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viernes, 15 de julio de 2011

EXPERIENCIA ALECCIONADORA




Latifundios mediáticos se acercan a su final



En 1997 se aprobó la Ley de Telecomunicaciones, en actual vigencia y agonía toda vez que a partir de esta semana el parlamento comenzará a debatir (1) la norma que la reemplazará, beneficiando al conjunto de la población boliviana y probablemente promocionará el fin de los latifundios mediáticos.

La aún vigente ley, aprobada por el gobierno neoliberal de entonces reordenó el espectro radioeléctrico, aunque la verdad fue una genialidad para hacer desaparecer las emisoras sindicales, que eran los únicos medios opositores. Desde entonces, todos fueron igualados a una licencia por veinte años, al tiempo que se decretaba la licitación de frecuencias.

El plazo de veinte años terminará en 2017, pero para entonces estará vigente la nueva ley a ser analizada desde esta semana. Las autoridades adelantaron que el reparto de frecuencias, será de 33% para el sector privado, 33% para el público (gobierno, gobernaciones, municipios y universidades públicas) y 34% para las radios comunitarias y los pueblos originarios y campesinos.

En la actualidad, el 98% de las frecuencias están en manos del sector privado cuyo privilegio, les permitió construir verdaderos “latifundios mediáticos” que les garantizaron poder político para manipular la opinión pública.

La norma a ser consensuada está referida al reparto de frecuencias en radio y televisión, pero su sólo anuncio movilizó a los dueños de estos medios quienes acaban de “denunciar” presuntas afecciones a sus intereses. El líder de los propietarios de radios es un ex empleado de la embajada norteamericana y hábil productor de programas en La Voz de América. Éste, dijo que la norma pretende dividir las frecuencias en grupos sectarios.

La nueva Ley de Telecomunicaciones, normará adecuadamente la posesión de frecuencias. Tendría que evitar que banqueros y grupos económicos poderosos accedan a las mismas, pues éstos los utilizan para sustentar su poder, toda vez que los medios son elementos estratégicos que tampoco pueden estar en manos de extranjeros.

En esta época de cambios, los medios deberán estar al servicio y beneficio general de todos los bolivianos a través de una comunicación libre, equitativa, participativa e incluyente que atienda las aspiraciones de los pueblos cuyas luchas por verdaderos cambios vienen desde tiempo atrás.

Si nos fijamos atentamente en la actualidad, nos convenceremos que los medios sirven a las oligarquías. Son sus instrumentos de dominio y sometimiento en beneficio de sus propios intereses, razón por demás suficiente para confiar en que la norma que pronto será acabada en el parlamento, terminará con el patrimonio de la oligarquía para pasar a propiedad de todos los bolivianos.

Los monopolios llegan a su fin

La Ley de Telecomunicaciones, reemplazará a la vigente y normará el funcionamiento técnico de los medios audiovisuales. Posiblemente y más adelante, se pensará en otra Ley de Medios que podría normar los contenidos y el ejercicio legal de los comunicadores comenzando por los dueños, que en la actualidad y mayoritariamente, nada tienen que ver con el periodismo. Auguramos un trabajo auspicioso a los legisladores que sin temores, deberán continuar con consultas y asesoramiento necesario.

De ser aprobada con prontitud la Ley de Telecomunicaciones, acabará con la vigencia neoliberal que en líneas generales apenas completará catorce años de vigencia y un desorden en las frecuencias repartidas y en los contenidos principalmente de las radios que pasan de mil y de las estaciones de televisión que oscilan por los quinientos canales.

Las oligarquías mediáticas

Tres redes de televisión han acumulado enorme poder de manipulación de la opinión pública, puesta al servicio de sus intereses políticos sectarios y en feroz oposición a los verdaderos cambios con inclusión que se verifican por primera en Bolivia. ¿Quiénes son sus propietarios y qué intereses representan? Aquí los tenemos:

Red Uno

Su propietario es el político y empresario croata Ivo Kuljis Fütchner. Actuó en sociedad con Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR), Carlos Palenque (CONDEPA), Johnny Fernández (UCS) y Manfred Reyes Villa (NFR). Como político fue un fracaso, pero logró beneficios para sus empresas.

En el campo empresarial, está ligado a exitosos negocios en la banca, la red de supermercados Hipermaxi, frigorífico Fridosa, industrias Kupel, ganadería a gran escala, empresario exportador de soya, bienes raíces y establecimientos educativos, entre otros.

Red PAT

Comenzó como notable esfuerzo de periodistas asociados para dar a entender que desde los profesionales, también se puede ofertar una televisión con menos alienación. Efectivamente, en su momento la Red PAT fue única en producción nacional.

Pero, las imparcialidades, no parecen tener mucho futuro en este país y esta red se fue inclinando hacia el neoliberalismo, deslizándose hasta acabar en manos del empresario de orígenes árabes Abdalá Daher, cuyos intereses, entre otros, están ligados a las importaciones electrónicas. Daher no es conocido en el campo político y el único escándalo que se le atribuye es el haber sido presionado a contribuciones por Eduardo Rosza Flores contratado para liderar el separatismo de Santa Cruz.

Red UNITEL

Esta red es la más radical de los latifundios mediáticos, filial de la CNN norteamericana y propiedad de la familia Monasterios, cuyo principal representante es Osvaldo Monasterios Áñez, activo militante del MNR y parlamentario en por lo menos dos ocasiones.

Su red mediática tiene mucho que defender pues los Monasterios, están ligados a enormes empresas bancarias, fábricas de gaseosas, heladerías, producción de alcohol y derivados, estancias ganaderas (cría de ganado de raza Nelore), importación de muebles, administración de la Zona Franca Zoframaq (Puerto Suárez), entre otros intereses.

Los intereses existen, claro que sí

Un poder económico tan enorme, es defendido por un gran conglomerado de periodistas a través de programas hábilmente estructurados para ejecutar tenaz oposición al actual proceso de cambio, en base a sondeos y encuestas claramente manipuladas, que no hacen otra cosa que echar por la borda sus poco creíbles pretensiones de imparcialidad y objetividad.

Los parlamentarios que tratarán la nueva Ley de Telecomunicaciones, están obligados a analizar si los medios deben estar en manos de poderosos empresarios cuyos intereses pueden torcer la opinión pública, si logran la colaboración de escogidos manipuladores, que de haber, sí los hay.

(1) NDLR: La Cámara de Diputados aprobó hoy el proyecto de ley de telecomunicaciones que garantiza la distribución equitativa de las frecuencias, el que deberá ser enviado a la Cámara Alta (Senado) para ser revisado y aprobado.

miércoles, 6 de julio de 2011

¿ ES POSIBLE FABRICAR EL ODIO MEDIÁTICO ? por Fernando Buen Abad Domínguez



El “odio de clase” sí será televisado. Virtualmente no hay discurso en los mass media oligarcas, ni explícito ni implícito, que no contenga, para lo inmediato como para lo mediato, alguna forma, añeja o reloaded, del odio burgués contra el proletariado. Se trata de una especie de obsesión patológica que, consciente o inconscientemente, se inocula como moraleja descalificadora, persecutoria, represora o francamente criminal. Se trata de un odio maleable y rentable que lo mismo sirve para satanizar que para invisibilizar al proletariado y a sus luchas emancipadoras. Algunos han hecho de esto un “arte”, incluso publicitario.
Cada vez que se denuncian las ofensivas mediáticas de la derecha, se logra caracterizar el comportamiento de un grupo, generalmente desestabilizador y golpista, al tiempo que se evidencian las mil y una debilidades con que los pueblos asisten a una batalla asimétrica y descomunal pero al mismo tiempo indispensable. Con las advertencias no alcanza. La guerra mediática es un escenario más de la lucha de clases que, también, reproduce todos los problemas generales en la guerra histórica por la emancipación de los pueblos. Es un escenario que evidencia agudamente las necesidades de programa revolucionario, de formación de cuadros, de liberación de los caudales y frentes expresivos y de transformación revolucionaria de los lenguajes. Pero es principalmente un escenario más de la guerra ideológica en la que se traba una lucha a muerte contra el modo burgués para la producción de símbolos.
Se trata de la guerra contra la ideología de la clase dominante y todas las maneras que esa clase ha ideado para someternos. Se trata de una guerra compleja y exigente que nos reclama un gran olfato para descubrir los escondites y las artimañas que, no pocas veces, ocurren también en nuestras propias cabezas y emociones. Se trata de una guerra en la que los combatientes están también contaminados por las armas del enemigo y en la que no pocas veces, conscientemente o no, los victimados se comportan como sus victimarios. Guerra terrible en la que, no pocas veces, el sometido opera al servicio del esclavista y se enorgullece por ello. Guerra cruenta en la que el oprimido porta los distintivos de clase de su opresor y siente semejante aberración como una conquista suya. Guerra, en fin, enlodada con miles de patologías burguesas que operan como armas tóxicas para desorientar, deprimir y debilitar a los pueblos. Guerra monstruosa, si se la mira bien, y que se exhibe en los mass media… “mañana tarde y noche”.
No nos alcanza con algunas leyes medianamente avanzadas, no nos alcanza con denuncias tolerablemente lúcidas, no nos alcanza la “buena voluntad”… no nos alcanzan las filantropías. La guerra contra la ideología de la clase dominante necesita un programa con principios y fines, muy claros y amplios, que debe incluir todos los frentes impuestos por la burguesía desde el plano de lo semántico, desde las agendas hasta cada uno de sus noticieros, anuncios publicitarios, periódicos, telenovelas y películas. Eso incluye su ética y su estética, su moral, su sentido del humor y sus religiones. No podemos pecar de ingenuos ni de complacientes.
Esta guerra nos obliga, entre mil tareas, a un combate minucioso y programático. Nos obliga a atender lo urgente con orden y con puntualidad pero eso implica método dialéctico y capacidad de movilización suficiente como para ver el todo en las partes y advertir los peligros en lo minúsculo tanto como en lo mayúsculo. ¿Exageramos? Esta guerra nos exige capacidad de diagnóstico y capacidad de acción en simultáneo. Capacidad de decodificar y capacidad de comunicar de manera creativa, veloz y sincronizada. Nos exige comprensión de lo inmediato y de lo local en simultáneo con lo general y con lo mundial. Nos exige trabajo en lo particular, es decir lo interpersonal y al mismo tiempo trabajo en redes internacionalistas igualmente habilitadas para derrotar a la ideología de los amos.
El odio de clase que sirve a la burguesía como inspiración y como “caballito de batalla” ideológica, ha servido también para que algunos sectores del proletariado, sin saberlo, odien al proletariado mismo. He ahí un peligro enorme. No hay tiempo que perder.

jueves, 16 de diciembre de 2010

FREAKYLEAKS





Los puntos débiles de WikiLeaks

Durante el fin de semana uno de mis artículos ha originado en la revista electrónica Izaronews un hilo de comentarios que para los tiempos que corren podemos considerar caudaloso. En vez de reproducir el artículo en esta bitácora, como suele ser mi costumbre, prefiero centrarme en la respuesta que dí a uno de mis amables comentaristas enumerando defectos en WikiLeaks, que pasan desapercibidos en un debate caracterizado por la polarización extrema entre partidarios y detractores de Julian Assange. En algunos medios he recibido insultos por criticar al polémico portavoz de la plataforma de revelaciones. Mi opinión es que, pese a las deficiencias del personaje, WikiLeaks tiene un gran valor en la lucha por los derechos civiles. No solo eso, también hace una aportación muy positiva a la forma de escribir la historia. En 1918 los soviets, triunfantes en Rusia, hicieron públicos todos los protocolos diplomáticos de la monarquía zarista, y el mundo descubrió que, pese a la luz eléctrica y el cine, aun se encontraba gobernado por políticos del siglo XIX. El CableGate de WikiLeaks nos revela que el mundo del siglo XXI continúa estando en manos de la paranoica y casposa diplomacia de la Guerra Fría.

WikiLeaks, como todo producto semielaborado, también tiene vicios, y con la intención no de llevar la contraria, sino de complementar el debate, quisiera hacer una breve lista de los mismos. No piensen que soy tan buen analista de riesgos. La relación está extraida de la revista alemana Chip:

  1. Neutralidad: hasta 2008 WikiLeaks mostraba una actitud de neutralidad casi completa. Fue a partir de este momento cuando Assange determinó que había que conceder prioridad a las informaciones con mayor potencial de repercusión mediática. En la actualidad resulta imposible diferenciar WikiLeaks de cualquier otro tabloide sensacionalista.
  2. Fuentes: obviamente WikiLeaks se ve obligado a proteger su anonimato. Pero, ¿existe una clasificación de fuentes? ¿Cómo sabemos que los informantes no siguen sus propias agendas ocultas y filtran solamente lo que a ellos les interesa.
  3. Financiación: WL necesita alrededor de 500.000 euros al año para mantener su actividad. Este dinero procede de donaciones voluntarias. Pero también ha habido intereses particulares que han pagado por revelar informaciones.
  4. WL como One Man Show: la plataforma está compuesta por 800 personas. Sin embargo solo vemos a Julian Assange y a los dos o tres que se han marchado para poner en marcha sus propios sitios de revelaciones. No se sabe quién decide qué documentos, en qué momento y tras cuáles operaciones de edición y tratamiento de texto se han de publicar.
  5. Gestión de errores: WL publicó informaciones equivocadas sobre presunto falseamiento de datos por parte de científicos que investigaban el calentamiento global. Como resultado de esto la reputación de los mismos se vio seriamente comprometida. WL no ha rectificado.
  6. Julian Assange: el hombre tras WL es el punto más débil de la organización. Tras los rocambolescos sucesos de Suecia, y a falta de explicaciones convincentes y diáfanas, el líder ahora intenta protegerse detrás de la plataforma, lo cual no contribuye precisamente al fortalecimiento moral de la causa.
  7. Disidentes y secuaces: Daniel Domscheit-Berg era portavoz y ahora está fuera. Se sabe muy poco no obstante de otros que bien luchan al lado de Assange o se han peleado con él debido al carácter vanidoso y autoritario del australiano.
  8. Contradicciones: los ataques contra los sitios a menudo resultaron ser accesos masivos. No hay una línea estratégica bien definida, sino que cada poco tiempo se está reinterpretando la misión del sitio. Algunas revelaciones exigen un grado de credibilidad más alto que el que el propio portal se ha ganado por sus propios méritos.
  9. Seguridad de los informadores: algunos de ellos no han podido sustraerse a las represalias al haber quedado vulnerado su anonimato. Como consecuencia de ello: carreras hundidas, gente en la cárcel y cosas peores.
  10. Transparencia: WL no se limita a divulgar sin más lo que recibe. Al margen de las necesarias medidas de precaución para proteger a las fuentes, los textos son sometidos a un trabajo de edición y comentario con arreglo a criterios que no se conocen.

Ninguna cadena es más fuerte que el más débil de sus eslabones. Un punto esencial en la argumentación de quienes defienden la figura de Julian Assange reside en que la moral de cada uno es asunto propio y no tiene que ver con su actividad pública. En realidad no resulta tan sencillo. La incompetencia moral se puede tolerar en un artista. En un hombre de negocios o un trabajador no tanto -nadie protesta contra esos empresarios que husmean en las redes sociales a la caza de deslices de sus empleados-, pero en el abanderado de una causa de interés público jamás. Esto no solo tiene que ver con los valores, sino también con la eficacia de las organizaciones, y en último grado con la diferencia entre victoria y derrota. Imaginen que el Mahatma Ghandi hubiera sido adicto al opio, o que fueran ciertas esas historias según las cuáles al Dr. Martin Luther King le gustaba llevarse las mujeres a la cama de dos en dos. La historia de la lucha por los derechos civiles habría sido distinta, y como resultado de ello, aunque parezca contradictorio, ahora viviríamos en un mundo más conservador y menos tolerante.

Asi que antes de dejarnos arrastrar por el papanatismo general, pensemos un momento en todo lo anterior y apliquémoslo al caso del controvertido chingueta australiano.

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jueves, 11 de noviembre de 2010

DEFORMACIÓN CAVERNARIA





En el 200 aniversario del Decreto IX de Libertad de Imprenta se solicitan cierres de emisoras y se premia a Vargas Llosa

La AIR pide más libertad para ellos
y prohibiciones para el resto


La Asamblea Internacional de Radiodifusión se ha reunido esta semana en la ciudad de San Fernando. Los actos más relevantes serán presididos por el vicepresidente Primero del Gobierno y ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba. Este veterano político hará entrega a Mario Vargas Llosa del premio a la Defensa de la Libertad de Expresión y de los Valores Humanos.

Esta distinción no se otorga de forma periódica. Hasta ahora, este organismo privado sólo la ha otorgado en dos ocasiones a personajes del mismo perfil que el intelectual liberal: en el año 2000 al Rey Don Juan Carlos en un acto que tuvo lugar en la Casa de América de Madrid y en el año 2002 al Papa Juan Pablo II en una gala que se celebró en Roma.

La asamblea general reclamó a países como Venezuela o Argentina que mejore sus instrumentos jurídicos para “reponer la garantía constitucional de la libertad de expresión”. Según las empresas reunidas, en el caso de Venezuela han observado “el cierre de 32 emisoras de radio y una estación de televisión”, el "acoso" a los dueños de canales de noticias y el "ataque constante a periodistas". De Argentina se denuncia la "permanente hostilidad del Gobierno en contra de medios privados".

La AIR emitió una resolución contra el Gobierno de Venezuela ante lo que considera un deterioro en la democracia y el Estado de Derecho. En esta resolución dice que tal deterioro se evidencia, entre otros factores, por “el cierre ilegal de emisoras de radio y televisión”, que “permanecen cerradas las 32 emisoras de radio clausuradas ilegalmente el 31 de julio del año 2009” y menciona “el cierre ilegal de la estación de televisión Radio Caracas Televisión desde el 27 de mayo de 2007”.

“El cierre ilegal de las 32 emisoras” y el “cierre ilegal de la estación de televisión Radio Caracas Televisión” que se denuncia se basa en un cierre tan ilegal que se ajusta a la Ley Orgánica de Telecomunicaciones de Venezuela.

Se revocaron las concesiones de 34 emisoras, de más de 800 que emiten a nivel nacional. Estas concesiones no se revocaron por motivos políticos, sino porque no cumplían con la Ley Orgánica de Telecomunicaciones. Algunas de ellas ni siquiera eran de la oposición al gobierno venezolano. Al aplicar la Ley Orgánica de Telecomunicaciones se inspeccionaron todas las emisoras de radio del país y algunas presentaban irregularidades. Tuvieron un plazo de varios meses para regularizar su situación y, finalmente, las que no cumplieron, se revocaron de conformidad con el artículo 7 de la LOTEL.

En el caso de RCTV, igual que otras 5 emisoras de televisión que emitían por cable, dispuso del tiempo suficiente para ajustarse a la Ley. Todas las emisoras cumplieron con estos requisitos para emitir por cable excepto RCTV que lo convirtió en un conflicto político y mediático.

Estas medidas son habituales en todos los países: las emisoras que no cumplen con la ley de telecomunicaciones se suspenden, acción totalmente legal y ajustada a derecho.

Estos hechos ya estaban suficientemente argumentados y aclarados, pero tenemos que explicarlos una y otra vez porque una y otra vez vuelven con la misma cantinela del “cierre ilegal”. Incluso se organizan Asambleas Internacionales, como la AIR, que emiten este tipo de resoluciones, poco serias e impresentables, avaladas por premios nobel y vicepresidentes de gobierno.

Sin embargo, esta misma asamblea ha solicitado al Gobierno español que “cierre más de 2.000 emisoras ilegales que existen en el país”, que, según el colectivo, causan "un importante perjuicio".

Por su parte, el premiado en esta ocasión, Vargas LLosa, se ha mostrado muy beligerante con la libre reproducción de sus obras literarias, al declarar recientemente que “No hay una decisión gubernamental de acabar con la piratería de los libros, Un gobierno que quiere acabar con la piratería puede hacerlo, ni siquiera en días, sino en horas. No hay una conciencia de que la piratería es algo malo”. También afirmó que “La piratería es un reflejo del caso nulo respecto a la legalidad que hay en muchos países. No hay la conciencia de que la piratería perjudica a los lectores, a los Estados, a los editores, a los libreros, a los distribuidores”.

El Decreto IX, de 10 de noviembre de 1810, de Libertad política de imprenta, establecía que “la facultad de los ciudadanos de publicar sus pensamientos e ideas políticas es, no sólo un freno a la arbitrariedad de los que gobiernan, sino un medio de ilustrar a la Nación en general, y el único camino para llevar al conocimiento de la verdadera opinión pública”. Sí repasamos su articulado podemos corroborar que entre las limitaciones de “libertad de imprenta” no se encontraban los llamados “derechos de propiedad intelectual”. De forma que, si siguiese vigente esa norma, podríamos reproducir los libros de Vargas Llosa.

En conclusión, un grupo de empresas "oligopólicas" se reúnen con motivo de un hito histórico de la libertad de expresión y aprovechan para pedir el cierre de sus competidores en España. También lanzan las andanas habituales contra Venezuela y Argentina, Estados progresistas donde hay procesos para democratizar el derecho a la libertad de expresión. Y por último, la asamblea premia a un personaje contrario a la libertad de imprenta.

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