinton.Ofensiva mortal
El pasado día 4, la coalición antiterrorista que encabeza EEUU en Afganistán llevó a cabo una ofensiva aérea en varios municipios de Bala Buluk con el objetivo de eliminar a los talibanes que habían consolidado sus posiciones en la zona.

El mando militar estadounidense admitió el pasado sábado la muerte de un número indeterminado de civiles durante esa operación, que según denunció poco después el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dejó "docenas" de muertos.

En un comunicado, la comandancia informó de que la investigación efectuada conjuntamente con militares afganos no permitía "determinar con certeza cuántas de las víctimas eran talibanes y cuántas eran no combatientes porque los fallecidos están todos enterrados".

Además, condenó "enérgicamente la brutalidad de los extremistas talibanes que deliberadamente ponen a civiles afganos como objetivo y los usan como escudos humanos".

De acuerdo con esta versión imperialista, los vecinos de la zona se refugiaron en sus hogares durante la ofensiva, pero los insurgentes tomaron por la fuerza a civiles y atacaron a las tropas desde el interior de viviendas, algunas de las cuales quedaron completamente destruidas por los bombardeos.

El presidente Hamid Karzai había ordenado una investigación para esclarecer lo ocurrido.

EEUU encabeza una coalición militar que lleva a cabo la misión 'Libertad Duradera' en Afganistán y opera al margen de la Fuerza de Asistencia para la Seguridad (ISAF) de la OTAN.
Los medios también pasan página

Koldo Campos Sagaseta
Rebelión

Hace unos días que un largo centenar de civiles afganos ha muerto bombardeados por la aviación estadounidense en esa infame guerra en la que, igualmente, participa España, como corresponde a un estado moderno y civilista al que le repugna la violencia, cuando los medios españoles, casi a la vez que se entierran los despojos que dejaron las humanitarias bombas, también echa tierra a la noticia.
Ni siquiera ha habido tiempo para que publicaran ese habitual recuento de terrores cuando son otras las bombas y los muertos.
Ya Estados Unidos, como es costumbre, aclaró a la opinión pública que se ha tratado de otro error y que se van a ocupar de investigarlo, con lo que satisfecha cualquier duda o respingo que pudiera producirse entre los malpensados, todo vuelve a la normalidad: Obama a sus amables maneras, el cambio al Capitolio y la credulidad más absoluta a las redacciones de los medios.
Hay que pasar página y, al igual que en el caso de los centros de tortura de Guantánamo o Abu Ghraib, seguir mirando hacia el futuro con optimismo, con renovada fe en el cambio prometido.
Al periódico español El Mundo no hay que decírselo dos veces. Cuando todavía no se sabe el número exacto de civiles asesinados por las bombas de la aviación de Obama, ni sus identidades, ni si se guardarán minutos de silencio o habrá concentraciones de repulsa o manifestaciones de víctimas del terrorismo, cuando aún se ignora el color del lazo a diseñar como protesta, cuando todavía nadie se ha pintado las manos de blanco por el penúltimo “error” cometido en la llamada “reconstrucción” de ese país, ya engalana su portada con otra importante noticia en relación al caso: “La nueva estrategia de Estados Unidos en Afganistán se empieza a notar en la ampliación de bases y operaciones”.
Obviamente, no en la ampliación de cementerios. Y el periódico El País, que como el resto de los grandes medios de comunicación tampoco es partidario de abundar en detalles escabrosos al respecto de incidentes parecidos, deja en paz a los muertos, siempre que sean afganos o iraquíes o palestinos, y pasa a ocuparse del futuro, del nuevo presidente Obama, del enorme respaldo y confianza que acumula quien fuera comparado con Martin Luther King, con Ghandi, con la Madre Teresa de Calcuta, ya que no dedicado a entregar su vida a los indigentes, sí dispuesto a conceder otros 56 mil millones de dólares a los diez bancos más necesitados.
Todo sea por el cambio.
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